«Jauría tiene que ver con todas la mujeres que históricamente han vivido una experiencia similar, incluso si me apuras, con todos los débiles como concepto»
Noviembre de 2017. Medio país se paraliza con el juicio de La Manada. En medio de todo ese bullicio social, una amiga coquetea con un chico 10 años menor que ella por Tinder, tiene unas conversaciones subidas de tono, lo invita a su casa y en el último momento decide no mantener relaciones sexuales. Lamentablemente, es demasiado tarde, él ya ha decidido por ella y la agrede sexualmente. Por entonces, medio país se enfrentaba a otro medio, sobre si la actitud de la chica de La Manada, violada en los San Fermines en julio de 2016, había sido correcta. Mi amiga calla y decide no denunciar la agresión por no exponerse a un juicio paralelo.
Por Ka Penichet/@KaPenichet
Dieciséis meses después, el Teatro Kamikaze estrena en Madrid, Jauría, una pieza con dramaturgia de Jordi Casanovas y dirección de Miguel del Arco confeccionada con las transcripciones del juicio de La Manada. Su estreno coincide la misma semana del Día Internacional de la Mujer. María Hervás, será la encargada de poner voz a las palabras de la chica de La Manada. Fran Cantos, Álex García, Ignacio Mateos, Raúl Prieto y Martiño Rivas serán los miembros de La Manada. A mí me estalla la cabeza por poder mantener una charla con ella, que me cuente cómo ha sido el proceso de creación de este montaje y, de alguna forma, poder visibilizar a todas aquellas chicas que, como a mi amiga, el miedo las frenó a denunciar. Hermana, yo sí te creo.
¿Quién contacta contigo para proponerte este papel? ¿Dudaste en algún momento si hacerlo?
Directamente contactó conmigo Miguel del Arco y, aunque yo no se lo había manifestado, siempre quise trabajar con él, así que dije que sí de manera inmediata. La respuesta fue más visceral que racionalizada y ni siquiera valoré si quería o no hacer ese personaje. Luego tuve una segunda fase donde realmente me di cuenta de lo que había aceptado y fue como: «¡Madre mía dónde me voy a meter!» Pero como siempre he estado muy sostenida por la red de seguridad que supone Teatro Kamikaze, pues tampoco lo pensé más porque es trabajar en familia, con seres que además de que los admiro, son tremendamente rigurosos y cuidan mucho lo que hacen. Sabía que con esto no iba a ser de manera distinta, sino incluso más.
La obra se estrenó el 25 de enero en el teatro Palacio Valdés, ¿cuáles han sido las primeras reacciones?
Yo creo que Jauría no habla solamente del trágico suceso de Pamplona. Más allá de lo que el propio texto dice, yo creo que lo más interesante tiene que ver con poner un espejo delante del espectador, en el mismo que nos hemos estado mirando nosotros durante todo el proceso, por supuesto y decir, para detectar cuáles son todavía las zonas erróneas y localizar cuáles son nuestros conflictos aprendidos por la sociedad patriarcal que nos ha educado y poder desactivar esos machismos que tenemos todos integrados en costumbres cotidianas. Creo que, realmente Jauría entra a hablar de cosas que a todos nos atañen.
Como es un espejo tan directo, me he dado cuenta en las primeras 4 funciones que dependiendo del público que acuda a la función, su compromiso de implicación varía. Hay gente que tiene muchísima resistencia, sus sistemas no están preparados ni siquiera para poder analizar si ellos tienen algo de eso. Les agrede demasiado. Por ejemplo, en Avilés, yo percibí que se sentían más agredidos, era un público más mayor y, en cambio, en Granada, con un público más joven, sentí que ellos podían hacer la catarsis con nosotros.
¿Qué les dices a aquellos que tachan el montaje de morboso?
