Ana Scannapieco es actriz, dramaturga y directora argentina llega a La Mirador con una versión de Como si fuera esta noche, el reconocido texto de Gracia Morales protagonizado por Piedad Montero y Estrella Zapatero.
Una obra con una enorme carga poética en la que dos mujeres, madre e hija, conviven mágicamente en un mismo espacio temporal para hablarnos de cómo han sufrido en sus carnes la violencia machista.
Como si fuera esta noche podrá verse del 24 al 27 de abril en la Sala Mirador.
Ana, ¿de dónde viene tu amor por las Artes escénicas?
De chica, siempre me fascinó ir al teatro. No podía poner en palabras qué era lo que me atraía tanto, yo creo que era todo. Si bien nunca dije “quiero ser actriz”, sí fui una lectora desaforada gracias a la biblioteca de mi madre y sus consejos literarios. Cuando empecé teatro a los 16 años y tuvimos nuestra primera muestra a fin de año, sentí que arriba del escenario me pasaban cosas que nunca antes me habían pasado. Y, desde ese momento, el disfrute y el amor por las Artes Escénicas fue total.
Te formas con Claudio Tolcachir en la mítica Timbre 4. ¿Qué fue lo más importante que aprendiste allí?
Yo con Claudio empecé tomando clases en un lugar chiquito, que también era su casa, en el año 2007. Yo tenía 16 y él 20. Él me enseñó todo, fue y es mi maestro, crecimos juntos. Nos mudamos con el taller dos veces hasta que desembocamos en Timbre 4 que en ese momento era la casa de Claudio y de a poco fuimos construyendo la sala del fondo. Era un lugar que Claudio brindaba generosamente, abría las puertas para hacer lo que más nos gustaba. Luego de siete años de estar formándome con él y ser su asistente, me convocó para estrenar Jamón del diablo y, con esa excusa, construimos lo que ahora es Timbre 4. Compramos los barrales de la parrilla de luces, pintamos las paredes… Fue una época hermosa, inolvidable. Éramos para mucha gente unos locos que se encontraban a las 11 de la noche a ensayar o pintar un tacho de luz o hacer las dos cosas al mismo tiempo.
Yo ahí aprendí todo sobre el teatro, el compañerismo, la pasión, las ganas irrefrenables, el compromiso, la disciplina, la cultura del trabajo más allá del resultado o el rédito económico.
¿Sientes que el sello de Timbre 4 que llevas en tu currículum hace que la gente te mire de una forma especial? ¿Sirve de salvoconducto, al menos de primeras?
Timbre 4 hoy es un referente de la escena teatral y eso me llena de orgullo. Fue y es mi casa. No lo siento como un salvoconducto pero sí es un sello porque es parte de mi historia. Haber pertenecido a ese grupo fundacional de ese espacio, haber compartido tantas horas con Claudio y con todo el grupo de Timbre me dejó experiencias y enseñanzas que las sigo poniendo en práctica hoy.

En abril te podremos ver por aquí en La Sala Mirador. Creo que fue una de las actrices, Piedad Montero, la que te recomendó leer Como si fuera esta noche. ¿Recuerdas lo que sentiste al leerlo?
Sí, fue Piedad la que me habló del libro, y ya en la primera lectura la obra me pareció muy atrapante, tenía un montón de imágenes y un vínculo particular entre madre e hija con una perspectiva muy humana. Todo eso me cautivó muchísimo.
¿Tras esa primera lectura ya tuviste claro que había que poner en marcha vuestra propia versión teatral?
Sí, no tuve dudas de que el material era muy necesario y que era una manera de presentarlo que se corría del lugar común. Ese rasgo de la dramaturgia me encantó.
¿Cómo de fácil o difícil es conseguir los derechos de una obra así? Siendo una autora contemporánea.
La verdad es que nos ayudó mucho poder acceder a ella de manera personal. No sé cómo hubiese sido hacerlo de otra manera. Acá en Argentina el tema de los derechos es complejo y nos ha pasado con otras obras que se trabe el trámite por cuestiones burocráticas. Por suerte, Piedad tenía su contacto y eso simplificó la cuestión.
