Las Naves del Español estrena Siempreviva una propuesta dirigida y adaptada por Salva Bolta sobre Sangre de amor engañado de Don DeLillo. Una producción del Teatro Español que cuenta en su elenco con Felipe García Vélez, Marina Salas, Carlos Troya y Mélida Molina, y que estará en cartel hasta el próximo 28 de febrero en la sala Max Aub.

 

 

No todo es blanco o negro cuando se habla del derecho a vivir dignamente

 

 

Por Redacción

Foto portada Jesús Ugalde

 

De un tiempo a esta parte parece que el tema de la eutanasia y el derecho a la vida no solo ha tomado relevancia en el ámbito social de nuestro país, también ha comenzado a ocupar nuestros escenarios, desde el circuito Off donde podemos ver Thelma & Luisa en Plot Point, que abordamos recientemente, pasando por Rita en el Fernán Gómez de la que hablamos con su autora, Marta Buchaca, y ahora Siempreviva que llega a Naves del Español de mano de Salva Bolta, en una adaptación que parte del texto teatral Sangre de amor engañado de Don DeLillo.

Considerado uno de los mejores autores contemporáneos de las letras estadounidenses, Don DeLillo se ha especializado en el análisis concienzudo de la psicología del individuo y su condición moral, siempre desde una literatura crítica con la sociedad posmoderna y atravesada por un particular sentido del humor. En la obra de teatro Sangre de amor engañado (Love Lies Bleeding), punto de partida de este Siempreviva, el célebre autor estadounidense aborda un tema recurrente en su obra: la muerte en la sociedad contemporánea. Siempreviva es una aproximación en forma de debate moral sobre la muerte asistida y el momento en que la vida deja de tener sentido.

 

 

Los personajes confluyen alrededor del lecho de Alex Macklin, un artista de éxito que, a los 70 años, se encuentra cercano a la muerte en estado vegetal permanente a causa de un infarto cerebral. Los otros tres personajes decidirán su destino: Lia, su joven esposa, con la intención de permitirle una muerte natural; y su exesposa Toinette y su hijo Sean, que desean ayudarlo a dejar el mundo con dignidad, creyendo que él no hubiera querido terminar sus días entubado de tal manera. Sus posiciones enfrentadas al respecto de cómo continuar adelante en una situación tan extrema darán lugar a infinidad de matices que muestran lo complejo de mantener el equilibrio ante la muerte de un ser querido. Una familia que afronta un dilema que, observado de cerca, no trata tanto sobre la eutanasia como sobre la dependencia emocional, la lealtad y el amor en las vidas de estos personajes desencantados.

“La eutanasia es, sin lugar a dudas, un tema siempre delicado y hoy muy presente en el debate social”, explica su director, Salva Bolta. “Don DeLillo, con valentía y riesgo, escribe Siempreviva para ofrecernos la posibilidad de asomarnos a las trincheras reales, a los lugares de fricción donde se diluyen las posiciones binarias a las que está acostumbrada nuestra sociedad contemporánea”.

 

Siempreviva_Godot_2
Un momento de Siempreviva de Salva Bolta en Naves del Español. Foto de Jesús Ugalde.

Siempreviva no pretende ser un choque entre dos visiones enfrentadas (eutanasia sí o eutanasia no). “Lo más interesante de esta función es que un tema como ese, que tratamos en términos relativos, aproximándonos a él desde aspectos legales, éticos, políticos o religiosos, es aquí algo real, algo concreto, algo que sucede en las vidas de las personas y no en los lugares de debate y discusión”, continúa el director. “Me gusta el teatro que habla de nuestras vidas, el teatro en el que nos podemos identificar de inmediato con los personajes, con sus conflictos, con sus dudas, con su lucha, con su ánimo, con su manera de atravesar su propia existencia y su manera de perseguir la felicidad. Me gusta este teatro que mira de cara al mundo, que es espejo de la realidad, que tiene los pies en el suelo, que se aproxima con riesgo hacia lo que la mirada de la sociedad contemporánea intenta esquivar. Y que lo hace sin voluntad de dogmatizar, de establecer absolutos. Invitaría al público a acompañarnos a este lugar imaginario donde se confunden espacios, tiempos y universos. El trabajo del espectador será el de buscar en qué lugares encuentra su razón, su verdad y dónde descubre las pistas sobre el sentido último de nuestra existencia”.

El espectáculo cuenta con diseño de espacio escénico de Paco Azorín y Alessando Arcangeli, música original de Luis Miguel Cobo, diseño de vestuario de Ikerne Giménez, y diseño de iluminación de Luis Perdiguero.