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Una red de valientes mujeres contra el fascismo

«La pérdida de memoria personal y colectiva afecta a la capacidad de las personas para procesar y comprender su propia identidad»

Se estrena en Madrid, en el Teatro Lagrada (del 28 de abril al 7 de mayo), La verdadera identidad de Madame Duval, una obra de Antonio Miguel Morales, dirigida por Antoine Jean Julien Rouillard, que narra la historia de cómo Victoria Kent escapó de las garras del fascismo español y europeo gracias a toda una red de valientes mujeres.

El montaje es una producción de Ortzadar producciones, compañía formada por las actrices María Díaz y Nuria Alloza, que también protagonizan la obra. Ambas nos han contado cómo han puesto en pie este conmovedor viaje por los recuerdos de Kent.

 

¿Ha sido injusta la historia con Victoria Kent limitando sus logros a su oposición al voto femenino durante la II República?

Bueno, de hecho hay una frase en el texto que dice “la historia me juzgará” y es cierto que aquel acontecimiento fue tan histórico (y necesario), que todo lo demás que hizo a lo largo de su vida quedó de alguna manera eclipsado. Pero ella hizo muchas más cosas y también es una de las razones por las que queremos contar su historia. Durante el periodo que fue directora general de prisiones por ejemplo, introdujo reformas para humanizar el sistema penitenciario de toda España; mejorando la alimentación de los reclusos y retirando las cadenas y grilletes entre otras cosas. Una mujer con unos ideales de libertad, igualdad y justicia social que marcaron su vida y la de la gente que la acompañó.

La historia de Victoria Kent merece un rescate como se dice en el libro de Carmen de la Guardia Victoria Kent y Louise Crane en Nueva York, un exilio compartido. Un libro muy recomendable para conocerla mejor, porque ella fue muchas veces la primera.

 

¿Cómo llegáis al texto de Antonio Miguel Morales?

Siempre contamos que fue el texto el que nos encontró a nosotras. Llevábamos tiempo queriendo hacer una obra de teatro juntas, hasta que una tarde decidimos quedar para hacer tormenta de ideas y ver dónde podíamos encontrar un texto que nos gustase. Hicimos una primera búsqueda, para probar, a través de la web Contexto Teatral, sabiendo que nos llevaría bastante tiempo leer las obras, una por una hasta dar con una que nos encajase. Empezamos a leer por la primera que nos salió en la lista con las preferencias que buscamos, La verdadera identidad de Madame Duval. Y hasta ahora. Nos enamoró desde la primera línea. Añadir también que su autor, Antonio Miguel Morales ha sido clave en todo el proceso, gracias a su predisposición e implicación desde el primer momento que contactamos con él. Ha sido una suerte encontrarle.

 

¿Qué es lo que más os ha impresionado cuando habéis ahondado en este grupo de mujeres que ayudó a Kent en su exilio?

Que no dudaron en poner sus vidas en peligro por ayudar a una compañera; les pone nombre y da voz a cada una de ellas: mujeres que no disparaban fusiles ni ponían bombas; mujeres cuya lucha consistió en apoyarse las unas a las otras durante uno de los períodos más negros de la historia reciente. Crearon una red indestructible de apoyo y solidaridad. Adéle de Blonay, Victoria Ocampo, Gabriela Mistral, Nancy MacDonald, Marianne Moore, Elizabeth Bishop o Silvia Marlowe, son nombres que nos inspiran.

Nos impactó cómo la historia ha silenciado a todas estas mujeres, a ellas y a muchas más, que a día de hoy, siguen siendo grandes desconocidas, aunque afortunadamente, cada vez menos.

 

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La obra recorre diferentes momentos de la vida de Victoria, algunos sólo de palabra y otros cobran vida en escena. ¿Cuáles son esos momentos y qué cuadro pretenden mostrar sobre ella?

