No puedo dejar de lavar los platos es una obra que gira en torno a la figura central de Paula Cristina, una mujer que viene a ofrecerse en sacrificio entre una serie de retablos y un altar. Paula Casales es la autora, directora y una de las intérpretes (junto a Paula Gironi, Carla Chaves y Raquel Fuentes) de esta propuesta que habla del amor, la identidad, la pérdida o los apegos, y que lleva el sello de la compañía Merienda Dramática.
Podrá verse en El Umbral de Primavera los días 18 y 19 de septiembre.
¿De dónde te nace el escribir este texto, Paula?
La obra nace de la necesidad de soltar, de soltar todas las experiencias transmutadas o transgredidas de los últimos años. De descubrir que no todos los apegos son malos, pero que lo había tratado como tal hasta ahora. Nace de muchas emociones. Nace de querer revisitar a mi familia y encontrar recuerdos. Nace de querer soltar y dar un salto de fe ciega, de fe en mí misma. Es un sacrificio. Lo primero que nació fue la acción, lavar los platos, querer limpiar algo que no se termina nunca de limpiar, un bucle. Después en un paseo, apareció la figura de mi ex y la de mi padre, yo no quería hablar de ellos en esta pieza, pero se revelaron, todo de lo que quieres hablar te encuentra igualmente, y así pasó. Nace de querer dejar de cuidar una imagen que los demás tienen de ti y de dejar de cuidar las imágenes que me llevan a la nostalgia. Quería hablar de las relaciones y de mi adolescencia, que es un periodo que nos marca mucho a la hora de encontrar nuestra propia identidad. Nació cuando me encontré. Siempre que escribo es como un collage que se va uniendo solo, no podría decir quería hablar de esta cosa o de está otra, porque sería mentira, todo fue apareciendo y abrazándose poco a poco, cogiendo la forma de este retablo sacro-familiar.
¿Qué referentes, musas o musos, te han sobrevolado a la hora de escribirla?
El costumbrismo como tal, las casas, las abuelas, y el campo. Lo italiano, las imágenes religiosas y el arraigo. Mi padre. Las relaciones malas y buenas. El poder del ahora, que es un libro que aparece en la obra. Esta cosa que tienen las flamencas, como Rocío Jurado, mucho techno y rebeldía. Leí On connection de Kae Tempest en esa época y a Irene Solà, creo que me influyeron bastante. Para mí, un referente claro a nivel dramatúrgico, en general, es Lucía Carballal, y también Pablo Messiez.
Esta pieza también está muy influenciada por la serie de The Bear, esa energía rápida y violenta me hizo conectar con la mía y con lo que había vivido. Mis amigas también, hay un texto para Paula Gironi, que nació de un día que nos vimos y vi lo que ella hace en el mundo.
¿Y a qué hace alusión la frase que da nombre a la obra?
A no poder salir del bucle, todo el rato en el mismo sitio, nunca nada está limpio, hay que seguir limpiando y es algo que está asociado a la mujer sobretodo. Es una herencia. También lavar para no pensar, para eludir a lo que te tienes que enfrentar si quieres liberarte de los demás, pero sobre todo de ti misma.
¿Limpiar abre tu creatividad?
Sí, por esta cosa misma, porque no pienso y me conecta con otros sitios que si los obligo mentalmente, no aparecen. Como todo en la vida.

¿Paula Cristina es Paula Casales?
Creo que Paula Cristina es a quien necesitaba Paula Casales para contar esta historia, es decir sería como un alter ego, como mi parte sensible, mis pensamientos. Me gustaría pensar que no soy yo, pero sería mentira. Es un personaje que sigo descubriendo, que cada función crece y se hace más valiente. Es lo crudo, y todas las demás que están en escena la ayudan a transitar. Es una parte de mi está claro, la más valiente.
¿Esa necesidad de hablar desde ti, de alguna manera, es una forma de recolocar o de entender tu pasado?
Sí, y mirarlo de una forma amable, con amor, no encontrar culpables ni culparme, perdonar y perdonarme, poder también revisitar sensaciones que solo el teatro hace que sea posible.
Es un texto en el que te adentras en rincones oscuros, pero siempre hay una luz al fondo del pasillo, una luz que tú consigues a través del humor. ¿Ese humor es una de las señas de identidad de vuestra compañía: Merienda dramática?
Claro, el humor es lo más necesario en la vida y creo que sin ese humor no podríamos encontrar esa luz al fondo del pasillo. Sería demasiado duro el texto sin ese humor, imagínate…
¿Otra seña de vuestra compañía es contar las cosas desde una perspectiva feminista?
