¿Qué habría escrito Federico García Lorca si hubiera acompañado a Doña Rosita más allá de su juventud? ¿Qué habría sido de ella si su creador no la hubiese dejado en la amarga plenitud de los cuarenta y cinco años? Esas son algunas de las preguntas que impulsan El Expreso de los Naranjales, la nueva obra escrita y dirigida por Fernando de las Heras, que se presenta como una prolongación poética del universo lorquiano.
Han pasado muchos años, y la que fue Doña Rosita la soltera, ahora es una religiosa, sor Rosa que profesa en una orden que se dedica a la enseñanza. Con la edad, van asomando recuerdos, pero por unas extrañas circunstancias, no esperadas (o sí), empiezan a llegar cartas a su nombre, que le hacen recordar las antiguas cartas de los amores imposibles de su juventud.