El comienzo de este proyecto fue en La Casa de La Portera. ¿Echas de menos esa época? Mi sensación es que Madrid latía de forma diferente a como lo hace ahora dentro de la escena teatral independiente.
En parte lo echo de menos, sí, porque pienso que era más fácil hacerse un hueco en alguna sala que tuviera un poco de prestigio o una programación interesante. Y, a parte, creo que sería genial que no se programaran las obras sólo un día en semana, porque al representar un montaje sólo una vez por semana es más difícil todo: el boca a boca, el conseguir hacer crecer el montaje… Las salas hacen un gran esfuerzo por sobrevivir, yo lo entiendo, pero hay cosas que habría que cambiar.
¿Cómo ha sido el proceso de retomar esta obra? ¿Por qué ahora?
Gracias a Carmen Mayordomo, que actuó en la primera versión, conocí a Lola Jurado, integrante de la Compañía Turbulencias. Ella me pidió leer Sincronía, mi último texto, le gustó y me contó que estaban buscando textos para montar esta temporada. Yo le hablé de mi texto Ojalá te hubiera conocido vivo, la compañía lo leyó y tuve la suerte de que lo escogieran por unanimidad, y así empezamos a retomar este proyecto.
¿Recuerdas cuál fue el desencadenante que te llevó a escribir este texto?
La muerte de mi abuela. Pensé más en la muerte a raíz de su fallecimiento.
¿Qué nos puedes decir de la gente de Turbulencias Teatro? ¿Cómo está siendo trabajar con ellos?
Son muy talentosos, yo los admiro mucho. En poco más de dos años han conseguido hacerse un hueco y un nombre en el panorama teatral, son muy trabajadores y están muy enfocados en lo que quieren conseguir. El elenco -Lola Jurado, Jaime Gutiérrez, Clara Crespi y Sandro Melié-, está muy volcado en el proceso de ensayos, y Kieran Stokes, el director de la compañía me ha ayudado muchísimo en todo el camino. Todos los integrantes de la compañía trabajan para que salga todo adelante y lo mejor posible, independientemente de que aparezcan en la obra o no, distribuyéndose las tareas de vestuario, distribución, prensa, comunicación… Está siendo una muy buena experiencia.
¿Cómo ha cambiado la obra desde 2015 hasta hoy? Además de que habéis añadido un personaje más…
El personaje ya estaba pero el mismo actor interpretaba dos papeles. Aprovecho para dar las gracias al primer elenco: Mercedes Lur, Carmen Mayordomo y David Ordinas, y como covers Ángela Baturone, Rafa Higuera y Juan Dávila. Volviendo a la versión actual, el texto creo que ahora está más redondo, porque desde entonces he asistido a muchos cursos de dramaturgia y he retocado algunos fragmentos que están mejor acabados ahora. También ha cambiado el final, dando más peso a la protagonista. Además, lxs chicxs me han ayudado para documentarme mejor sobre su generación, sobre sus gustos, su jerga o modismos… Y con algunas improvisaciones hemos creado, incluso, diálogos nuevos. Y es una versión más actual.
¿Trabajáis en los mismos registros interpretativos que en la puesta en escena original?
No, ha cambiado. En la primera versión dirigí a los intérpretes de una forma un poco más estereotipada, y en esta ocasión los personajes son más orgánicos, aunque ambos montajes tienen en común la búsqueda de la proyección energética. Creo que en este tipo de comedias tan vitalistas es necesario actuar con potencia en la voz y en el cuerpo. No es una comedia comedida, es una comedia expansiva, va de menos a más, incluso los efectos sonoros, la luz… todo está pensado para que así sea.
¿En qué sentido tomaste a Alicia en el País de las Maravillas como referencia para la obra?
Digamos que la protagonista tiene ciertos miedos que se reflejan muy bien en el universo de Alicia en el País de las Maravillas, y también hay en el texto algunos paralelismos con el libro. En ambas historias, por ejemplo, hay una reina, solo que la Reina de Corazones hace y deshace a su antojo, y en Ojalá te hubiera conocido vivo, aparece Isabel la Católica, pero ella no puede hacer todo lo que quiere porque pertenece a un entorno un tanto caótico y funcionarial que la subyuga.