Totalmente, todavía tenemos mucho que contar y mucho que aprender. No entiendo el feminismo fuera del teatro porque se convierte en despotismo. No entiendo el feminismo fuera de la vida. Nosotras somos amigas y queremos contar las historias que han sido silenciadas. La compañía está formada por Cristina Subirats, Saioa Lara y yo. En cada proyecto contamos con personas diferentes que se unen a nosotras y damos cabida a que cada una pueda llevar a cabo sus propias piezas dentro de la compañía.
¿Cómo es la puesta en escena que habéis elaborado?
La puesta en escena se trata de un retablo sacro-familiar. En cada retablo hay un personaje, los retablos funcionan a la vez y también interactúan entre ellos, llega un momento que estos desaparecen, se crea una unión escénica. Existe una figura central, es la que se ofrece en sacrificio.
¿Cómo habéis dado forma al texto desde el escenario?
El texto aparece como hilo conductor de todos los retablos, los une y los ‘limpia’, los libera. Cada personaje busca su sitio y se rebela contra el mismo.
Dices que se trata de una obra más asociativa que discursiva. ¿Qué significa eso?
Pienso que cada persona del público que venga a ver la obra conectará con lo que le es familiar, es decir, hay personas que recordarán a su familia, a amigos, sensaciones que han vivido, no vengo a contaros: esto me ha pasado a mí y mirar cómo lo he hecho, sino que se queda abierto para que cada persona elija con qué quedarse, con qué emocionarse y con qué sentirse representada y también puede que no pase nada de esto. Pero creo que el imaginario colectivo existe y las imágenes de esta obra son colectivas.
Cada espectador encontrará su sitio dentro de la pieza. Hay cosas que no sé explicar, no sé porqué están, son intuiciones. Estoy aprendiendo a trabajar soltando el control, dejando que la pieza se revele. Todos tenemos nuestros propios saltos de fe y a veces ni siquiera los llevamos a cabo. Y también está bien.
¿Cuáles son los temas principales que abordan en ella?
La obra habla de los apegos, el amor, la pérdida, la identidad… También que hay veces en las que hay que dar un salto de fe para encontrarte, tener fe en lo que tú quieras tener fe. Y se habla de limpiar claro.
El apego es el vínculo afectivo profundo y duradero que se establece entre dos personas, generalmente entre un niño y su cuidador/a principal. ¿Cómo afecta ese apego inicial -o su falta- a la hora de relacionarte con los demás en la forma adulta?
Creo que su falta genera un apego ansioso en tu relación con los demás, digo creo porque no soy psicóloga y porque cada persona es un mundo. A título personal, ahora pienso que las personas que te cuidan lo hacen de la mejor qué manera que saben y las circunstancias vitales de cada persona a veces impiden que ese vínculo inicial sea sano. Si todo está bien, no sabría decirte.
¿Y cómo afecta la ausencia de una figura masculina en el desarrollo personal?
En mi caso, creo que me hizo adulta antes de tiempo, me hizo mirar a las mujeres como personas débiles, cuando es mentira y querer ser como un hombre, para poder sostenerme, me hizo rebelarme, hacerme notar… me dio también muchas herramientas para la supervivencia. En cuanto a las relaciones, no quieres vincularte con nadie por el miedo al abandono y la lías todo el rato. Después de la muerte de mi padre, sentí que algo se caía, como que ya nadie me iba a sostener, como que sentí esa energía de un padre que se perdía, entonces algo de su figura si estuvo presente, pero no sé, o igual era la sensación de la nostalgia por la pérdida y en realidad nunca había estado, no lo sé. Lo que aprendí, con la muerte, fue a construir esa figura de una manera sana y ver quienes han sido mi sostén toda la vida y ahora mismo, y ver que mi padre también lo fue, pero a su manera.
Y esta es mi historia, hablo desde aquí porque no soy psicóloga como para generalizar.
¿Es necesaria contar con ella?
Es necesario contar con una figura de protección y de apoyo personal.
¿Una aspiradora es una buena solución para los apegos?
Desde luego, algo rápido y que lo deja todo limpio. No sabes hasta dónde se pueden meter esos apegos insanos.
¿Qué es tener una identidad?
Identificarte en el momento contigo y verte, conocerte, saber qué es lo que quieres y eres en el momento presente, porque en el futuro igual eres otra identidad, porque se puede cambiar de opinión. Creo que también es algo que nos han vendido, tienes que identificarte con algo, ¿con una cosa solo? No puedo. Qué triste ¿no?