Esta sucesión de fragmentos de memoria nos presenta a una victoria Kent en su apogeo, líder del progreso. No asistimos, por ejemplo, a sus célebres controversias con Clara Campoamor en torno al sufragio femenino, ni a sus discursos y mítines, ni a su actividad regeneradora como Directora de Prisiones… No. Desde su casa en Nueva York, tranquila y sosegada, rememora aquellos tiempos duros de miedo, de necesidad, de impotencia… Y el apoyo, la complicidad, el auxilio que encontró en personas incluso desconocidas, que le permitieron poder sobrevivir, si bien no todas aquellas que le socorrieron disfrutaron de la misma suerte.

 

¿Diríais que es la sororidad y amistad entre mujeres uno de los puntales de la obra?

Por supuesto. Como dice Antonio Miguel Morales Montoro, el autor de la obra, creemos que de una manera muy bella: “las protagonistas de esta historia son mujeres que irradian ternura y fortaleza, que se aferran para sobrevivir al arte, a la música, a la política, a las relaciones humanas, y que sin saberlo se convierten en espejo de nuestra contemporaneidad, que ve en ellas la manera de salir del encierro cotidiano, del dolor cotidiano, de la tristeza cotidiana, y de aferrarse a la alegría, al amor, a la amistad y a la rebeldía como único mecanismo posible de supervivencia”.

 

También se abordan otras cuestiones como el amor, la resistencia o la realidad que acompaña una enfermedad como el Alzheimer. ¿Qué tono habéis querido dar al montaje para poder acoger todas estas cuestiones? 

Esta es una de las maravillas de este texto, y es todas las cuestiones que aborda y que se entrelazan entre sí. Hablamos de amor entre mujeres, de la resistencia, de lucha, de amistad, de silencio, de hermandad, de muerte, de Alzheimer… Al tratarse de temas tan delicados, desde el principio coincidimos en que el tono del montaje debía ser cuidadosamente considerado, para que cada trama fuese tratada con el nivel de seriedad y sensibilidad necesario. De ahí que el resultado final sea un montaje serio, respetuoso, buscando que el público se emocione y reflexione, con algún toque más ligero, pero siempre intentando abordar cada tema con el respeto que merece.

 

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Hay un paralelismo latente entre el olvido como parte de la enfermedad y el de la historia con ciertos pasajes y personas silenciadas, ¿no? 

Sin duda este paralelismo está latente. La obra muestra cómo la pérdida de memoria personal y colectiva afecta a la capacidad de las personas para procesar y comprender su propia identidad, y la historia de su comunidad. Como dice nuestra protagonista, a la memoria siempre le viene bien recordar la historia. Por eso, para que la que fue su pareja durante más de 30 años, Louise Crane, aquejada de Alzheimer, no olvide, ella se encargará de contarle una y otra vez si es necesario, su historia, La verdadera identidad de Madame Duval.

 

¿Qué sería de los que hemos venido detrás sin mujeres como las que retrata la obra? Y más específicamente, en el caso de las mujeres, ¿qué suponen sus logros y su lucha?

Mujeres y hombres que nos inspiren es lo que necesitamos. Mujeres que dejan en su legado ideales como la justicia, la paz y la libertad muestran que juntos podemos lograr muchas más cosas que separados.

Es importante honrar todo lo que han hecho las personas que han llegado antes que nosotras. Gracias a ellas, hoy disponemos de ciertos derechos y libertades que cuando ellas vivieron eran impensables. Al final, nos han regalado un mundo mejor. Y por ello, tenemos que seguir luchando por conservarlo y seguir mejorándolo. Si recordamos el pasado, si sabemos qué ha pasado en la historia, si las recordamos a ellas, miraremos al futuro con esperanza.

 

¿Y la lucha continúa?

Por supuesto que sí, la lucha por la igualdad de género y todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres sigue siendo muy necesaria en la actualidad. A pesar de los avances logrados en las últimas décadas por las mujeres que han luchado para conseguir estos derechos y que son una inspiración para seguir adelante en esta lucha. Al honrar su lucha podemos seguir avanzando hacia una sociedad más justa e igualitaria para todas las personas.

 

¿De dónde creéis que sacaban la fuerza y la valentía para hacer lo que hicieron?

