Andrés Lima, último Premio Nacional de Teatro, se ha propuesto comprender la realidad de la Prostitución en un espectáculo teatral, musical y documental. Carmen Machi, Nathalie Poza y Carolina Yuste beben de la intensa investigación que han llevado a cabo en el último año Lima y su equipo (con Albert Boronat en la dramaturgia) para plasmar en un artefacto escénico toda la complejidad de un fenómeno que acompaña a la Humanidad desde que el mundo es mundo.

 

Por Álvaro Vicente (con información del Teatro Español)

 

Pocos temas tan controvertidos como la prostitución, con tantas ramificaciones, con tantas implicaciones en el devenir de la Historia y de nuestra sociedad, reflejo de los oscuros mecanismos que mueven el mundo y piedra de toque de la estratificación de género que nos define y nos clasifica dentro o fuera de eso tan ambiguo que llamamos “normalidad”. Todo un reto que asume un equipo comandado por el siempre inconformista Andrés Lima, Premio Nacional de Teatro 2019, que estrena este fresco escénico-documental sobre “la profesión más antigua del mundo” en el Teatro Español con el concurso y la complicidad de tres grandes actrices: Carmen Machi, Nathalie Poza y Carolina Yuste, además de Laia Vallés, que se encarga de la música en directo y de Lucía Juárez que actúa en el vídeo Natural que, con texto de Juan Cavestany, acompaña la función. La dramaturgia, que como ya ocurriera en el último éxito de Lima (Shock. El cóndor y el puma), está firmada a medias por el director y Albert Boronat, bebe de textos de Virginie Despentes y Amelia Tiganus y los testimonios de una serie de mujeres relacionadas con la prostitución. Carolina Cubillo, directora y productora de Molinos de Papel, responsable de programas como Callejeros, entro otros, ha sido la encargada de gestionar la parte documental del montaje.

 

A fondo

“Nuestro espectáculo -cuenta Andrés Lima- se basa en un proceso de exploración sobre la prostitución. Un tema que nos hace plantearnos muchas preguntas, y en diferentes planos, sobre nuestra visión como ciudadanos, como seres humanos y como artistas con la voluntad de reflejar nuestra sociedad. Y lo hacemos dando voz a sus protagonistas, las prostitutas. Hablamos con ellas, entramos en sus clubes, las acompañamos en sus calles. Se trata de una investigación documental de la que bebe un grupo de artistas–actrices, con el propósito de comprender esta realidad y de plasmarla en una obra teatral. El espectáculo nace en la calle y se mueve hasta el escenario. El espectador vive esta experiencia. Deseo, necesidad, secreto, violencia, ternura, dolor, placer, compañía, pagar por sexo, cobrar por sexo. La experiencia de la prostitución, ponerse en su lugar, subirse a sus tacones, correr el riesgo, comprender”.

 

“Lo bello en lo horrible”

Escribió Baudelaire sobre las pinturas de prostitutas de Sr. G. que eran “la mirada del demonio emboscado en las tinieblas (…) nada más que el arte puro, es decir, la belleza particular del mal, lo bello en lo horrible (…) Lo que hace la belleza particular de esas imágenes es su fecundidad moral”. La moral atraviesa el tema de cabo a rabo, inevitablemente. Porque tras el tema está el problema de la trata, del tráfico y la explotación de mujeres y niñas y todo lo que se deriva de ello: la inmigración ilegal, las drogas, la violencia de género. En la base está la mercantilización del ser humano, la industria del placer y el dinero que esto genera. Este saco de inmundicias y deshumanización que es la prostitución comporta no pocos debates, los que hablan de abolición, de legalización, de estigmatización, de prejuicios morales, culturales, religiosos o políticos. Por un lado o por otro, como gran tema transversal, nos termina tocando.