¿Qué se te pasó por la cabeza cuando te propusieron hacer este papel?
Que me moría de miedo, pero que no podía no hacerlo. Por mí, por todas las mujeres que vinieron antes que yo, y por las que vendrán después.
¿Tuviste que hacer casting?
No, Fisher me llamó directamente porque me había visto en varios montajes que había hecho yo en Madrid.
¿Cómo te metiste en el personaje de Tessa?
Principalmente, entendiendo el texto, que es lo que hago siempre. Leyéndolo mil veces, ensayando de una manera bastante intensa con Fisher, el director, y con Rómulo (el ayudante de Dirección). Me han ayudado mucho porque en un proceso de un monólogo es muy importante poder compartir cómo te sientes con alguien. Como aquí no hay otros actores, en este caso lo he podido hacer con ellos. También he visto muchas películas y series dónde se explica el sistema legal británico.
Tengo la impresión de que es un personaje con muchos registros: cuando está en su entorno laboral es un tiburón, con su familia una persona cariñosa y como víctima se muestra vulnerable, ¿qué dificultades afrontaste a la hora de interpretarlo?
Tuve que tener mucha paciencia. En este proceso he entendido que no puedo pedirme todo el primer día. Como tú dices, es algo muy complejo y lo he ido asimilando poco a poco. De hecho, me pregunto si cuando termine las funciones en el Canal habré conseguido tenerlo del todo.
¿En cuál de estos tres registros hay más de ti?
En todos. Todos somos todas esas cosas mezcladas. Quizás el menos cómodo para mi es la vulnerabilidad, porque no siempre te apetece mostrarla.
He leído que Jodie Comer la actriz que interpretó a Tessa en el West Est londinense, contactó con abogados expertos en la materia, en tu caso ¿recurriste a algún tipo de asesoramiento?
He hablado por mail con un abogado de Londres, sí. También he hablado con un abogado de nuestro país, pero la justicia es tan diferente en los dos sitios, que me ha servido más para entender la motivación de querer dedicarte a esto.
¿Puedes contarnos cómo te está transformando este papel?
Es duro porque la vivencia del personaje es muy traumática y es muy difícil que a tu cuerpo no se le queden esas sensaciones dentro. Como digo siempre, mi cuerpo no sabe que soy actriz y que todo eso que vivo es mentira.
Aunque la obra es un monólogo, no sólo hablas encarnando a tu personaje sino a todas las líneas de diálogo que hay alrededor, ¿cómo abordaste este reto?
También con paciencia y con tranquilidad. Hemos intentado no caracterizar a los personajes, no hacerlos clichés. Quiero que la gente reconozca los diferentes personajes sin que yo necesite cambiar mi cuerpo.
¿Qué legitimidad tienen para ti las reglas de nuestro sistema judicial que se esmeran en anular la ausencia de consentimiento de las víctimas de agresiones sexuales?
Voy a usar palabras de Simone de Beauvoir para contestarte: “No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida”.
¿Qué crees que falla en nuestra sociedad para que haya hombres que no se cuestionen a sí mismos a la hora de relacionarse con las mujeres y se dé todo por sentado sin contar con nuestro consentimiento?
La educación, el patriarcado, el machismo, el porno patriarcal… Tenemos que empezar por la educación.
En este caso, al ser un tema que nos atraviesa tanto a las mujeres, ¿te está costando dejar al personaje en el teatro (o en los ensayos) o te lo llevas a casa?
Como te he dicho antes, es un poco complicado no llevarse cosas a casa. Espero poco a poco, a medida que me vaya acostumbrando a hacer la función, poder desapegarme un poco más.
En una sociedad tan polarizada, ¿qué impacto crees que puede tener una obra como esta en estos momentos en la que nuestros relatos están siendo muy cuestionados?
Yo me conformo con que acompañe a las mujeres que en algún momento, como Tessa, se han sentido rotas.
La autora resalta en este texto cuánto fallan los sistemas de justicia británicos y estadounidenses a las mujeres que son víctimas de abusos sexuales. Siendo sistemas judiciales muy diferentes ¿crees que el conflicto que plantea la obra es universal?
Sí.
¿Puedes contarnos si se ha hecho algún tipo de adaptación respecto al tema legal?
No, la obra se ha mantenido tal cual es en Londres, hablando del sistema legal de allí.
¿Qué has aprendido trabajando a las órdenes del director Juan Carlos Fisher?
Es un gran director con una sensibilidad muy especial. Nos hemos entendido muy bien. He aprendido a darme tiempo y a usar la imaginación para generar atención en el espectador.
Si pudieras escoger, ¿qué tipo de público te gustaría que viniera a ver la función y por qué?
De todo tipo, cuanto más mejor.
En la serie Antidisturbios interpretabas a una inspectora de asuntos internos de la policía y aquí a una abogada defensora de agresores sexuales, puestos a elegir, ¿prefieres supervisar que todo esté en orden o te consideras más abogada de pleitos pobres?
Creo que en mi vida real no elegiría ninguna de las dos profesiones, a pesar de la admiración que me generan.
¿Qué profesión ‘normativa’ habrías tenido de no haber sido actriz?
Psicóloga. Creo que también hubiera podido entender el comportamiento humano y ser más tolerante, que es lo que consigo siendo actriz.
Toda la cartelera de obras de teatro de Madrid aquí
