Cargando...ZERO es aquello que precede a todo, o lo que permanece cuando todo ha cesado. Un origen y un umbral final a la vez. Fue la salida del cuerpo de mi madre y mi entrada a este mundo.
Mi boca es ese umbral donde las palabras intentan nacer. Mi garganta, mi estómago, resuenan con su fantasma. Aliento que arde como un fuego, anterior al lenguaje.
ZERO como un intento de capturar lo intangible, de esbozar el deseo humano de crear un mundo a través de la materia. Un gesto que tropieza en el borde mismo del significado, mostrando la imposibilidad de aferrar aquello que, como líquido, se escapa entre los dedos.
Concebida como una instalación, la pieza es una exploración poética donde el cuerpo es un lenguaje vivo y mutable, una superficie que se pliega sobre sí misma, desbordando sus significados.
El intérprete habita el espacio como un archivo fragmentario: un cuerpo lleno de vacíos, tensiones y deseos en proceso de reconfiguración. Un paisaje sensible como un organismo que piensa, escucha y se afecta a sí mismo. Este cuerpo coexiste con una constelación de objetos especulativos como vestigios de un tiempo no lineal. Memorias inscritas de un lenguaje extinto o uno por venir.
