“Esta obra no se va a acabar nunca porque se alimenta del amor que yo le tengo a este género”
Hugo Pérez de la Pica es el autor y director de Por los ojos de Raquel Meller, maravillosa obra que homenajea y reivindica la figura de Raquel Meller, cantante, cupletista y actriz de cine que en las décadas de 1920 y 1930 fue la artista española de mayor éxito internacional. El montaje se estrenó por primera vez en 2006 y llena cada vez que está en cartelera. Esta es una nueva producción, con muchos cambios, pero que sigue cosechando éxitos, de hecho acaba de lograr el Premio al Mejor Espectáculo de la XXIII edición del Certamen Nacional de Teatro Garnacha de La Rioja.
Hugo Pérez de la Pica es también el fundador, junto a Irina Kouberskaya, de Teatro Tribueñe y la historia pondrá en el lugar que se merece a este gran maestro de las Artes Escénicas cuyas creaciones son únicas por la magia y la poesía que desprenden.
Por los ojos de Raquel Meller, la obra bandera de Teatro Tribueñe
Por Sergio Díaz
Lo primero, para que la gente conozca un poco más Teatro Tribueñe. ¿Cómo se os ocurre iniciar esta aventura? ¿Quiénes erais las personas impulsoras del proyecto?
Teatro Tribueñe nace por una necesidad de expresarnos como creadores, de equivocarnos y de acertar, de bregar con fantasmas propios y ajenos. Tener nuestro propio espacio nos ha permitido, a lo largo de estos años, el no casarnos con nadie, por que de esto el teatro se resiente mucho y no hay que hacer sufrir al teatro porque luego se enferma. Irina Kouberskaya es la impulsora de este proyecto. Ella es el alma principal de Teatro Tribueñe. Luego hay muchas más personas que han avivado el juego, un juego de espejos al fin y al cabo. Almas benefactoras que nos han acompañado.
¿Por qué elegís la zona de Ventas? ¿Teníais algún tipo de identificación con el barrio?
La verdad es que no era algo premeditado, pero es un barrio que nos encanta. Desde la apertura de nuestro teatro hemos visto florecer en nuestra calle academias de ciencia, tablaos flamencos o escuelas de pintura, pero vamos, no nos hubiera importado adquirir el Cine Bogart si hubiéramos podido, por ejemplo.
Teatro Tribueñe tiene una sólida trayectoria como espacio, a pesar de que no habéis caído en la tentación de programar teatro ‘fast-food’. ¿Cuáles son vuestros criterios de programación?
No somos empresarios avispados, ni podemos hacer grandes campañas, porque nuestro criterio a la hora de concebir nuestra programación suele depender de nuestras necesidades artísticas en cada momento. Y sobre todo, hacemos el teatro que queremos y en el que creemos.
En 2012 recibisteis el Premio Ojo Crítico de Teatro por “vuestro compromiso con un modo especial de concebir y materializar el hecho teatral”. ¿Cuál es ese modo especial?
Tenemos un especial cariño por este premio porque fue una sorpresa y es raro un premio importante en este mundo escénico nuestro sin que nos hayamos postulado previamente.
La premisa con la que siempre arrancamos un proyecto nuevo es saber lo que no quieres hacer y procurar que lo que construyas rime como un poema en mil paralelismos.
¿Qué tipo de espectadores se acercan a Tribueñe? ¿Son gente del barrio? ¿Incondicionales de siempre? ¿Va mucha gente joven?
Pues te diría que gente del barrio poca. Cada vez vienen más pero pienso que les cuesta creer que en su cotidianidad cabe el teatro. Incondicionales y gentes de buen paladar sí que vienen muchos, afortunadamente. Y gente joven no demasiada pero los que vienen lo disfrutan. Yo tengo esperanzas en esta juventud tan virgen en todo menos en lo sexual.
¿Qué puede encontrar el público en Teatro Tribueñe?
Por lo menos que en ningún momento pretendemos tomarles el pelo, eso para empezar. Nosotros procuramos asomarnos a los límites de nuestra capacidad creativa y eso es lo que queremos compartir con aquellos que se acercan a nuestra casa.
Por el tipo de teatro que ofrecéis, ¿Tribueñe es un espacio que se rebela contra el olvido?
Contra el olvido y contra el rebaño. Es injusto que nos quieran desheredar de una estética esencialmente nuestra.
Durante todo este tiempo habéis hecho una gran labor con el público joven gracias a las campañas escolares. ¿Consideráis importante que los jóvenes descubran las joyas del teatro y los géneros que les proponéis? Porque así de primeras no piensas que a la juventud de ahora les vaya a entusiasmar Valle, pero seguro que salen encantados cuando van a ver vuestros montajes…
Es una labor que llevamos a cabo con gran amor y devoción ya que nos parece fundamental que los jóvenes descubran ese teatro y cualquier tipo de teatro en definitiva. Y te diré que nos sorprende mucho después de una función, en los encuentros con el publico, la inteligencia afinada y afilada de muchos de estos jóvenes al comentar sobre la obra que acaban de ver.
