Para ir abriendo boca al público español que no os conoce, ¿qué nos podéis destacar de vuestra compañía Animalien?
Norma Martínez: Animalien es una compañía independiente formada en Perú hace 6 años. El nombre tiene como dos rutas, por un lado, el alien es el instinto y la inteligencia desde un punto de vista externo y, por otro lado, en francés animalien quiere decir lazo de almas que es lo que buscamos hacer entre nosotras con nuestras creaciones y en nuestra relación con el público. Para nosotras el teatro es justamente ese lugar donde todos unimos nuestras almas para dar lugar a que ocurra el hecho teatral en su total dimensión.
Fiorella Pennano: Además, la palabra procede del latín, luego engloba todas las lenguas que se derivan del latín. ‘Anima’ es alma y ‘lien’ viene de lazo.
Y ¿cómo se cruzaron vuestras vidas para que luego se generara este lazo del que me habláis?
Norma Martínez: Nosotras nos conocimos en un montaje de una obra de Diana Son que se llama Stop Kiss y, a partir de entonces, quisimos volver a trabajar juntas y encontramos una obra perfecta que fue la que, de alguna manera, dio pie a la compañía. La obra se llama Pulmones, del autor inglés Duncan Macmillan, y fue nuestro primer proyecto como compañía que tuvo muchísimo éxito en Lima (estuvo tres temporadas diferentes). Con esta función también estuvimos rodando por varias provincias del Perú, cosa que no es habitual, porque nosotros no tenemos una red de teatros como la que hay en Madrid. Aquí hay pocas infraestructuras culturales fuera de Lima y este montaje nos permitió hacer eso durante 3 años. Y hasta el día de hoy, nos preguntan cuándo reponemos Pulmones.
Fiorella Pennano: De hecho, el año pasado también hicimos temporada y hemos logrado hacer una temporada al año, sin contar el 2020 porque la pandemia nos interrumpió. Siempre tenemos la motivación de seguir montando la obra porque, de alguna forma, tiene el sello de la compañía, porque nosotras tenemos como misión hacer teatro minimalista que intenta decir la verdad.
¿En qué consiste eso del teatro minimalista?
Fiorella Pennano: Todos nuestros montajes tienen el punto de partida de prescindir de escenografía u objetos que entorpezcan el mensaje y que, básicamente, trabajamos con un teatro portátil que nos permite girar pero, al mismo tiempo, es una obra que también habla de sostenibilidad, que es algo que está presente dentro de nuestra perspectiva. De hecho, con este montaje hemos hecho diferentes dinámicas como, por ejemplo, en la primera temporada hicimos una instalación de unas luces que se cargaban con energía sostenible para visibilizar a través de la obra que se podían utilizar estas lámparas. La segunda temporada hicimos una iniciativa donde se recolectaban ‘ecoladrillos’ que son botellas de plástico que se rellenan de los plásticos de residuos y se vuelven una especie de ladrillos que se usan en algunos pueblos menos desarrollados para crear tanto muebles como algunas estructuras. Siempre tenemos el acompañamiento de nuestros montajes con alguna iniciativa en paralelo que queramos llevar a cabo.
¡Qué interesante! Entiendo que lo que pretendéis es contribuir para reducir la huella carbono en vuestras producciones…
Norma Martínez: Creo que también creamos espacios que son muy expresivos, por ejemplo, en La poeta, toda la escenografía está compuesta por libros y son objetos que se utilizan en el interior de la obra pero también sirven para sentarse, para lanzarse… pero a la vez son elementos portátiles. Nosotras creemos que el teatro no ocurre en el escenario, el escenario es una sugerencia para la mente del espectador. Creemos mucho en que el peso está en los intérpretes y cuando tenemos más recursos usamos más recursos. También, cuando hemos tenido la oportunidad de coproducir con teatros más grandes hemos traído esta sensación de alguna manera, de elementos que sean expresivos. Una escenografía siempre es expresiva, en los mejores casos poética antes que descriptiva.
¿Y cómo plantean esta propuesta a la dirección de David Planell partiendo de esta premisa?
Fiorella Pennano: En un principio, son ese tipo de negociaciones que se tienen que dar porque David viene del mundo del cine y su forma de ver el montaje siempre estuvo muy relacionado al cine, cosa que para nosotras fue un proceso de enriquecimiento gigantesco porque nos llevó a trabajar, con matices, por otro camino al que nosotras estábamos acostumbradas en el teatro. Pero, también era algo que nosotras habíamos impuesto sobre el montaje así que, de alguna forma, tuvimos que encontrar la manera donde este ejercicio de teatralidad con los libros, encontrara el mismo tono del estilo del montaje que él quería hacer. Ahí, hay una especie de matrimonio entre Animalien y David en donde su estilo, su mirada y su visión tenían que incorporar esta característica artística que nosotras presentamos dentro de los montajes. Él estuvo muy contento de explorarlo porque ahí se mezclaban dos lenguajes distintos que, finalmente, sacaron adelante la puesta en escena que tenemos. De hecho, él lo redujo a que sólo fuera en los momentos imprescindibles, logrando que esos momentos fueran mucho más poderosos porque cada libro que se mueve para él era un cambio gigantesco, lo que hacía que cada movimiento tuviera un valor más importante.
