El curso lectivo se acaba y llegamos al último de los episodios que esta temporada hemos dedicado al Máster Oficial en Enseñanzas Artísticas: Pensamiento y creación escénica contemporánea, organizado por Fundación Universidades y Enseñanzas Superiores de Castilla y León.
Así concluye este viaje que, sin haberlo buscado, ha tenido la estructura propia de la concepción de un espectáculo teatral: Primero conocimos las ideas de su director, luego asistimos al trabajo en equipo, conociendo las ideas y sus conclusiones para, finalmente, sentarnos en un patio de butacas y acabar aplaudiendo mientras va bajando el telón.
La ESAD de Castilla y León, una incubadora para el futuro escénico de nuestro país
Primero hablamos con su director José Manuel Mora, para que nos presentara de primera mano los contenidos y su equipo docente; meses después, pudimos viajar hasta Paredes de Nava en Palencia para participar en la III Residencia Creativa del Máster que contó con la presencia de Óliver Laxe y Angélica Liddell; sin duda, uno de los platos fuertes y más atractivos del Máster. Pero también nos interesaba visitar el epicentro de todo esto, rematar descubriendo dónde se genera esa corriente de la que os hemos venido hablando durante estos meses: La ESAD de Castilla y León. Allí nos marchamos para pasar unas jornadas con el alumnado y su equipo directivo: José Manuel Mora, su director, Rosa Sanz, la jefa de estudios, y Javier Hernández, que desempeña las funciones de secretario.
Herramientas para hacer un camino propio
Junto a Rosa Sanz pudimos descubrir las fabulosas instalaciones que poseen en Valladolid, en el Centro Cultural Miguel Delibes, la envidia de cualquier espacio escénico profesional, privado o institucional. El auditorio, la sala de teatro donde hacen las prácticas y las propias aulas, son un auténtico privilegio con el que cuentan las personas que cursan las especialidades de Interpretación, Dirección de Escena y Dramaturgia allí. Este paseo junto a su Jefa de Estudios, más los meses que llevamos conociendo este proyecto, nos ha dejado entrever una muestra de la importancia del movimiento artístico que se está fraguando más allá de las grandes capitales. Un movimiento realmente potente y vanguardista para promover las Artes Escénicas en nuestro país, desconocido para la gran mayoría, y al que no deberíamos perder de vista. Que nos reafirma en la idea de que la descentralización de la cultura es lo que realmente enriquece a las Artes Escénicas.
Su equipo nos hablaba del trabajo que han ido realizando a lo largo de los cuatro años que llevan al frente, tiempo en el que han ajustado perfiles, contenidos y materias; pero, sobre todo, han potenciado el acercamiento entre alumnos y artistas, una iniciativa en la que también ha tenido mucho que ver los diferentes espacios escénicos de Valladolid, como el Teatro Calderón, con el que han ido estableciendo puentes para mantener, o el LAVA. El contacto permanente con los profesionales y desarrollar líneas de investigación artística, nos comentaba el equipo, son una fantástica forma de “aprovechar y unir sinergias para dar oportunidades a los alumnos”, que van desarrollando el tejido artístico de la propia ciudad de Valladolid y, desde hace ya un tiempo, también está calando en el ambiente escénico de todo el país.
“La presencia de la escuela en el ámbito nacional comienza a ser muy significativa” nos explicaban y, parte de esa presencia, se debe a la apertura en las enseñanzas, dejando a un lado los manuales, necesarios para labrar una base, pero siempre con la idea de “ir un paso más allá de lo que es un centro educativo propiamente dicho”, ofreciéndoles variedad de herramientas, traducidas en encuentros multidisciplinares e intergeneracionales “Les servimos unas enseñanzas unos referentes, pero después el camino es cosa suya”; nos explicaban resumiéndolo en una idea muy gráfica: “ofrecemos al alumno una mirada en forma de paisaje”, desde donde el propio estudiante sea quien decida cuál es su lugar, a través de su propia personalidad y sus inquietudes. “Lo más interesante es que elija por si mismo donde quiere estar en cada momento, de una manera propia, porque eso es lo que hará luego que el espectador se interese por ir a ver sus montajes”.
