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Raquel Pérez se quita el caparazón

“Esta función me da la oportunidad de exorcizar cosas personales que me están sirviendo para sanar, para curar”

La actriz y coach Raquel Pérez protagoniza, junto a Nacho Guerreros, Sobre el caparazón de las tortugas en el Teatro Fernán Gómez. Escrita por Ignasi Vidal y dirigida por Susana Hornos, la obra nos habla de las contradicciones del ser humano, de la culpa, del pecado y de los reproches de una ex pareja con una hija en común.

Fotos: Antonio Castro

 

Estrenáis en el Fernán Gomez Sobre el caparazón de las tortugas, ¿qué nos cuenta esta obra escrita por Ignasi Vidal?

Nos cuenta el encuentro de una ex pareja. Ellos quedan para hablar de los asuntos de su hija, una adolescente de 15 años adoptada y con muchísimo sobrepeso. Ella es la auténtica protagonista de la función, aunque no aparece. Héctor y Alicia hablan de su hija y, como pasa con muchos padres separados, cuando sale el tema de los hijos, inmediatamente se abre la caja de Pandora y aparecen todos los monstruos.

Básicamente, este es la trama de inicio de la función. Es verdad que la conversación no es la de un día cualquiera, ya que mi personaje trae una noticia muy importante de la hija. Quedamos para hablar de este asunto importante y entonces ahí se desata toda la tragedia.

Se habla mucho de algo que normalmente no solemos afrontar y miramos para otro lado. Yo siempre digo que en las familias es donde está el caldo de cultivo de cualquier tragedia y creo que el espectador se va a sentir identificado con muchísimas cosas. La obra servirá para visibilizar este asunto que creo que tiene que ver con la protección de ciertos derechos de los adolescentes. Es una obra muy difícil de explicar por qué a nada que digas cualquier cosa ya se hace spoiler…

 

¿Cómo es Alicia, tu personaje?

Alicia es una actriz muy reconocida, alcohólica y tiene mucho que reprochar a Héctor. Es una función donde se habla mucho de la culpa, del pecado, por eso también está ambientada en un Jueves Santo de Semana Santa, en un patio sevillano. La culpa es una cosa que está muy presente siempre, genera mucha rabia y cuando uno no pasa por terapia, lo que haces con esa rabia es dispararla hacia fuera, a lo que tienes enfrente y  si lo que tienes enfrente es tu expareja y también el padre de tu hija, entonces vas a matar.

Es una mujer que está muy volcada en su carrera, y muchas veces abandona las parcelas más personales. Entonces yo creo que tiene una mezcla de todo eso y con esto empieza la función.

 

Como madre, ¿cómo te sientes interpretando a Alicia?

Para mí es un ejercicio de exorcismo total, porque el teatro a veces te da la oportunidad de hacer cosas que ojalá pudiéramos hacer en la vida. Entonces esta función me da la oportunidad de exorcizar cosas personales que me sirven para sanar, para curar, para curar cosas personales. Y yo sí que he pasado por terapia, quiero decir que las conozco y las reconozco y entonces al pasar por estos procesos en la función me está ayudando a sanar, estoy en un momento de disfrute máximo con esta obra.

 

En la obra hay una relación muy delicada con Héctor, el padre de su hija, ¿cómo está siendo trabajar mano a mano con Nacho Guerreros?

Maravilloso, es un compañerazo increíble, tenemos un feeling brutal, nos hacemos mucha gracia, nos gustamos mucho mutuamente, y entonces esto favorece la relación porque Héctor y Alicia, a pesar de ser un ex matrimonio, se comportan como un matrimonio y se quieren mucho. Yo creo que este es el gran drama de la función, que se quieren muchísimo. Hay mucha química entre nosotros y está siendo increíble, yo firmaría hacer otras tantas funciones con él.

 

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Finalmente, ¿Alicia y Héctor encuentran una manera de entenderse por el bien de su hija o acaba ganando la culpa y los reproches?

Héctor y Alicia están condenados a convivir y a entenderse, es todo lo que te puedo decir (risas) .

 

La obra trata de los desajustes emocionales de su hija, ¿crees que la mayoría de problemas de salud mental de los niños y adolescentes provienen de las lacras de los padres?

Todos los seres humanos llevamos las mochilas maternas y paternas, todos, si bien eso es verdad, también te puedo decir, que llevan otras cosas que les suceden fuera del entorno familiar. Es verdad que hay algo que no es genético, pero si es hereditario y lo vamos arrastrando de por vida. En ese sentido, las terapias juegan un papel muy importante para que luego uno vaya limpiando todas esas cosas.