Norma Martínez: David Planell es un magnífico dramaturgo y director que conoce muy bien el oficio y las capas de interpretación están todo el tiempo ahí. Quien quiere se queda con la historia del thriller, quien quiere se puede quedar con la historia literaria.
¿Cómo os llega esta propuesta de David Planell?
Norma Martínez: David Planell y yo nos conocimos hace muchos años becados en el International Summer School del Royal Court Theatre que tenía un programa para ingleses y extranjeros de dramaturgia y dirección. También coincidimos con Antonio Álamo y desde entonces se forjó una gran amistad entre los tres. Yo me fui a vivir unos años a Madrid y eso hizo que se fortaleciera la relación pero siempre hemos estado muy cercanos, casi como con un sentimiento fraternal y familiar. De pronto, yo leí un ensayo de una autora de la que soy bastante fanática que se llama Janet Malcolm y que me encantó que se llama El periodista y el asesino. Al acabarlo, le regalé a Planell el libro y le dije que me parecía interesante y que creía que le podría servir de punto de inspiración para una obra de teatro. Años después, recibo un correo con La Poeta. Digamos que el ensayo fue un disparador para que él escribiera esta obra. Después hicimos lecturas de la obra con Fiorella cuando coincidíamos en Madrid. David vino a Lima. Volvimos a leer la obra. La posibilidad de montarla siempre estaba ahí hasta que, por fin, se concretó y la llevamos a cabo. Y ahora la vamos a montar en Madrid.
La pieza se estrenó en 2022 en Perú, ¿qué repercusión tuvo?
Fiorella Pennano: Fue muy interesante porque la gente conectó mucho en Lima pero en realidad, donde conectó más fue cuando hicimos la presentación en el Hay Festival en Arequipa que fuimos auspiciados por la Fundación BBVA que nos llevó y pudimos tener un intercambio muy interesante con el público del festival porque es especialista en autores literatos. La mayoría del público asistente eran escritores o interesados en la escritura y la obra está directamente relacionada con eso. Fue muy lindo porque era un teatro muy grande, de más de 500 personas y todos se pararon a aplaudirnos. Ahí hubo una conexión bien especial. Es muy interesante que la obra conecte con el público para el que está verdaderamente escrita porque es bastante intelectual. Es una obra muy cerebral, donde todo el tiempo están hablando de conceptos de escritura y donde el ego de estas dos autoras que se van enfrentando sobre el oficio de la profesión y sobre la vocación.
¿Qué preguntas interpela la obra sobre la ética periodística?
Norma Martínez: La ética periodística es uno de los temas que la obra pone sobre la mesa. ¿Hasta dónde puedes hurgar o exponer la vida de alguien con el escudo de estar haciendo tu trabajo? ¿Cuáles son los límites de esa ética? De hecho, ese es el corazón. Lo que el personaje que interpreta Fiorella le reclama al mío es que eran amigas y mi personaje le traicionó. ¿Cuáles son los límites de ese intercambio? ¿Es correcto apelar a cualquier cosa para extraer información del otro? Yo creo que son preguntas que no se responden a lo largo de la obra sino que quedan en todo caso a ojos del público. Lo interesante de este texto es que está muy bien balanceado. Son dos personajes que están buscando su lugar en el mundo.
Fiorella Pennano: A mí me parece fascinante que estemos haciendo esta obra de teatro y, al mismo tiempo, de que este tema es tan hablado en nuestro mundo contemporáneo que es algo que siempre perseguimos que es tocar temas de la actualidad que nos enfrentan en la sociedad porque hoy en día lo que más se consume en las plataformas digitales es el ‘true crime’. Estamos tan obsesionados por tener la mejor historia para venderla, que nos la compren… que incluso terminamos traicionándonos a nosotros mismos.
¿Quién establece los límites entre el morbo y la noticia?
Norma Martínez: Es complicado porque es algo que cada vez va tomando más territorio en realidad. Yo creo que es como un pez que se muerde la cola. Los medios dan más desinformación porque el público la consume y el público la consume porque es lo único que hay. Se convierte en un círculo vicioso. Creo que siempre es el consumidor el que tiene en su mano revertir eso. Tú tienes el control y en la medida de que seas consciente de eso, lo puedes modificar.