El tramo final del Máster de Pensamiento y Creación Artística
Por supuesto, llegado el tramo final del Máster de creación y pensamiento, volvimos a reencontrarnos con los alumnos, asistimos a algún ensayo de las piezas de final de curso que están trabajando y charlamos sobre sus impresiones tras haber vivido unos meses que, como nos ha sucedido a todos, han estado llenos de imprevistos que han ido modificando la hoja de ruta para poder completar un curso tan atípico como este.
Pere y Masu, bailarín profesional y alumna recién salida de la escuela, respectivamente, conversaron con nosotros. Dos visiones aparentemente diferentes que, sin embargo, han encontrado en el Máster las herramientas para poder desarrollarse como artistas; buscando un marco teórico que les haga entender lo que ya habían puesto en escena, en el caso de Pere; y romper con la endogamia teatral que se respira en las escuelas y explorar un terreno interdisciplinar con el que ampliar conocimientos, por parte de Masu. Algo que ambos han encontrado gracias a los diferentes seminarios sobre los que han ido trabajando a lo largo de estos meses, donde se han alimentado de las visiones y opiniones, a veces encontradas, de los artistas que lo han visitado. “Te quita el peso de tener que demostrar algo – Comentaba Pere – Quieren potenciar lo que eres, con todas tus circunstancias”, un apoyo que, sumado a las diferentes personalidades de los propios asistentes, ha generado una serie de sinergias que han alimentado tanto a veteranos como a recién llegados. “A parte del Máster en sí, estoy conociendo muchas cosas que de otra forma no hubiera conocido tan de repente – Nos dice Masu – Somos diferentes generaciones, son diferentes formas de ver las cosas, es muy interesante aprender de quien lleva ya más recorrido hecho”.
Un proyecto escénico europeo lárgamente acariciado
El viaje además dio para poder acudir, desde el Teatro Calderón, a la puesta de largo de Between lands. Running for democracy, proyecto europeo que comenzó a fraguarse en el 2018 y que, al fin, comienza a ver la luz sobre la escena.
Esta colaboración entre el Teatro Calderón de Valladolid y el Teatre Nacional de Catalunya, junto a Emilia Romagna Teatro Fondazione (Italia), Onassis Stegi (Grecia), KVS de Bruselas (Bélgica), La Comédie de Reims (Francia) y el Teatro National São João de Oporto (Portugal), ha dado como fruto una propuesta caleidoscópica, donde seis directores y directoras diferentes darán forma a los textos de seis dramaturgos y dramaturgas: Pier Lorenzo Pisano (Italia), Lena Kitsopoulou (Grecia), Rachida Lamrabet (Bélgica), Charlotte Lagrange (Francia), José Manuel mora (España) y Mickael de Oliveira (Portugal).
Esta propuesta dará como resultado seis espectáculos completamente diferentes en cuanto a estilo y forma, el proyecto ofrece a los directores y directoras, entre los que se encuentran las españolas Carme Portaceli y Judith Pujol, la libertad de interpretar y ordenar los textos como ellos consideren y crear, con los medios que los propios teatros asociados ponen a su disposición, su particular versión acerca de un mismo tema: La mirada europea contemporánea sobre la democracia. En nuestro pudimos asistir a la original puesta en escena del director italiano Nicola Borghesi que contó sobre el escenario del Teatro Calderón con un elenco de intérpretes vallisoletanos. La próxima oportunidad, y única, de poder ver el resultado de este proyecto en España será en el inicio de temporada del Teatre Nacional de Catalunya.
Un viaje que concluye reafirmándonos en la idea de que, las artes, cuanto menos centralizadas estén, más enriquecedoras resultarán.