El caparazón, yo creo que habla de algo que tiene el ser humano: esa necesidad de cubrir, de proteger, los recuerdos, lo que duele, como algo que te arropa y que te protege, el cuerpo, tal y como lo hacen las tortugas. Mi personaje tiene una frase que dice: “Que bien me habría ido ser tortuga y lucir un caparazón duro y protector”, entonces creo que tiene que ver con eso, con protegerse de los malos recuerdos, de las malas vivencias. Se da cuenta de lo bien que se vive cuando no se saben las cosas,. Y esto es interesante para que juegue como un espejo a la inversa y el espectador diga: «No, ¡las cosas hay que afrontarlas!».

 

La conciliación laboral y familiar es uno de los temas clave de la obra, ¿crees que por el hecho de ser mujer se responsabiliza y, por tanto, se castiga más en el aspecto de los cuidados de tu hija o de las labores de casa?

Te diría que son los dos iguales, incluso te diría que Alicia es un poquito machista, como muchas mujeres, eh.  Además, ella dice en un momento: “Claro que tengo la custodia, no la iba a dejar aquí contigo, que eres incapaz de hacerte cargo de lo más básico”.  Creo que en esto los dos son iguales y ambos pertenecen a una generación de personas que se ha criado con estos micromachismos y con esta idea heteropatriarcal de la vida y del cuidado de los hijos.

Están los dos en los mismos sitios. Ignasi Vidal, el autor, explicó una cosa muy interesante en la rueda de prensa: “La conversación entre ellos dos es como en un partido de tenis, donde viene uno que ha calentado muchísimo, que es mi personaje, y el otro que le pilla desprevenido al principio, pero luego se da la vuelta». Es una función así, en la que pasan muchísimas cosas, en toda la obra no salimos del escenario, da muchas vueltas, el texto es maravilloso y nos pegamos un viaje tremendo de una hora y cuarto.

 

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“Cuando estos caracteres se desarrollan en un ambiente liberal, artístico y aparentemente amplio de miras, adquieren tintes grotescos. Y este es el ambiente en el que desarrollo esta obra que pone sobre la mesa una lacra social universal y cómo conviven verdugo, víctima y espectador”, explica Vidal. ¿Con esa afirmación del autor, consideras que la obra pretende hacer una crítica a ciertas familias más liberales?

No, yo creo que él quiere llamar la atención sobre esto, pero no creo que quiera hacer una crítica (habría que preguntarle a él). Al final las familias que nos creemos más liberales y que nos creemos más “guays” porque somos más leídos y más culturetas, tapamos las cosas como todo el mundo y cometemos errores gordísimos como todos. Lo que pasa es que nosotros nos creemos más que nadie porque estamos en una élite del no-se-que.

 

“Un día decidí escribir sobre las contradicciones del ser humano. Esas que nos llevan a decir una cosa y hacer la contraria, esa necesidad imperiosa que tenemos de aparentar justamente lo contrario de lo que somos”, explicaba también Vidal en la presentación del espectáculo. ¿Crees que el público se podrá sentir identificado con algunas de las contradicciones que se muestran en la obra?

Yo creo que sí, yo creo que el público con esta obra va a saber leer entre líneas y va a ver que a veces los personajes estamos diciendo una cosa y estamos sintiendo otra, y yo creo que esto está muy bien trabajado. En el primer pase en Madrid había varios compañeros y comentaban precisamente esto. Es muy interesante estar viendo una cosa y notar que por debajo hay otra. Ignasi vio la película Función de noche (1981. Dirigida por Josefina Molina) y nos la dio como referente cuando empezamos a trabajar este texto. La película es como una especie de docu reality ficción rarísima, donde están hay dos personas metidas en el camerino de ella y están hablando de su vida personal y privadísima. Cuando ves esa película, es una cosa muy grotesca, te da muchísimo pudor, es como estar viendo las profundidades más oscuras y turbias de una pareja, porque además en esos años no existían los realities, tú nunca habías visto algo tan privado, tan opuesto. Están hablando de cosas muy íntimas en el camerino, que además es como un espacio muy cerrado. Comen, beben, fuman, y hablan de su vida íntima de una manera alucinante. A Ignasi esta película le inspiró para escribir sobre esta pareja, la volvimos a ver (yo ya la había visto) y entendí esto. Creo que el espectador, va a asistir a una parte muy íntima de esta familia, a estar en un encuentro familiar que nadie mostraría.

 

¿Qué te gustaría que se llevara el público de esta obra?

Un buen rato, diversión, que se mantenga entretenido toda la función y concentrado en lo que está pasando. Despertar un poco esto que te digo de no mirar hacia otro lado con respecto a determinadas cosas de la infancia y la adolescencia, que al final son las personas más frágiles y más desprotegidas, hay que estar muy atento, vigilar y cuidar mucho para que no sufran demasiado.

 

 

Hace tres días fue el Día Mundial del Teatro, después de tantos años de trayectoria y de vivir esta arte escénica desde diferentes puntos de vista, ¿qué significa para ti el subirte a un escenario?

