Una relación poco convencional

Eva Hache: "Nos acostumbramos mucho a la mentira, tanto que al final nos la terminamos creyendo"

Nunca he estado en Dublín, una comedia de Markos Goikolea dirigida por Mireia Gabilondo, puede verse en el Teatro Pavón hasta el 27 de abril. Protagonizada por Eva Hache, Carolina Rubio, Iñigo Aranburu e Iñigo Azpitarte, nos hará cuestionarnos cómo de tolerantes y empáticos somos con las realidades distintas a la nuestra.

Eva Hache, actriz y uno de los rostros de la comedia más característicos de nuestro país, profundiza con nosotros en el título mientras nos descubre la inspiración que la hizo convertirse en la artista que es hoy.

Fotografías: Javier Naval.

Habéis estrenado Nunca he estado en Dublín en el Teatro Pavón. ¿Cómo ha sido esta vuelta a los escenarios para hacer reír desde el teatro en vez de desde los maravillosos monólogos a los que tienes acostumbrados?

Pues la verdad que es un placer encontrarte con tu compañía dentro del escenario, porque hacer monólogos es estupendo, pero este otro trabajo es muy satisfactorio, muy divertido. Además, hago un personaje que tiene poco que ver conmigo. Al final, siempre que hago teatro me parece vivir durante un rato otra vida diferente. Eso relaja un montón y, según está el mundo, pues hay una hora y media al día en la que no hace falta pensar en nada más.

 

Dos de los temas principales de este título son la aceptación y la familia. ¿Crees que el entorno familiar es donde más o donde menos nos mostramos como somos?

Yo creo que la frase “donde hay confianza, da asco” es absolutamente cierta. Durante la hora y media larga que dura la función, en esta cena de Nochebuena a tiempo real, se demuestra que esta familia es una familia completamente normal, que se trata bien y se trata mal, que se quiere, pero no se nota, y está dispuesta a veces a tragarse sapos y culebras para que los otros les quieran.

 

¿Por qué es tan especial esta cena para tu familia ficticia?

Nuestra hija se fue de casa hace 3 años porque la sacamos del armario a rastras. Lo llevó tan mal que desapareció de nuestras vidas y hoy, gracias a nuestro hijo, vuelve y lo hace con su novia. Nosotros estamos dispuestos a aceptar a cualquiera por recuperar su cariño y por recuperarla a ella, pero, desde luego, con lo que nos encontramos va a ser muy difícil de aceptar.

 

Escena de Nunca he estado en Dublín con Iñigo Azpitarte, Eva Hache, Iñigo Aranburu y Carolina Rubio (de izda. a dcha.)

 

Y, ¿crees que la sorpresa que os da Elena es una especie de llamada de atención a sus padres o no tiene nada que ver?

Yo creo que sí. Está forzando muchísimo la máquina. Nosotros nos portamos muy mal con ella y yo creo que está dispuesta a llevarnos al límite para ver si de verdad la queremos.

 

El Principito decía que ‘lo esencial es invisible a los ojos’. ¿Crees que pasamos por encima de cosas que deberían ser esenciales’?

Sí. Nos acostumbramos mucho a la mentira, tanto que al final nos la terminamos creyendo y, en cambio, hay muchas cosas que son mucho más obvias y, puede que por su sencillez, las pasamos por alto cuando eso sería lo que nos haría vivir de una manera más sencilla.

 

¿Cómo ha sido tener como compañera a Carolina Rubio, con quien ya habías trabajado (pero como directora) en el largometraje Un mal día lo tiene cualquiera?

¡Un gusto! Carolina me encanta y el hecho de que en la ficción sea mi hija… me parece que ya venía con el trabajo medio hecho porque ser directora es un poco como ser madre de todos, así que la relación materno-filial estaba medio trabajada.

Fotografía: Javier Naval.

 

Has logrado posicionarte como una de las mejores cómicas de nuestro país, siendo todo un ejemplo para otras mujeres y nuevas generaciones. ¿Cómo abrirse paso en una profesión mayoritariamente ocupada por hombres y qué consejo darías a las nuevas generaciones de cómicas?

Que se olviden de que son mujeres. No hay ninguna diferencia, la diferencia la ha puesto el patriarcado. Yo, por ejemplo, creo que si estoy donde estoy es porque nunca pensé que era una mujer en un mundo de hombres, sino porque era una comediante, que es algo que no tiene género. La clave es hacer reír, ser generosa y que pienses que lo importante es el público.

 

Eres la reina de la comedia, pero, como actriz, ¿echas de menos hacer drama?

Siempre está esta cosa como si hacer drama fuera más importante que hacer comedia, parece que se respeta más que una actriz te haga pasar mal rato, pero a mí, sinceramente, cada vez me hace menos falta. Hay una especie de idea como si sufriéramos Diógenes y tuviéramos que coleccionar absolutamente todos los papeles y todos los géneros. A mí me va bien como estoy. Si alguien quiere que haga drama, dependerá de si la historia es buena o me interesa, pero no voy a hacer drama por hacerlo.

 

¿Cuáles son tus referentes?

Dentro de la comedia española siempre me he fijado mucho en las mujeres, desde las actrices que había cuando yo era pequeña, como Gracita Morales, Rafaela Aparicio, Mary Santpere, las hermanas Hurtado o Rosa María Sardá, a la Machi o Las Virtudes. Hay tantas y tan buenas que todas ellas no solo me han inspirado, sino que me han enseñado la posibilidad de que yo pudiera dedicarme a lo que me dedico.

 

¿Qué es lo que más te hace reír a ti?

¡Cualquier chorrada! Todo me hace mucha gracia. Me hace reír la vida en general. Hay que reírse para no llorar también muchas veces, pero en general creo que la vida nos da mucha, mucha comedia.

 

Toda la cartelera de obras de teatro de Madrid aquí

Comparte este post