Eran mujeres muy avanzadas para su época. Vivieron una época en la que se produjeron acontecimientos de gran repercusión, momentos intensos, decisivos, dramáticos; tiempos de cambios. Seguramente miraban al futuro con optimismo. También supongo que cuando te encuentras en situaciones tan críticas, como puede ser un exilio, un campo de concentración, pensar en tus seres queridos y en el futuro que les espera te saca fuerzas de lugares insospechados.

 

¿Se aprendería más y mejor de nuestra historia enseñando en colegios e institutos montajes como éste en vez de tantos datos y textos sin rostro ni alma?

La experiencia emocional y sensorial que el teatro les puede proporcionar a los estudiantes es innegable. Y creemos que les acercaría a situaciones que sentirían en su piel, pudiendo mirarlas a los ojos. Despertando su interés. Acercándoles a un momento histórico que les puede parecer muy lejano, con políticas conservadoras y regímenes autoritarios, pero que tristemente a día de hoy siguen latentes.

Montajes como este, con los que puedan conectar con los personajes, sus historias y el contexto histórico en un nivel más profundo y personal.

 

Ya mayor, en Nueva York, ¿diríais que Victoria se arrepentía de algo de lo hecho en su vida?

Suponemos que se arrepentiría de ciertas cosas al igual que cualquiera de nosotros; cuando vemos las cosas que ya han pasado es más fácil creer que tenemos la pócima secreta para hacer lo correcto… Pero si te refieres a su decisión sobre el voto femenino, no creemos que se arrepintiera porque en su momento creía que era lo mejor según su moral. Ella y Clara Campoamor eran más parecidas de lo que la gente piensa.

 

¿Podéis avanzarnos algo de cómo va a ser la puesta en escena. Sí sabemos que la historia muestra diferentes espacios y varios personajes, aun siendo vosotras sólo dos…

Desde su apartamento neoyorkino, Victoria relata a Louise, que es su compañera sentimental y vital y tiene Alzheimer, ciertos episodios de su experiencia en el exilio. Se utilizan determinados recuerdos en flash-back, donde los demás personajes aparecen. Como son ellas dos las que están allí, pensamos que podríamos jugar a que son ellas mismas las que se cuentan la historia , con el fin de no olvidar. Con ellas nos trasladaremos a un París ocupado por los nazis, donde acompañaremos a Victoria a lo largo de sus 4 años de exilio y conoceremos a Neus, a Adèle y a Carmela. Integrantes de esa red de amistad inquebrantable que construyeron y gracias a la que Victoria pudo sobrevivir después de esos años en cautiverio.

 

 

Una historia de mujeres interpretada y producida por mujeres. ¿Cuál es la aportación del director Antoine Jean Julien Rouillard a este universo?

Él y todo lo que trae con él… sus vivencias, su manera de entender el mundo, su delicadeza y a la vez fuerza, y esa manera especial de percibir todo. Antoine es francés y su familia ha conocido toda la época en la que Victoria estuvo exiliada en Paris. Su sensibilidad a la hora de hablar sobre el exterminio, sobre la pérdida de identidad, sobre el olvido… ha hecho que el texto tenga vida y que nosotras hayamos podido acercarnos un poco más a toda esa etapa de la historia. Dándonos referencias visuales y musicales para hacer más rica aún la puesta en escena. Un placer y una suerte haber podido trabajar con él. Ha sido un regalo tenerlo en el proceso de creación.

 

Primera producción de vuestra compañía Ortzadar Producciones, ¿qué os ha movido a dar el paso de montar una compañía? ¿Esta obra ejemplifica el tipo de trabajos que queréis llevar a escena?

Queríamos tener un espacio en el que dar lugar a historias que nos tocan y nos mueven para compartirlas. Nuestro deseo es crear un espacio de creación interdisciplinar donde aparecerá otra de nuestras pasiones junto con el teatro: el cine.

Estamos comprometidas con valores como la libertad, el respeto y el trabajo en equipo. Y con este primer montaje estamos descubriéndonos y poniendo las bases del universo que queremos crear juntas.

 

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