"Nunca es suficiente si seguimos recibiendo odio. Queda mucho trabajo por hacer para proteger los derechos del colectivo LGTBIQ+"
Los delitos de odio siguen creciendo en España, mientras los discursos de intolerancia encuentran altavoces cada vez más poderosos. En este contexto, el teatro vuelve a demostrar su capacidad de cuestionar, sacudir y poner el dedo en la llaga. Polvo de diamante, la impactante obra del dramaturgo Pau Coya, llega al Corral de Comedias de Alcalá de Henares los días 4 y 5 de abril, con Dafnis Balduz y Albert Salazar en escena, bajo la dirección de Nelson Valente. Inspirada en un caso real ocurrido en Madrid en 2021, la obra indaga en las contradicciones humanas, la presión social y el juicio mediático. Polvo de diamante ha sido reconocida con el IX Torneo de Dramaturgia de las Islas Baleares y ahora es candidata a los Premios Max 2025 de la Fundación SGAE, reafirmando su impacto en la escena teatral española.
El texto no sólo cuestiona los límites entre verdad y mentira, sino que también expone cómo el tratamiento de la información y la presión social pueden convertir a una víctima en un blanco de linchamiento público. ¿Hasta qué punto una mentira puede desdibujar una lucha legítima? ¿Cómo influyen los medios y las redes sociales en la percepción de los delitos de odio? Hablamos con Pau Coya sobre esta pieza demoledora, su visión sobre la representación del odio en escena y el papel del teatro en tiempos de polarización.
Polvo de diamante se basa en un caso real ocurrido en Madrid en 2021. ¿Cómo te pilló esta historia cuando llegó a tus oídos y qué te llevó a elegir este suceso como inspiración para tu obra?
Era un momento muy crítico para el colectivo. Éramos muy vulnerables. Hacía unos meses habían asesinado a Samuel Luiz y había mucho miedo. A los 31 años que tenía en ese momento, nunca había tenido miedo real de ir por la calle, de pasar de noche por según qué zonas. Cuando estalla la noticia de la agresión múltiple de Malasaña, con tantos detalles morbosos, fui un espectador más y seguí el caso con la atención que merecía, con todo el circo mediático y político incluido. Lo que me inspiró para escribir la pieza fue, realmente, el linchamiento posterior que hubo hacia la víctima y la posibilidad de intentar ahondar en los motivos que le llevaron a hacer lo que hizo para evitar contar una verdad que seguro que era más incómoda de lo que creíamos.
Con este texto ganaste el IX Torneo de Dramaturgia de las Islas Baleares. ¿Qué significó para ti este reconocimiento en tu carrera?
Fue un momento importantísimo, a muchos niveles. Primero, me permitió escribir una pieza desde el reto, con unas condiciones impuestas por las bases (para dos intérpretes, sin acotaciones, sin conocer a los actores, etc.) que, lejos de limitarme, me hizo estrujarme más el cerebro para crear algo interesante. Segundo, porque no creí que un texto de esta crudeza, que pone sobre la mesa asuntos tan incómodos fuera a convencer a un público medio (spoiler: me equivoqué). Y tercero, porque gracias a él conocí a Dafnis Balduz, quien confió ciegamente en el texto y movió todos los hilos posibles para que se convirtiera en lo que es hoy. Le debo mucho al Torneig y a sus organizadores, Produccions de Ferro, por invitarme a participar y creer en mí.
¿Qué simbolismo encierra el título de la obra en relación con la trama y los personajes?
El diamante es un material que, de manera equivocada, se cree que es indestructible. Nada más lejos. Suele confundirse su dureza con su resistencia. Aunque sólo otro diamante puede rayar un diamante, si lo golpeas repetidas veces con un martillo, lo conviertes en polvo. Al personaje principal le pasa un poco eso. Parece muy duro, pero es sumamente frágil. Además, el emoticono del diamante es conocido en la comunidad gay para expresar algo que prefiero no desvelar, para evitar spoilers, y Rihanna y sus diamonds también están muy presentes en la obra.
Dani, el protagonista, denuncia una agresión LGTBIQfóbica que genera una gran repercusión mediática. ¿Cómo se aborda en la obra el impacto de las redes sociales y los medios en situaciones como esta?
Es determinante, y lo que acaba haciendo que todo estalle por los aires. Vivimos un momento muy delicado donde los medios y las redes tienen un decisivo en el pensamiento de todos. Lo que más me llamó la atención del caso real y que quise trasladar en la pieza es lo hipócritas que podemos llegar a ser los humanos. Lo hemos visto no hace mucho con Karla Sofía Gascón. Endiosamos a las personas y al día siguiente pedimos su cabeza. A veces se nos olvida que detrás de las pantallas hay personas que sufren.
La pieza plantea la posibilidad de una denuncia falsa. ¿Cómo crees que este tema afecta la percepción del colectivo LGTBIQ+ en la sociedad?
Es como todo. Como cualquier lucha histórica de colectivos vulnerables. Cuando se crean sistemas jurídicos que lo que intentan es paliar las desigualdades y proteger los derechos de estas personas, siempre va a haber alguien que se aproveche de ello. Hecha la ley, hecha la trampa, ¿no? Pero lo peor no es eso, sino que se utilicen unos datos ínfimos con finalidades políticas para legitimar la idea generalizada de que los colectivos que necesitamos estos mecanismos legales no nos los merecemos. Eso da miedo, porque hay mucha gente que se lo cree.
¿Cómo ha sido la colaboración con Nelson Valente, director de la pieza, y qué te ha aportado su visión a la puesta en escena?
Nelson es un fuera de serie. Entendió la propuesta desde el minuto uno y todas sus aportaciones han sido para remar a favor de la historia. Se ha adaptado a lo que el texto pide: sencillez, desnudez, el artificio mínimo.