Habéis vuelto con Por los ojos de Raquel Meller, una de vuestras obras más aclamadas. Imagino que será una alegría volver a reponerla. ¿Esta vuelta es un regalo para el público? ¿Para vosotros?
Lo es, porque precisamente es eso lo que sostiene a esta obra, la alegría. Esta obra no se va a acabar nunca porque se alimenta de una fuente inagotable, que es el amor y el respeto que yo siento por el género musical que aquí tratamos.
¿Quién fue Raquel Meller y por qué decidiste crear un espectáculo alrededor de su figura?
Raquel Meller fue una artista en el sentido grande de conocer la inmensa pequeñez del ser. Sabía del impacto que causaban sus pisadas en la escena. Lo incandescente de sus ojos que flotaban deambulando en el espacio. La fragilidad y solidez de su voz fresca y natural. Los logros conseguidos y la guasa que gastaba… ¡son tantas razones!
¿Por qué en este país no conocemos quién era y su dimensión como artista?
Aquí no conocemos la dimensión de nadie. ¿España es el país de los pintores?, ¿España es el país de los poetas?, ¿España es el país de las folklóricas? A mí me gusta decir tonadilleras, unas artistas que sólo son de aquí y a las que hemos descuidado, las hemos humillado y hacemos bandera de nuestro desprecio por todo un legado que desconocemos absolutamente… La verdad es que no sé qué pensar de los españoles. Y cuando lo pienso me dan ganas de apearme de ese tren.
El espectáculo no pretende ser una biografía exacta de Meller, ¿no? ¿Es más un recorrido por una época de nuestra historia a través de sus canciones?
No es estrictamente una biografía, no. La obra es una fantaseada radiografía del alma de Raquel. En el personaje transitan épocas convulsas en las que el aire farragoso llega a ser tan denso como el guardapiés de lana que llevan las lagarteranas.
¿Por qué Raquel Meller fue una pionera en las libertades de la mujer?
Primero porque no se dejó mandar por ningún hombre. Ella negociaba sus propios contratos, porque dejó de plantear a la artista como objeto de deseo o carne de cañón, y porque hizo lo que le daba la real gana toda su santa vida e impuso su criterio artístico por delante de lo demás, aunque cayera en desgracia.
Háblanos un poco de la puesta en escena de esta obra y cómo la has llevado a cabo.
He intentado que las canciones se reprodujeran tal y como las cantaba Raquel. Soñando, en su puesta en escena, vestidas como ella las vestía y coreografiadas como ella las ejecutaba. Para ello me he nutrido de testimonios directos de quienes la han podido ver en persona actuando y leyendo testimonios escritos de muchísima gente importante que habló de ella. Además de ver sus actuaciones cinematográficas, que dicho sea de paso, me parece una vergüenza que estando en perfecto estado casi toda su filmografía sea de tan difícil acceso.
A la vez que hemos reproducido el mundo escénico de Raquel hemos caricaturizado su vida personal, a veces rozando lo grotesco, otras lo vodevilesco. Poniendo la lupa done me parecía más revelador de su impronta.
¿Qué nos puedes decir de Helena Amado -la actriz que da vida a Raquel-? ¿Era una artista familiarizada con la copla? ¿Le ha costado meterse en este género musical?
Llevo mucho tiempo trabajando con Helena Amado. Cuando la conocí no tenía ninguna relación con la copla, pero creo que en estos años de trabajo se ha acercado bastante a las formas del género andaluz, que si bien no es el principal, tan bien lo abordaba Raquel Meller. Helena está muy vinculada a la música de los años 20 y 30. Hablamos de ragtime, swing, fox-trot y demás alrededores del jazz y a partir de ahí pude sacar partido de todo ese manantial. Helena tiene también un punto de antigua que la sitúa mucho en la feminidad de esa época.
El alma de Tribueñe, Irina Kouberskaya, da vida a una Raquel Meller en su etapa madura. ¿Por qué Irina en este espectáculo?
Irina es la actriz que más se parece a Raquel que yo conozco, por dentro y por fuera. El alma no tiene acento y Raquel fue una extranjera en la Tierra.
¿Cómo está la salud de Teatro Tribueñe? ¿Aguantáis bien el tirón con lo complicado que está todo?
Pues no andamos muy allá, la verdad, aguantamos que ya es suficiente. Pero hay que reconocer que este espectáculo tiene el favor del público y estamos llenando todas las funciones, lo cual ayuda mucho.
Si miráis vuestro trabajo, que es vuestro legado al mundo al fin y al cabo, ¿estáis satisfechos con la estela que estáis dejando?
La vida son cuatro zapatazos y adiós muy buenas. Tenemos la suerte de poder hacer lo que nos pide al alma, pero si la estela de Raquel Meller se está borrando, imagínate qué será de la nuestra.
Y aunque sea algo que no se busque, pero que imagino que reconforta, a nivel personal o como espacio creativo, ¿Sentís que tenéis el reconocimiento por parte del público y del sector?
Sólo buscamos seguir trabajando e ir labrando día a día como San Isidro.
