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Ser libres dentro de la norma

“Las identidades sexuales responden a la crueldad del sistema”

Javier Lara y Egoitz Sánchez son los creadores de Cola de Pez (Erreka Mari), el último trabajo de la compañía Doña Perfectita. Juntos han elaborado el texto y luego Javier ha dirigido a Egoitz en este espectáculo unipersonal onírico y coplero que nos brindan, una autoficción queer ambientada en la Euskadi de los años 90.

La obra regresa a Madrid y podrá verse del 31 de octubre al 21 de noviembre en Teatro del Barrio.

¿De pequeño soñabais con sirenas y peces? ¿Qué creéis que significaba eso?

Javier Lara: En realidad soñaba con personas ahogadas y tiburones, pero con una extraña sensación de protección, intuyendo que no era real, que en el fondo eran sensaciones, encriptados misterios ocultos.

Egoitz Sánchez: Supongo que significaba que tenía anhelos de libertad. De hecho, creo que los sigo teniendo. Precisamente ése es uno de los motores para contar esta historia.

 

¿De ahí viene esta revisión muy libre sobre La sirenita? ¿Qué queréis mostrarnos con este trabajo?

Javier Lara: Leyendo las cartas de Andersen y el cuento original, no el de la factoría Disney, descubrimos que en La sirenita se habla de la perversión de la inocencia, de un dolor sin respuesta, de un amor y una condición imposibles. En el fondo es un tratado de espiritualidad. La transformación deseada tendrá que ocurrir en otras vidas. Ningún sacrificio comparable con la libertad del aire y la espuma del mar.

Egoitz Sánchez: La sirenita es alguien que pierde su voz, que sacrifica su propia identidad, por ser amada. ¿Quién no ha hecho eso alguna vez? Como dice Adriana Royo en Falos y Falacias “un niño no puede renunciar al amor, así que renunciará a una parte de sí mismo con tal de ser querido”.

 

¿La obra está basada en experiencias personales propias?

Javier Lara: La pieza, como todo recuerdo, es un juego vivo entre memoria e imaginación. La obra pregunta y el recuerdo se inventa. Si la obra preguntara dentro de diez años, el recuerdo sería distinto. Lo que sí nos parece pertinente es, no tanto hablar de realidad o ficción, sino extraer las cuestiones que nos vibran, que nos movilizan, para compartirlas.

Egoitz Sánchez: El germen de la obra son los vídeos de las fiestas de cumpleaños de mi amiga Lide. En aquellas fiestas, mis amigos y yo, nos travestíamos, cantábamos, bailábamos… El espectáculo parte de experiencias personales, pero en realidad, todo es una ficción.

 

Javier, ¿cómo has elaborado la puesta en escena?

Javier Lara: Desde el principio hemos querido evitar la sensación de monólogo. La obra, aunque solo dispone de un actor, tiene varios elementos que se ponen en relación. El espacio es simbólico, es una bífida y binaria cola de pez, sobre la que se proyectan, las palabras y las imágenes del sueño, por cuyas branquias se cuelan los ecos del pasado. Y para realizar algo hemos contado con un equipo de colaboradores artísticos muy top, la verdad.

 

 

¿Cómo has trabajado con Egoitz para que dé vida a este personaje que habéis creado? ¿De dónde habéis partido para construirlo?

Javier Lara: Con mucho cariño. Hemos ficcionado recuerdos, y eso requiere de un tratamiento delicado. Pactando límites. Y sobre todo usando todos los recursos que Egoitz tiene como actor, porque no es un personaje, sino un cuerpo del que se sirven muchas voces, desde la espontaneidad genuina de la infancia hasta las normas que construyen al adulto.

 

¿En qué momento os dais cuenta de que no vas por el camino marcado?

Javier Lara: Es precisamente una de las preguntas sin respuesta del espectáculo. Es justo ese pez que se escapa entre los dedos, ese momento en el que se quiebra la inocencia, esa fina línea entre la realidad y el deseo. En la obra se resuelve con un bolero.

Egoitz Sánchez: Cuando te regalan una Barbie en tu cumpleaños y tu madre no lo aprueba. Cuando te insultan en el recreo. Cuando te humillan en el parque. Desprenderte de tu cola de pez es un acto de supervivencia a menudo, porque nadie puede renunciar al amor.