Significa expresarme, significa entregarme, compartir, visibilizar, yo creo que cuanto más mayor me voy haciendo, más consciencia tengo de que lo único que somos los actores es un vehículo de comunicación. Nos subimos al escenario para contar cosas, para que la gente se vaya a su casa con una linterna encendida. Si se pueden divertir, pues fenomenal, a lo mejor hay gente que lo pasa peor porque hay escenas duras, pero para mí el teatro es eso, es una gran parte de mi vida, también dirijo y tengo la escuela de formación de actores, por lo tanto, vivo rodeada de teatro desde que me levanto hasta que me acuesto. Es un placer porque el teatro me ha enseñado muchísimas cosas a lo largo de la vida, y espero que me siga enseñando y espero, también, compartir con el público todas las cosas que vamos aprendiendo.

 

Hablabas de tu escuela de formación. Como coach, ¿qué dificultades suelen tener los actores y actrices en el proceso de aprendizaje?

Pues las que tiene cualquier persona que empieza en cualquier profesión, la falta de técnica, que para eso estamos nosotros. Pero poco a poco la van adquiriendo y en la medida en que la van teniendo, van perdiendo miedo e inseguridades. La técnica ayuda muchísimo a no entrar en esos vacíos. Yo trabajo de una manera muy técnica y eso ayuda a que no haya inseguridades. Una técnica que protege y te da las herramientas para que tú sepas lo que estás haciendo y lo hagas de una manera consciente. Es como coger un coche y saber conducirlo, si sabes hacerlo, lo haces y ya está.

 

¿Cuáles son los pilares fundamentales de tu escuela de formación?

Para mí una de las cosas más importantes que tienen que pasar cuando un alumno sale de la escuela es que sea autónomo, diría entonces que la autonomía. Por eso nos ocupamos mucho de darles todas las técnicas posibles para que cuando salgan no necesiten llamarme como coach o, si me llaman, que sea para compartir, para sumar y no porque no sepan hacerlo.

Aparte de la autonomía y la técnica, estarían el placer y el juego, trabajamos desde el juego, los pongo como niños pequeños, no tiene que haber una cabeza, tiene que haber un cuerpo divirtiéndose, que la vida es suficientemente dura y jodida. Se supone que es una carrera vocacional con traumas y con movidas, pues no, ¡diversión!

 

En la escuela, se utiliza la Mecánica de la Acción Interna, ¿en qué consiste este método?

Es un método que creé hace unos años, me costó quince años de investigación, y tuve que estudiar a todos los pedagogos del teatro. También tiene que ver con que llevaba mucho tiempo trabajando con actores profesionales para prepararles películas, series, o teatros y necesitaba una herramienta muy práctica y muy técnica, porque a veces tienes que sacar resultados de un rato para otro. A veces te cambian una secuencia en el mismo día, entonces si tú esperas que te venga la inspiración, estás jodido, necesitas un resultado ya, ahora, para un casting, para una secuencia. En nuestro trabajo y con la experiencia que yo traía, necesitaba algo muy técnico que diera resultados inmediatos. Y entonces creé esta mecánica, que tiene que ver con la acción interna, que es todo lo que está pasando por debajo de una secuencia dramática y que sostiene toda la situación a todos los niveles. Entonces si tú creas bien esa partitura de acción interna, después solo tienes que subirte y cantar, como los músicos, como si tuvieras un mapa. Y al tener una técnica tan concreta no tienes que estar pensando en si tienes talento o no, si no simplemente es subirte y hacerlo.

 

En Acción nace con la intención de dar a conocer lo más íntimo de la profesión. ¿Nos podrías explicar un poco sobre este proyecto?

Son visitas que tenemos en la escuela por parte de gente profesional. Los actores, productores, directores, cuando hacen entrevistas para medios, normalmente son de promoción de un producto, de un texto, de una película… y aquí vienen hablar más de las intimidades de la profesión, de las sus experiencias, vienen a compartir cosas que luego en un medio a lo mejor no las cuentan. Vienen a la escuela y se las explican a los alumnos. Para mí es muy importante porque el alumno descubre cosas de verdad de la profesión y no esas fantasías que se hacen. Comparten su vida, sus experiencias, al final son conversaciones, ellos pueden preguntarles lo que quieran también de manera libre. También ellos como que bajan a la tierra.

 

¿Tienes proyectos de futuro para después de esta obra?

La verdad es que no, llevo un año de muchísimo trabajo, he currado en una película, se ha estrenado una serie que hice en verano, he estado dirigiendo dos funciones de teatro seguidas, y con el caparazón aquí en Madrid termino. Tengo muchas ganas de parar un poco, de hacer las muestras de final de curso que me vienen a continuación, terminar en julio y descansar un poco, que llevo un año de muchísimo trabajo, afortunadamente. Tengo un par de pruebas de cosas nuevas que no sabemos si saldrán o no, pero con esto acabo todo el periplo de trabajo que ha sido enorme durante este curso. ¡Necesito parar un poquito ya!

 

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