¿Y por qué Isabel La Católica?
No hay una razón específica, al pensar en una reina me vino ella. Yo creo que casi siempre me muevo por intuición para crear los personajes, y luego veo si encajan o no en la historia. En este caso, imaginarme a Isabel I de Trastámara ejerciendo un rol distinto al que tenemos en mente me parecía muy interesante.
¿Qué relación tienes con la física cuántica? Porque es un elemento importante en la obra…
Durante un tiempo me interesé mucho por esta disciplina. Me gusta pensar que la realidad es mucho más sorpresiva de lo que imaginamos. La causalidad no siempre se rige por leyes que podamos comprender, y creo que la física cuántica habla de eso, de ir más allá de lo evidente.
¿De qué manera el público forma parte de Ojalá te hubiera conocido vivo?
El público, junto a los protagonistas, llega a un espacio nuevo, espera junto a los personajes y con ellos, vive experiencias que no se espera, conoce a personajes disparatados, y forma parte de una atmósfera y de una experiencia, que estoy segura le atrapará. Quizá me haya venido un poco arriba (risas), pero creo que sí, que los espectadores van a disfrutar mucho. Siento no poder desvelar más, pero la sorpresa forma parte del montaje.
¿Cuáles son los temas principales que aborda Ojalá te hubiera conocido vivo?
El azar, el amor romántico, la atracción, el psicodrama, la física cuántica, la tanatoestética, el amor propio, y sobre todo, el tempus fugit, o el veloz transcurso del tiempo.
¿Crees en el azar, es un elemento que determina nuestras vidas o piensas que todo está escrito?
Yo pienso que sí, que el azar puede ser determinante. Pensando en mi profesión de actriz, por ejemplo, a veces el simple hecho de que alguien coincida contigo por la calle, o en un evento, en un estreno… hace que esa persona piense en ti o te tenga en cuenta para algún trabajo. A esos encuentros se les puede llamar sincronía, coincidencia signficativa o azar. Pero en definitiva no es tanto ‘azar’, es que si te mueves por determinados lugares, pues las probabilidades de que cuenten contigo aumentan. Quizá deba ir a más sitios, ahora que lo pienso (risas). Y no, no pienso que todo esté escrito. Vivimos escribiendo nuestro día a día, a veces sobre la marcha, a veces planificando más…, pero eso sí, creo que ayuda mucho pensar que algo es para ti porque te enfoca y es más probable que lo consigas, aunque no siempre lo logres o el resultado sea distinto a lo que imaginabas. Esta pregunta da para mucho, la verdad.
¿Al final esta obra es una bonita historia de amor?
Por supuesto, sí. Hay que reivindicar las historias de amor, ya sean amistosas, románticas, fraternales… siempre.
¿Existe el cielo y es como lo has plasmado en esta obra?
Yo pienso que no existe tal y como nos han contado en las películas, en las series o en los libros, pero si existiera habría tantos cielos como personas.
¿La muerte es sólo un nuevo estadio de la vida?
Yo creo que la muerte, ya sea de un familiar, un amigo, o cualquier persona, deja una estela, afecta al que se queda. Hay un punto de inflexión, un antes y un después en la vida de esa persona que sigue viviendo. La vida y la muerte son indisociables.
La última vez que hablamos, al hilo del estreno de tu obra Sincronía, me comentaste que te gustaría poder alcanzar cierto reconocimiento en tu faceta de dramaturga. ¿Sientes que lo has conseguido?
Muy buena pregunta, Sergio. Y así de primeras te iba a contestar que no, pero he recordado que gracias a Ángel Jiménez, de Grupo Éride, publiqué precisamente el libro de Sincronía, y que después de hacer la obra en Plot Point la pude montar en el teatro Lara. Y también estoy recordando que Cristóbal Suárez confío en mí hace poco para hacer la lectura de mi último texto en su sala, y que José Sanchis Sinisterra vino a ver esa lectura y me dio un feedback buenísimo. Cuando vi aparecer a Sanchis se paró el tiempo, me hizo una ilusión tremenda. Y pronto estrenaré este nuevo texto que te comento con Álvaro Quintana y Roberta Pasquinucci acompañándome en las tablas, y con coproducción de la productora de Álvaro, Producciones Evoca… Así que quizá sí que tenga alguna décima más de reconocimiento, y ojalá crezca, sobre todo, porque mi obra le sigue llegando al público. Pero lo importante es que seguiré escribiendo porque lo necesito. De momento, voy a disfrutar de esta oportunidad que me ha brindado Turbulencias Teatro, al producir el montaje y a disfrutar también de poder llevarlo a cabo en una sala como La Usina, que parece estar diseñada ad hoc para el universo tan peculiar de Ojalá te hubiera conocido vivo.