También pienso que una identidad, a veces, lleva al individualismo, que es lo que nos quieren hacer, que seamos individualistas, pero ¿qué es nuestra identidad sin la identidad de los demás? Yo no sería sin mis amigas, sin mi madre, sin mi hermano… y a todas esas personas hay que agradecer.
¿Todas las personas tenemos las mismas vulnerabilidades?
Si, no somos tan importantes (risas). Salud, dinero y amor, como en las tiradas del tarot.
Esta obra se estrenó el pasado abril dentro del ciclo [abril imaginario]. ¿Cómo fue ese proceso de trabajo con Carlos Tuñón? ¿Qué te ha aportado?
Yo empecé a estudiar con Carlos en el master de dirección y en el último mes, nació el germen de esta obra, que después se desarrolló en el Abril Imaginario con la asesoría escénica. Para mí, tanto el primer año como las asesorías me han cambiado mi forma de trabajar y de ver la escena, he aprendido que el resultado no es tan importante y que no se necesita resolverlo todo ya, como creadora he encontrado mil puertas y ventanas nuevas que no sabía que existían, y lo bueno es que Carlos te deja muy libre en todos los procesos y te ayuda a desarrollar enseñándote lo que no ves de tu mirada. Esta pieza no podría haber sido sin este ciclo, tener estos meses de investigar, probar, también Carlos nos proponía ejercicios que nos ayudaban a descubrir cosas nuevas y también estaba el apoyo de la mirada externa de las otras compañías del ciclo y personas externas que venían a verlo, más las asesoras y asesores.
En resumen me ha aportado tiempo, poder llegar a más lugares, poder mover las primeras ideas, probar cosas y luego descartar otras, ser flexible con las intuiciones, no estar atada a ideas preconcebidas o a un plan previsto, ser más porosa, para soltar y concretar lo nuevo y mucho amor.

¿Cómo has conformado el equipo de trabajo para llevarla a cabo?
Quería trabajar con personas que admiro y que me encanta su trabajo. También personas que me aportasen cosas nuevas, tanto a mi como a la pieza. Personas creadoras, no sólo ejecutantes. Siempre quiero trabajar con amigas. Todo el equipo es increíble. Luego hemos descubierto que todas las intérpretes tenemos muchas cosas en común, con nuestras familias o cosas que nos han pasado, que no sabíamos y eso es fuerte. Necesitaba un equipo que me sostuviera en esto que íbamos a entrar que no sabía por dónde iba a salir y así ha sido.
El equipo se fue formando poco a poco, llegaron por casualidad, conocí a Tony Galán, que es el ayudante de dirección, y descubrí que me gustaba su mirada al mundo, que era una mirada libre y que los apegos los tenía bien trabajados, es una persona que se cuestiona mucho y que da su punto de vista de una forma amable y pensé: esta persona creo que me puede ser de gran ayuda en este proceso y enseñarme cosas que no sé sobre los apegos. Así ha sido, estoy muy agradecida de que haya querido compartir su tiempo en este proceso, ha sido ayudante de dirección tanto en escena como en la vida. A Carla Chaves, que hace de mi yaya, cuando la vi actuar pensé: yo quiero trabajar con esta chica, es una gran actriz y tiene mucha fuerza escénica, muy camaleónica, y no podría haber mejor yaya, la llamé para la primera muestra de la pieza, era una muestra relacional en la que mi yaya se movía por su casa derruida como un fantasma y era ella, no sé cómo, pero Carla la trajo ese día y ya se quedó, ha sido muy bonito poder conectar así con ella. A Raquel Fuentes también la conocí por casualidad, amiga de una amiga, una mujer con gran fuerza en escena y mucha vulnerabilidad, verdad y ternura, qué mejor para hacer la amiga, ella ha hecho el viaje de Rebeca desde la comedia y la indagación en los dolores y los apegos de las relaciones, es increíble cómo se abre al público y conectan con ella. Paula Gironi y yo nos conocimos en el Máster, qué decir de Paula, que la admiro y que la quiero, pensé en ella para hacer de la adolescente por su rebeldía y su fuerza, por lo vasca que es mi amiga, tenía que ser ella quien pusiera ese espejo de disconformidad social y también vulnerabilidad, luego también quería que fuese ella en escena, Paula Gironi, porque solo con mirarla tiene mucho que contar. En el equipo está Manuel Tejera con la luz y con su luz, Manuel es único contando imágenes y tienen un gran imaginario, con su diseño los retablos contaban ya sin estar las intérpretes, siempre quiero trabajar con él porque es amabilidad, amor e inteligencia, un gran trabajador en todo, un creador absoluto. Parte de la escenografía, junto conmigo, y el movimiento están a cargo de Saioa Lara, una de las integrantes de la compañía, Saioa hace sin plantearse, es presente y está despierta todo el rato, es única en su visión escénica e igual tiene mucha fuerza, tía colgamos esto aquí, hacemos así… resuelve cuando yo estoy a mil cosas, mi amiga tira p’alante con lo que se plantee y la admiro por eso. Mi madre y yo hicimos el vestuario, siempre curramos juntas en esto, mi madre tiene una gran visión espacial y resuelve todos los problemas que puedas encontrar con el vestuario, es mi ‘partner’ en vestuario siempre y lo que sé lo he aprendido de ella. Iñigo Arricibita está a cargo del sonido, una tarea difícil porque tenían que sonar los retablos a la vez y son casas distintas. Iñigo es meticuloso y concienzudo con su trabajo, quería que estuviera en este equipo. Ander, llegó el último, pero no menos importante y con su mirada particular hizo las fotos de escena.