¿De qué forma has intervenido en el texto? ¿Cómo ha sido tu labor de dirección?
La verdad es que no toqué el texto porque me parecía una estructura dramática impecable. El trabajo de dirección pasó más por la construcción del vínculo entre las actrices, las decisiones para contar el presente y el pasado y la creación de un universo íntimo y particular.
¿Cómo ha sido el trabajo con Piedad y Estrella? ¿Por dónde les has hecho transitar para que se metieran en sus personajes?
Fue muy placentero trabajar con dos actrices tan entregadas y sensibles. Comenzamos con muchos ejercicios de contacto, de confianza. Enseguida empezó a aparecer un vínculo entre ellas que fue la materia prima para comenzar a trabajar.
¿Cómo ha sido la puesta en escena que habéis elaborado?
Nos enfocamos en hacer una puesta en escena que privilegie el trabajo de las actrices, poder meternos en sus miradas y su comunicación.
¿El hecho de contar con una escenografía minimalista es para darle todo el valor a la palabra y a la interpretación?
Si, queríamos que el acento esté en esa sensibilidad que une a las actrices. Me interesa trabajar con las imágenes que van creando los actores. Y como teníamos la intención de girar con la obra, elegimos también un dispositivo escénico que nos permita moverla sencillamente.
¿Cuáles son los temas principales que se abordan en Como si fuera esta noche?
El vínculo entre una madre y una hija, la violencia ocultada dentro del seno familiar, los vicios y excesos y sus consecuencias. En este contexto donde se está intentando visibilizar los feminicidios, la obra se corre del lugar común sin dejar de dar una mirada muy potente sobre el tema.
La obra ha sido aclamada por su enfoque sensible y profundo en torno a la pérdida. ¿Cuál es esa manera de abordarlo?
Para mí la manera de abordarlo es darles a las actrices ese espacio para que puedan apropiarse de ese universo y habitarlo con todas sus contradicciones. No juzgar y tratar de comprender por qué cada personaje hace lo que hace.

¿La forma en que las personas procesan el dolor y los recuerdos es clave para poder avanzar y tratar de tener una vida plena?
Yo creo que sí. Todo se puede tomar como una oportunidad para crecer espiritualmente.
¿Es posible sanar todas las heridas?
Yo creo que depende mucho de cada persona y cada contexto. Las heridas muchas veces sanan, pero las marcas quedan y el desafío es seguir trabajando sobre esas marcas. Poder dar respuestas distintas que nos acerquen más a lo que sentimos y necesitamos.
Aún resuenan las voces de las mujeres en el pasado 8M. Pocos movimientos pueden convocar a tantas personas en las calles actualmente. ¿Esta fuerza que lucha por la igualdad ya es imparable?
Yo espero que sí, que la voz de las mujeres y de todas las víctimas silenciosas se escuchen cada vez más fuerte.
Argentina fue pionera en estos movimientos gracias a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. ¿Notas avances en tu país en relación a leyes que promulgan la igualdad y la protección de las mujeres?
Tuvimos en ese aspecto una fuerza en muchos movimientos que se encargan de defender la memoria, la verdad y la justicia. Hoy en día, estamos en un contexto difícil, donde todos esos lugares están siendo vaciados y las políticas públicas miran para otro lado. Si bien confío en la fortaleza de esos movimientos, nunca sentí tan poco interés por parte del Estado en defender esos espacios.
¿Como si fuera esta noche es una obra que invita a apostar por la vida?
Yo creo que sí. Es resignificar lo doloroso y transformarlo en algo sanador.
¿Cómo te hace sentir trabajar en una sala como La Mirador? Con la historia que tiene detrás.
La verdad es que es una emoción muy grande. Un honor y un placer estar rodeada de gente que comulga con tus ideales y que siente el mismo amor al teatro.