Ahora voy con vosotrxs, para que la gente os vaya conociendo también. ¿Quiénes sois Turbulencias Teatro?
Somos una compañía compuesta por profesionales de distintas escuelas con ganas de comernos el mundo. Una amalgama de personas muy distintas que forman un gran mosaico con un objetivo común. Trabajamos por construir un sello propio donde destaquen el corazón, la calidad y la reivindicación.
¿Qué tipo de teatro os interesa?
Nos interesa el teatro contemporáneo. No rechazamos los textos clásicos, comprendemos que investigarlos es imprescindible para comprender la esencia del teatro, pero nuestra intención siempre es llevar a los escenarios a autoras contemporáneas, dramaturgas europeas menos conocidas en España o dramaturgas españolas con textos nunca puestos en pie… Buscamos darle voz a lo que se está escribiendo ahora, a la voz del ahora.
¿Por qué habéis decidido apostar por esta obra de Sandra Marchena?
Es una obra con un humor muy actual, tierno y absurdo al mismo tiempo. Queremos apostar por textos que tengan personalidad, que sean únicos, y creemos que este lo tiene. Además, estamos muy contentos de poder producir y trabajar en una comedia, que la gente reflexione pero también ría, es muy importante.
¿Cómo está siendo el trabajo con ella?
Está siendo muy rico poder trabajar con una persona con tanta experiencia en el mundo del arte y tan cercana. No es sencillo encontrar una persona con tanto conocimiento y humildad al mismo tiempo. Quien conozca a Sandra sabrá lo dinámica que es su forma de trabajar y está siendo un proceso muy fresco, muy motivador.
¿Cómo está siendo vuestro camino como compañía profesional?
Está lleno de emociones, de altibajos, de turbulencias, nunca mejor dicho. Está siendo un camino muy bonito, viendo como todo el trabajo poco a poco va cuajando. Además, estamos construyendo un elenco muy comprometido, donde cada uno de nosotros tiene su función, y donde todos aportamos nuestro granito de arena. Somos como una familia grande con mucho amor por el teatro.
¿Cómo veis y vivís la escena teatral independiente madrileña?
Sentimos que las salas alternativas están ayudando muchísimo al desarrollo de un teatro donde se dé cabida a la exploración y a su evolución. Es una pena que no haya una mayor visibilidad de acudir a estas salas a disfrutar de espectáculos que quizás no son tan conocidos. Personalmente nos hemos sentido muy cuidados por estas salas que están siempre dispuestas a brindar oportunidades a nuevos creadores.
¿Cuáles son los proyectos futuros que tenéis en mente?
Este mismo año estamos trabajando en otras dos obras de autores muy interesantes. La primera obra es Diga ser cierto, de Carmen Soler, una dramaturga española con influencias de Harold Pinter y Sanchís Sinisterra, que trata el tema de la violencia de género desde un punto de vista inusual, la amiga que contempla impotente. La segunda es una obra del dramaturgo sueco Lars Norén, Terminal 3, un texto de gran calidad nunca llevado antes a salas españolas.
¿Qué huella os gustaría ir dejando como compañía?
Queremos contribuir a la escena teatral madrileña con textos contemporáneos pero cercanos al público. Teatro que haga pensar al mismo tiempo que entretener. Un teatro que no deje indiferente a nadie e impulse un diálogo al terminar la representación. No será fácil destacar en una ciudad con tanta oferta pero confiamos en la potencia de los textos que tenemos elegidos al igual que textos propios en los que estamos trabajando de cara al futuro. En definitiva, queremos contribuir a este arte que nos ha encendido un fuego interno imposible de apagar.
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