Fiorella Pennano: Y ahí volvemos al teatro porque yo creo que justamente tiene ese poder, de hacer consciente a la gente de que tiene esa posibilidad de elegir porque no es un medio que está impuesto por las cookies por así decirlo. El teatro no te aparece como las bicicletas el día que dijiste que querías comprar un bicicleta. Por ese motivo, es interesante que la gente venga a ver esta obra porque ojalá que salgan con esa reflexión que acaba de compartir Norma.
¿De dónde parte y hacia dónde evoluciona cada personaje?
Norma Martínez: De alguna forma, un personaje termina siendo el otro y siempre abusa de su posición de poder, en los dos casos.
¿Qué sucede cuando se produce la ruptura de esa posición de poder?
Fiorella Pennano: A mí me gustaría agregar que también está la pregunta del otro lado de yo te enseño a escribir pero siempre y cuando no seas mejor que yo porque hay mucha voluntad por parte del personaje de Norma y, en el momento que lo logra, ya no es su alumna sino su competencia y eso se convierte en una amenaza que no existía antes porque el poder se invierte con el conocimiento que eso es algo que a mi me fascina de la obra porque mi personaje está preso por lo que se le acusa de haber hecho pero, justo a través de la literatura, el aprender empezar a crecer a un nivel académico, encuentra una libertad. Por eso, ella empieza sin saber prácticamente a hablar y termina hablando cómo ha aprendido a hablar sin salir de la cárcel, sin dejar de estar presa pero a través de esa puerta que le da la lectura que es algo que a mi me fascina.
¿En qué conectáis más con vuestro personaje y os aleja más?
Norma Martínez: Es complejo porque es un personaje al que a mí me ha costado mucho habitar porque pareciera que se quiera aprovechar del personaje que interpreta Fiorella, y yo sostengo que eso sería un juicio. Lo que ella está buscando es una oportunidad y el destino se la ha puesto ahí. Mi personaje tiene un ego desmedido, con una arrogancia con la que es difícil relacionarse a veces, pero también tiene una inteligencia brillante, una cultura, una sensibilidad enorme. Es difícil elegir qué me gusta y que no de ella porque es muy complejo. Ha sido un proceso difícil porque se tocan emociones y sentimientos oscuros como la envidia o la venganza. Son cosas que unos las siente, que existen. Quien diga que no tiene envidia… es difícil reconocerlo y no nos gusta relacionarnos con eso porque es feo.
Fiorella Pennano: Yo me identifico con mi personaje porque en este momento de mi vida me estoy acercando a la escritura y también quisiera ser escritora. No lo soy, pero justamente el año pasado estuve en un taller de guion con David Planell y estoy acercándome poco a poco a ese mundo que para mí es completamente nuevo y que jamás pensé que pudiera escribir algo que valiera la pena y estoy interesándome cada vez más. En lo que más me diferencio es de dónde viene. El entorno de dónde proviene mi personaje es muy diferente del que vengo yo. Malena viene de una situación muy precaria, incestuosa, con una familia llena de dolor con muy poco amor. En cambio, yo vengo de una familia numerosa, de muchísimo amor con unos padres y hermanas increíbles. Si algo me ha bendecido el universo es con la estabilidad emocional que tengo en mi familia.
¿En el proceso de creación de vuestros personajes tomasteis a algún referente para inspiraros en él?
Fiorella Pennano: Hay una serie en Netflix en este momento que se llama Killers donde hay diferentes casos de asesinas en serie y ahí vi algunas cosillas. También he visitado algunos orfanatos en mi país donde he tenido la suerte de conocer a personas que vienen de esos lugares. Tengo un poco de información de cómo es ese mundo.
¿Cómo de explorado creeis que está explorado el thriller como género teatral?
Fiorella Pennano: Hay una obra muy famosa que se llama Tebas Land que es como una versión masculina pero, a parte de esa obra, no recuerdo haber leído algo similar en teatro.
Norma Martínez: Yo no creo que en teatro sea un género muy explorado, ni el terror tampoco.
Como profesionales de la interpretación, ¿qué relación mantenéis con los medios de comunicación?
Fiorella Pennano: A mí siempre me ponen mal, en el sentido de que a veces dicen que me llamo Francesca o Fernanda. Siempre dicen que he estudiado en Londres cuando estudiaba en Canadá. A mí me da la risa. En Google sale que mi fecha de cumpleaños es el 23 de enero cuando es el 22. O escriben mal mi apellido, y ponen las enes al revés. En ese sentido, eso hace que me crea menos las cosas que leo de los periodistas porque pienso que cualquier cosa puede ser mentira, puede ser equivocación, puede ser fake news o lo que sea.