Lo demás, juntas, hacemos lo que podemos con lo tenemos.
En esta obra veo muchos nombres de gente joven que pronto daréis mucho que hablar, que sois parte del relevo que sostendrá las Artes Escénicas en los próximos años. ¿Lo crees así? ¿Ves cerca ese momento?
Lo primero, gracias por esta consideración y lo segundo, ojalá. Creo que estamos generando piezas nuevas en el off con miradas distintas, con otros tiempos y con muy pocos recursos. Tampoco tenemos nada que perder, pero si mucho que ganar para con nosotras mismas si hacemos lo que queremos con la gente que queremos y eso se nota a la hora de la creación.
Creo que el relevo ya se está dando y lo que necesitamos es apoyo por parte de las instituciones, visibilidad y reconocimiento de que hay unas personas haciendo cosas, en unas salitas del off, que oye mira igual…
¿Cómo ves la escena teatral independiente madrileña?
Hay montajes muy interesantes, pero necesitan más apoyo, porque esto de la multifunción es muy loco y muy precario para todo el mundo, y más visibilización porque la gente trabaja mucho, tanto las compañías, que lo hacemos todo, desde la producción, la distribución, escenografía, vestuario, ensayos y no cobramos por nada de esto y luego estrena, porque claro, el tema es que al final soy actriz. Es precioso todo esto y es un oficio increíble y lo seguiré haciendo pero hay veces que es muy complicado. Por otro lado están las salas que también se autogestionan y luchan por sobrevivir y por darnos sitio a todas que somos muchas.Al final, romantizamos la precariedad porque nos encanta lo que hacemos.
¿Cómo te sientes trabajando desde la autoficción? ¿No es un grado de exposición mayor al normal para una creadora?
Me siento bien y si es un grado de exposición mayor para una creadora. Yo no podía entrar como actriz en los textos de la obra, hasta el final del proceso casi, porque pensaba que a lxs espectadorxs no les iba interesar nada esta movida, pero al final descubres que es una historia como cualquier otra y, entonces, apareció el personaje. El miedo de que mi cosa no va a interesar, el «ya está Paula contando sus mierdas», siempre ha estado, pero al final no soy yo contando mis mierdas, sino que se ha abierto la pieza a tantas cosas y mierdas tan universales que me parece fascinante.
Creo que trabajar desde la autoficción te abre a otro tipo de verdad, muy difícil de actuar, porque es eso, no dejan de ser tus cosas crudas, que no están enmascaradas con nada, pero en realidad siempre me ha importado muy poco mostrarme tal cual soy, esto es lo que hay dentro, asi soy, muchas veces es algo que incomoda a las personas y otras, lo agradecen.
Cuidar tu imagen para ti misma y no por lo demás, quererse a una misma… ¿es la clave de todo, es cuando realmente sientes que rompes las cadenas que te ataban?
No me había parado a pensarlo hasta este momento que lo planteas… pero creo que sí, que es la clave, pero también hay que ser valiente.
¿Consideras que ya eres libre por fin?
Sí, pero no del todo, porque siento que hay pensamientos que terminan volviendo una y otra vez, solo que ahora tengo herramientas para afrontarlos. Nina Simone decía que la libertad para ella era dejar de tener miedo. Para mí, el miedo es algo que nos paraliza y creo que siempre le tenemos miedo a algo.
¿Y tu abuela?
Sí, mi abuela es libre por fin, y se lo merece mucho.