Cargando...Una gota baja lenta por su frente. Delante se extiende la oscuridad y bajo sus pies sólo una ancha soga; debajo el vacío. A paso firme encara la marcha. Su equilibrio es muy bueno y su temple, firme. Su meta no es llegar al otro lado. Su mayor virtud y condena es tomarse el tiempo de mirar al vacío a la cara e intentar seguir, en ese intercambio asesino, caminando y contando a los gritos su visión. Un artista corre riesgos y goza de privilegios muchas veces en la misma medida, su cuerpo desafinado en busca de conexión navega con rumbo incierto. Nos sumergimos en la lucha final de un hombre, de un artista contra el vacío, no sin antes iluminarlo con su luz.
Iván Cerdán Bermúdez pone a Philip Seymour Hoffman en el centro de la escena, en sus últimos días de vida para descifrar su batalla final. ¿Cómo es posible que alguien que en apariencias tiene todo sienta que no tiene nada que lo ate a este mundo? ¿Es una parodia de la vida? ¿Cuántas dosis de fantasía son las necesarias para poder salir de esta realidad abrumadora?
En esta obra su protagonista tratará de descifrar los momentos previos a que se corten los lazos que amarran a este hombre a este mundo en el que muchas veces es tan arduo encontrar la frecuencia correcta.
Una pieza que habla del ser humano debajo de la estrella y de un actor que comprendió tan profundamente su protagónico en Muerte de un viajante de Arthur Miller, que le llevó a su propia muerte.