Norma Martínez: En mi caso, creo que uno se va acostumbrando a que el periodismo es un elemento más de ese trabajo. Tanto del teatro, el cine, la tele… siempre va a estar relacionados al periodismo y ya uno establece también relaciones largas con gente que te ha entrevistado en los últimos 10, 15 años… por distintos trabajos. Yo me he ido acostumbrando a que eso existe pero, si me dieras a elegir, sólo me gusta conversar con algunos.
Fiorella Pennano: Igual también creo que no hay demasiada curiosidad, me parece, de parte de los periodistas, porque te hacen una entrevista y luego lo que sale impreso es la misma nota de prensa en todos los medios. O una vez me pasó que me hicieron una entrevista de hora y media conversando y salieron dos líneas. Me encantó conversar con ese periodista, pasamos horas conversando, hablando de cosas increíbles para que al final salgan dos líneas.
Norma Martínez: Me parece que hay algo, que es un momento que significa un reto para los periodistas porque dónde se ubican en este terremoto de ‘fake news’, de vender líneas editoriales vendidas, qué puedes y no puedes hablar, qué interesa, qué no interesa, cuánto debo extenderme más allá de lo que yo piense para que la gente me lea, soy un vínculo entre la gente y las noticias o ya la gente obtiene sus noticias de otras personas y no de periodistas porque ahora ya mucha gente se informa de lo que otras personas dicen. Me parece que es un momento bien interesante para replantear de qué va la carrera periodística, cuál es el rol del periodista ahora.
¿Cómo está siendo el proceso de dar el salto desde Perú donde ya son actrices con un reconocido prestigio a empezar a darse a conocer al público del circuito alternativo teatral madrileño?
Fiorella Pennano: Aquí, la Señora Norma Martínez ya está en la segunda temporada de El Inmortal. Y bueno, digamos que las dos tenemos historias diferentes. Norma es española, su padre también es español. Maneja el acento de manera impecable, ya ha vivido y trabajado en España antes. Entonces, las puertas las tiene súper abiertas y ya está trabajando como te digo, en televisión y en teatro y también es un nombre ya conocido internacionalmente porque ha trabajado en Colombia y la reconocen por todas partes, esa es la verdad. En mi caso, estoy teniendo bastante suerte, la verdad, porque yo vine para hacer un Máster de Producción Ejecutiva en la ECAM y a partir de ahí, poco a poco, han ido apareciendo estas oportunidades como la convocatoria que se abrió en Plot Point, y la aplicamos y aquí estamos. Además de eso, he hecho otra obra de teatro con Liliana Bocanegra que se llama El Pabilo de la Vela, que la hicimos en La Parcería, el centro cultural y he estado trabajando como Directora de Actores o como ‘coach’ de actores en un rodaje de la Muela Films. Así que, aterrizando poco a poco.
Para terminar, ¿me podéis contar cómo es el circuito teatral de Perú y qué diferencias, mejores o peores, encontrais respecto a lo que conocen de Madrid?
Norma Martínez: Creo que es totalmente diferente el circuito. Perú en cierta medida todo es On y en cierta medida todo es Off. Tenemos un movimiento teatral concentrado en dos o tres distritos, dos o tres barrios de la ciudad, con salas de mediano aforo entre 200 y 250 butacas, eso es como lo normal. Realmente, estos teatros pertenecen a instituciones privadas como Universidades o Centros Culturales que a veces apoyan las producciones. Y luego hay un pequeño movimiento Off, no tan nutrido como el que hay en Madrid. En general, el movimiento es más pequeño, como te decía antes no tienen la posibilidad de girar por el país que tiene hasta el off de Madrid. No hay tampoco, rara vez, esa posibilidad de empezar en un teatro pequeño e ir escalando hacia teatros más grandes. Es como un concepto de producción diferente en cuanto a temporadas también porque muchas instituciones al tener que depender de patrocinios tienen que hacer una serie de cantidades de estrenos al año que no les permiten continuar en las obras que les están yendo bien. Estar en Plot Point es como una curiosidad, como una cosa tan pequeña y tan linda, es muy curioso. Empezar a conocer desde ese lugar cómo se mueve el teatro de Madrid. Y es también mágico tener la libertad de un nuevo comienzo porque también relaja mucho mostrar una obra a un público que no te conoce y por ende no espera nada de ti y por lo tanto, si está un poquito bien, lo va a pasar genial porque no tiene una referencia de tu trabajo anterior y eso a mí me encanta, y en este caso, para la versión en España yo estoy trabajando sin acento peruano, o sea, con acento castellano. Eso supone un nuevo reto hacer la obra así. Creo que hay un lugar a conquistar por lo que hacemos y por lo que hemos visto. Venimos con ganas y dispuestas a ir creciendo a partir de esta experiencia.