Por Álvaro Vicente / @AlvaroMajer
Fotos: ©RESAD
“Una acción maravillosa que ejemplifica nuestra gestión al frente de la RESAD”. Así habla Pablo Iglesias Simón, director de la Real Escuela Superior de Arte Dramático desde el año pasado, de la construcción de esta plaza y auditorio al aire libre, el Olimpo de la RESAD, así lo han bautizado, y que quedaba oficialmente inaugurado el pasado 24 de octubre con el acto de apertura de curso en el que volvieron a coincidir los representantes de los centros de enseñanzas artísticas superiores dependientes de la Comunidad de Madrid (arte dramático, música, canto, danza, diseño, y conservación y restauración).
Revalorizar un terreno baldío
Al lado del edificio rojo de la RESAD había un descampado oculto entre los árboles, inutilizado, que era la escombrera donde fue a parar toda la tierra que extrajeron para levantar el edificio de la escuela en su día. A esa montañita los propios estudiantes ya la llamaban antes el Olimpo, porque desde allí hay unas vistas espectaculares de toda la zona sureste de Madrid. Un lugar con unas vistas muy bonitas, pero un lugar abandonado, al fin y al cabo. “Nos planteamos cómo recuperar ese espacio -relata Pablo Iglesias Simón-, pero había que hacerlo con un presupuesto de risa, aprovechando los sobrantes de partidas diversas de un presupuesto total, que no es pequeño, pero que se va casi todo en la actividad propia de la escuela y en los suministros de un edificio de más de 10.000 metros cuadrados con dos teatros a pleno funcionamiento. Hubo que echarle imaginación. Lo que hicimos fue contactar con varios estudios de arquitectos y explicarles la idea que teníamos de abrir la RESAD al exterior, no solo abrir la institución a la gente del exterior, sino literalmente abrir el edificio y que fueran vivibles y disfrutables sus espacios exteriores. Y finalmente lo hicimos a través de un proceso totalmente participativo. Elegimos el proyecto más atractivo de los que presentaron los arquitectos (el de Enorme Studio concretamente) y guiados por ellos comenzamos con la fase de co-diseño del espacio. Pensamos, dada la pendiente del terreno, en un el teatro griego, en primer lugar. Pero, luego le dimos más vueltas y se nos ocurrió convertirlo en un teatro reversible, de modo que si el público se coloca en el escenario, la grada sea irregular y genere una suerte de escenario estilo Adolphe Appia, donde se pueda jugar también con el plano vertical. Este fue el proyecto inicial”.
La ejecución
Estudiantes, docentes y personal de administración y servicios se volcaron en la construcción de este espacio al aire libre, a media camino entre una plaza para el encuentro y un espacio de representación al aire libre innovador. A través de cadenas humanas se colocaron unos 7.000 bloques de hormigón, de 12,5 kg cada uno, en un agujero que hizo una excavadora. Incluso se apuntaron vecinos de la zona, amigos, familiares, porque este espacio tiene vocación de apertura real, no es solo un espacio más de la escuela, es un espacio para Madrid. El graderío se acabó en 4 días, poniendo piedra sobre piedra y rellenando de arena del propio terreno. Luego llegó el escenario, una estructura metálica diseñada por los arquitectos que vino ya montada. Una vez implantada, se hizo un taller abierto para colocar la madera, atornillarla y finalmente montar el bosque de banderas rojas, pensado tanto para decorar como para dar sombra. Todo el proceso concluido en tan solo 7 días gracias a la participación desinteresada de más de cincuenta personas. Y finalmente vino el césped, instalado por la Asociación Entorno Tierra, obteniendo como resultado el increíble aspecto que veis en la foto final de la secuencia de aquí abajo. “Este proyecto tiene que ver con algo que creo que es importante de una gestión al frente de una institución pública: abrirla para que la gente la piense, la disfrute, la haga y la sienta como propia. Pensando en lo que compartes con tu presente y lo que regalas al futuro y ya se queda para siempre”, concluye Pablo Iglesias Simón.