Por Ka Penichet
Foto portada: Juan Vinuesa, © Jean Pierre Ledos
Las semillas sembradas en la pasada edición del #SurgeMadrid siguen germinando propuestas de cara a esta nueva temporada. Tus otros hijos no te olvidan regresa al Teatro del Barrio este mes de octubre. Juan Vinuesa, al que estamos acostumbrados a verlo sobre las tablas, se estrena como autor de este ‘pseudo monólogo’ poético con toques de realismo mágico. Defiende el texto Rafa Núñez acompañado, en algunos momentos en escena, con pequeñas pero contundentes intervenciones de Zaira Montes que demuestra una innata versatilidad para aportar una atmósfera diferente en cada aparición.
La química se desparrama en escena y durante el encuentro que tuvimos en una cafetería para departir sobre una función que sacude conciencias sobre las relaciones humanas.
¿Cómo se reúne este equipo para montar esta función?
Juan: Coincidí con Rafa hace un año en el Teatro María Guerrero en La rebelión de los hijos que nunca tuvimos, donde le comenté un proyecto que había nacido en un taller con Laila Ripoll y él introdujo la idea de meter otro personaje para darle agilidad al texto. En ese aquí y ahora entra Zaira. Por suerte, pude contar con las primeras personas que había pensado.
Y ustedes aceptaron la propuesta de Juan a la primera…
Rafa: Sí, sí, ya ves. Cuando coincidimos trabajando en el CDN y me di cuenta que encajaba muy bien con Juan por el humor que tiene, las tonterías que dice, las locuras que hace…empieza a contarme su vida y entonces, surgió una amistad que en otros montajes pasa pero de otra manera.
Confirmamos que Juan es un loco…
Rafa: Juan está pirado (risas).
Zaira: A mí me pasó que a Juan lo conozco hace mogollón de años y es un amigo íntimo pero nunca, nunca, nunca habíamos trabajado juntos. Así que cuando me pasó el texto yo contaba con que iba a tener esa cosa disparatada y de humor absurdo pero lo que no me esperaba fue encontrarme ese planteamiento filosófico y esa profundidad.
Juan: A mí me gusta mucho investigar la escena, me gusta mucho el trabajo de la dirección de actores por un tema de vida, por el tema de mi trabajo de profesor en William Layton, me gustan los actores primitivos, es decir, que de repente, en su casa hacen un gran trabajo intelectual y racional de estudio, que tienen mucha disciplina para que luego el escenario tenga un lugar de peligrosidad. Es esa cosa que decía Koltés de que el escenario los remueve porque allí lo dan todo. No me gustan utilizar tópicos pero estos dos actores son unos animales escénicos. Dejan el pudor en casa y la obra crece en cada función. Para mí es un gusto porque la estamos haciendo entre todos, pero además, yo mismo estoy descubriendo cosas de ellos. Cositas que quedaban un poco literarias y al pasar por los cuerpos de ellos veo se van limando.
Rafa: Con eso quiere decir, que él no hace nada y entonces le viene de miedo tener dos animales escénicos (risas).
¿Se han llegado a replantear las relaciones que ustedes mantienen con sus familias?
Juan: Yo a mi familia la adoro. La anécdota se pone en la familia pero el asunto va a más allá. Yo me hago preguntas como ¿por qué culpamos al otro de nuestra felicidad o no? ¿Qué ocurre cuándo el amor con tu pareja, tu familia, tus amigos… se va transformando? Sobre todo porque a mí no me gusta plantearme «quiero hablar de esto», creo que eso es establecer un púlpito ante el público en el cual está el ego del autor, del director… por encima del corazón.
Zaira: Qué guay que una obra en la que se hable del amor, en la que se ponga en duda si el amor es finito y no se hable del amor romántico. A priori, se habla del amor convencional entre pareja y aquí se está hablando de vínculos familiares. Yo más que cuestionar mis relaciones familiares me he planteado preguntas como por qué el duelo tiene que ser en vida.
¿Cuál es el verdadero problema del protagonista entonces?
Juan: La falta de comunicación ha provocado grandes tragedias en este país. Hay algo de cómo de grave es que no lleguemos a comunicarnos.
Rafa: El protagonista se siente abandonado. La obra habla de la soledad, de la incomprensión del mundo que le rodea.
Destiláis mucho trabajo en equipo, ¿cuáles han sido las aportaciones de cada uno?
Rafa: Los textos los suelo estudiar de afuera para adentro y cuando ya los tengo fijados empiezo a investigar, por qué ese texto, por qué me ha venido, empiezo a darle vueltas a cada escena, a cada parlamento, a cada frase… y poco a poco voy entrando, digamos, en lo podría ser el carácter que yo le quiero dar a esos personajes. Yo he intentado buscar los reproches que todos hemos tenido con nuestros padres en algún momento de la vida. Cuando yo tenía 15 años mi padre tuvo un accidente en que quedó bastante fastidiado de los huesos y falleció cuatro años después. A partir de entonces, con 19 años, mi madre intentó como hacerme el cabeza de familia. Poco a poco he ido como cambiando esa intención y empecé a estudiarlo como un reproche a mi madre, a mi padre y a mí (se emociona). Me encanta los giros que tiene Tus otros hijos no te olvidan. El texto desde el primer momento me pareció un juego estupendo sobre una persona que no sabe vivir y que, sin embargo, es resolutiva, sabe desenvolverse, rehace su vida…
Zaira: En mi caso, es muy distinto al de Rafa porque Juan ha escrito 6 personajes, que intervienen de una manera muy breve. Además, en cuanto a los saltos de tiempo, tan solo uno pertenece al tiempo presente. El resto, son personajes fantásticos o pertenecen al pasado del protagonista. Es cierto que el trabajo es super gustoso y placentero porque como actriz te da la posibilidad de jugar muchísimo. En cuanto al trabajo en equipo, es verdad que me ha sorprendido ver cómo nos hemos ensamblado de una manera tan compacta. Por ejemplo, es maravilloso el trabajo que han hecho Alessio en la escenografía o Paloma de Alba con el vestuario.
La escenografía de Alessio Meloni tiene esa cosa como magnética en cuanto accedes a la sala, ¿lo percibís vosotros así también?
Juan: Lo que ese señor ha hecho para que nosotros habitemos esta confusión de realidades, esta fusión de universos… yo nunca hubiera imaginado un cementerio así. Creo que es una exposición artística.
Rafa: Sobre todo se ha mostrado abierto a cualquier propuesta, a cualquier cambio.
Zaira: El trabajo es una brutalidad de bello y de precioso y en lugar de comernos esa escenografía, porque podría ocurrir perfectamente , lo que hace es darnos una riqueza de movimiento y un mundo donde de pronto ya está todo hecho.
Teatro del Barrio
10, 11, 17 y 18 de noviembre