Cuéntanos cómo hiciste la selección de actores para la obra y qué características de Dafnis Balduz y Albert Salazar consideras que enriquecen a sus personajes.
Como he comentado antes, a Dafnis lo conocí en el Torneig de Dramatúrgia de Balears y fue quien apostó por intentar levantar la obra en Barcelona. El resto del equipo se fue formando una vez que la productora, Apunta Teatre, también se sumó al proyecto. La selección de Albert es todo un acierto. En la primera lectura de guion ya me dejó con la boca abierta. Son dos actores muy comprometidos con la historia y muy exigentes con ellos mismos. No hay función que no salgan comentando alguna cosa que todavía pueden mejorar. ¡Y llevan ya dos años girando! Eso mola, porque les permite llegar a dotar de capas muy interesantes a sus personajes.
En una entrevista que diste al Diario de Mallorca dijiste que «el tratamiento de la información incita al odio, que se traslada a las redes sociales y el linchamiento público.» ¿Crees que los medios de comunicación tienen una responsabilidad directa en la escalada de discursos de odio? ¿Cómo aborda Polvo de diamante esta relación entre la manipulación informativa y el impacto social?
Es lo mismo que comentaba antes sobre las redes. Los medios están más polarizados que nunca, y se sigue dando voz, defendiendo esa supuesta libertad de expresión que tanto nos gusta decir que tenemos, a personas con discursos muy nocivos. Todo por la audiencia y por el clickbait.
El informe sobre la evolución de los delitos de odio en España 2023 del Ministerio de Interior destaca un aumento significativo en las denuncias por discriminación por razón de sexo y género. ¿Crees que este incremento está relacionado con una mayor concienciación y denuncia por parte de las víctimas, o refleja un aumento real de los delitos de odio?
Sería muy osado por mi parte hacer algún comentario sin ser analista. Sea como sea, ahí están los datos. Y dan miedo.
¿Qué opinión tienes sobre las políticas públicas y las medidas legales actuales en España para combatir los delitos de odio? ¿Crees que se está haciendo lo suficiente para proteger a las personas LGTBIQ+?
Nunca es suficiente si seguimos recibiendo odio. Queda mucho trabajo y hace mucha falta seguir escuchando a las nuevas generaciones y sus demandas. Especialmente por lo que concierne a las identidades de género.
¿Crees que la visibilidad mediática de casos como el que inspira tu texto ayuda o complica la percepción social del colectivo LGTBIQ+?
En cualquier caso, la normaliza y la humaniza. Existimos y necesitamos que se cuenten nuestras historias. No es un panfleto ni pretende serlo. Que sacuda las mentes del espectador y que se vaya a casa pensando. Eso quiero que inspire.
La obra ha sido bien recibida en otros lugares. ¿Ha habido alguna reacción del público que te haya sorprendido o conmovido especialmente?
Muchas, no te sabría decir una. Lo que más me ha sorprendido, es darme cuenta de que no es una obra nicho, sino que el mensaje es universal y trasciende a cualquier razón de orientación sexual. Alguna vez me han comentado que, si el protagonista fuera una mujer, por ejemplo, la historia funcionaría igual. Eso es importante.
Has escrito textos como Stonewall: Liberación y Orgullo, Kryptonita o Cavallet de Mar todos ellos con una sensibilidad por la diversidad sexual y de género. ¿Por qué consideras importante abordar estas temáticas en el teatro actual?
Por lo que comentaba antes, por la necesidad de contar historias con representación positiva de las realidades LGTBIQ+. Soy sensible con la diversidad porque soy parte del colectivo, ¿cómo no voy a serlo? Si bien es cierto que la tendencia a la hora de explicar nuestras historias ha sido históricamente hacia el dramatismo en exceso, como una súplica al público. “Por favor, entendednos, qué desgraciados somos.” Yo huyo de ello. No me interesa. No necesito pedirle a nadie que me entienda. Solo vengo a exponer que existimos.
Cavallet de Mar o el peix invisible, es un texto que nació como una obra teatral premiada y ahora puede dar el salto al audiovisual porque acaba de acaba de ser seleccionada en el XII Laboratorio de Creación de Series de Televisión 2025 de Fundación SGAE, ¿qué retos y oportunidades supone adaptar esta historia al formato de serie y qué aspectos de la obra original quisieras mantener y cuáles crees que deben transformarse para la pantalla?
Como suele decirse en estos casos, por muy a tópico que suene, ya el hecho de haber sido seleccionado entre casi un centenar de proyectos es una gran oportunidad. Poder trabajar codo con codo con Javier Olivares, que es un grande dentro del audiovisual, es maravilloso y siento que estoy aprendiendo muchísimo. Creo que, la esencia de la pieza va a mantenerse bastante a la hora de trasladarla a la pantalla, solo que se podrá ahondar aún más tanto en el personaje principal como en el resto, que en el monólogo teatral solo acompañan al protagonista. En la serie tendrán más presencia e, incluso, algunos, tramas propias. Es un reto enorme, pero me hace muchísima ilusión.
Por último, ¿qué proyectos futuros tienes en mente y hay alguna temática que te gustaría explorar en tus próximas obras?
Por suerte, no me falta trabajo. Se ha estrenado en Barcelona El nom volgut, sobre infancias transautistas, con la que pretendemos girar mucho, y justo estamos en Palma con los últimos ensayos de la adaptación de la novela de Sebastià Portell El dia que va morir David Bowie. Sigo investigando y escribiendo sobre salud mental en las vivencias LGTBIQ+.
Revista GODOT es una revista independiente especializada en información sobre artes escénicas de Madrid, gratuita y que se distribuye en espacios escénicos, además de otros puntos de interés turístico y de ocio de la capital.