 

¿Y cómo se crece en el Euskadi de los 90 no estando dentro de la norma imperante?

Javier Lara: Nuestro personaje lo hace con el mayor de los ingenios, transformando la violencia en amor, jugando con los elementos al alcance: diseñando moda con pancartas y banderas, convirtiendo lo más perverso en algo lúdico, bailando pasodoble, y coloreando el cine en blanco y negro de los padres y los abuelos. Supongo que, más allá de los elementos más locales, las situaciones esenciales son bastante trasladables a cualquier momento y a cualquier lugar, la norma siempre va a dejar fuera a la mayoría. Si se juntaran todos los disidentes de la norma siempre serían muchos más que los que se adscriben a ella.

 

Hay una pregunta que planteáis en el dossier que me parece muy interesante: ¿Cómo percibir las cualidades genuinas de nuestro niñx cuando lo primero que aprendemos es a ser deseables? Me la puedes desarrollar un poco, por favor.

Javier Lara: La hipersexualización infantil no deja a los niñxs expresarse y construirse genuinamente. Las identidades sexuales están pensadas por otros y responden a la crueldad y cobardía del sistema. Estamos siendo bombardeados desde niñxs con ideales románticos y estéticos que lejos de servir como referentes sanos, anulan la creatividad para el descubrimiento de las propias y auténticas maneras de amar de cada niñx. Lo primero que queremos es que nuestrxs hijxs sean deseables, que sean cariñosos y den besos, que vayan guapos a los sitios, que los otros padres los vean dignos de acompañar a los suyos, sin preguntarles a ellxs, sin atrevernos a acompañarlxs, a buscar con ellxs, juntos.

 

¿Qué estabais dispuesto a sacrificar para ser deseable?

Javier Lara: Pues yo creo que como todos, mi inocencia. Confundiendo quieres que te quieran con quieres que te deseen. El espectáculo pregunta: ¿quieres que te quieran así?

Egoitz Sánchez: Pues mi identidad más genuina.

 

¿Qué era más difícil de sobrellevar, el bullying de lxs niños o los comentarios de los adultos?

Javier Lara: Es todo parte del mismo sistema, supongo. Aunque es más grave la indefensión que genera para un niñx una autoridad que no sea sana, que esté ausente.

Egoitz Sánchez: Creo que lo más difícil llega en la edad adulta, cuando observas tus fisuras y todas te remitan al pasado.

 

¿Qué es la masculinidad para ti? ¿Es una cualidad definitoria?

Javier Lara: Es un constructo, un invento, algo a cuestionar. La masculinidad es definitoria, definitiva, no debería serlo.

Egoitz Sánchez: En mi caso creo que es una máscara que me ayudó a sobrevivir.

 

¿De qué forma se pueden construir masculinidades o identidades adultas sanas?

Javier Lara: Yo no me veo capacitado para responder a esto con fundamentos. No sé, no dejando de preguntarnos y de observar, supongo. Aprendiendo a escuchar a los sentidos. Diluyendo las etiquetas y sabiendo que la vida no es una especie cerrada de cosa, sino una viva y continua transformación.

 

Ser libres dentro de la norma en Madrid

 

¿Esta obra es una reconciliación con el niño que Egoitz siempre quiso ser?

Javier Lara: Es un juego de reparación. Es un juego, una oportunidad para el adulto de volver a jugar, de volver a mirarse. Siempre me asalta la pregunta de ¿Cuándo dejamos de jugar?

 

¿Quieres desprenderte de tu cola de pez?

Javier Lara: Quiero recuperar la que perdí, o amar la nueva que me está saliendo.

Egoitz Sánchez: Ojalá pudiera hacerle esa pregunta al niño que fui.

 

¿Quiénes sois Doña Perfectita y qué tipo de teatro queréis llevar a cabo?

Egoitz Sánchez: Doña Perfectita es el sello artístico que fundamos en el 2022 Mónica Miranda, Marta Guerras y yo para poner en marcha nuestra propias producciones. El año pasado estrenamos El Cuento del Tomate Frito y Cola de pez es nuestra segunda producción. Entre nuestro objetivos están el tratamiento de temas que promuevan el teatro como herramienta de transformación social y la creación de textos que pongan el valor la conciencia individual y colectiva.

 

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