Pues mira, justo ayer pasé por el teatro y fue un poco trágico porque en el cartel nos escribieron: «Fuck monetizar dramas», y ¡wow!, sabía que era algo a lo que nos íbamos a enfrentar, pero es que verdaderamente estoy tranquila porque si esa persona viera el montaje es difícil no darse cuenta, de que lejos ha querido estar Miguel de querer monetizarlo. No hay lugar a dudas. La investigación tiene que ver con un malestar social, que a todos nos atañe, no de un caso particular. Tiene que ver con algo que está en todos nosotros, incluso en las mujeres declaradamente feministas y liberales, porque hemos sido educadas en un sistema patriarcal. Jauría transciende La Manada, se apoya en ello como texto desde el que partir pero nada más.
¿Cómo ha compensado Miguel del Arco la escasa presencia femenina en el equipo?
Miguel es una persona que tiene un compromiso con todo lo que hace. Nos ha dado todo el material que necesitábamos para poder informarnos, leer… aparte de eso, hemos podido contar en la ayudantía de dirección con Xus de la Cruz que es una mujer especializada en feminismo y en asuntos de género e igualdad y con Isabel Valdés que es una periodista especializada en feminismo que es maravillosa. Hemos tenido mucho asesoramiento. Entonces cualquier cosa sobre la que hemos tenido dudas en la sala de ensayos hemos tenido esos grandes apoyos con quien poder resolver.
Miguel lo ha hecho de manera inteligente, no sé si de manera intuitiva o racional. Creo que también ha compensado esa presencia rodeándose de un equipo de mujeres tremendamente preparadas en lo que al feminismo se refiere.
¿Qué es lo que te ha resultado más difícil durante el proceso de creación de tu personaje?
Al principio, he estado 45 días llorando 4 horas al día. El propio Miguel me llegó a decir que podía reservarme, que no le hacía falta que estuviera al 300%, que ya había visto que llegaba a todo, que no pasara por ahí si no quería, que lo marcara… Creo que era algo tan poderoso lo que estaba sucediendo a través de esas palabras que yo era incapaz, por mucho que a veces lo intentaba porque verdaderamente necesitaba poder aliviar todo lo que estaba viviendo porque era muy grande, es muy grande, no tiene que ver solo con aquella chica sino con todas la mujeres que históricamente han vivido una experiencia similar, incluso si me apuras, con todos los débiles como concepto. Sentía que si no iba con toda la carne en el asador no solamente no estaba siendo justa con todas las personas que estoy representado a través del símbolo de mi personaje, sino que además, no podía ni decir el texto. Ha sido un proceso de mucho sufrimiento pero de reconocimiento de cosas mías en todo esto. Te prometo que yo creo que es un proceso casi necesario y, ojalá, todo ciudadano pudiera llevar a cabo el proceso como si tuvieran que montar ellos mismos Jauría. A mí me ha modificado, la verdad.
¿Realizas algún tipo de entrenamiento mental antes o después de la función para superar el desgaste emocional que supone representar un papel así?
No, pero voy desde hace 2 ó 3 meses al psicoanalista, que antes nunca había ido. No sé si la vida me ha llevado justo ahí de manera inconsciente, o he tenido la destreza de poder llegar ahí porque necesitaba ese apoyo paralelo. Me imagino haber pasado ese proceso sin Salvador, que es mi psicoanalista, y habría sido aun más duro. También tengo unos compañeros espectaculares, nos abrazamos siempre, he tenido muchísima suerte con ellos, nos cuidamos todos montón. Una vez por semana intento hacer tratamiento muscular porque me quedé como con tortícolis en dos momentos distintos en el proceso de ensayo y no podía mover el cuello.
Una vez que ya estás en función, ya sabes a qué te vas a atener. Tu cuerpo está preparado para el ejercicio al que te vas a enfrentar. La sala de ensayos es el infinito porque no sabes lo que te va a devenir cada día, es muchísimo más agotador, emocional y físicamente. En las funciones, además, tienes la respuesta del público que de alguna manera también te permite a ti misma cerrar el círculo artístico y te puede sanar la herida que abres cada noche. El teatro requiere de público por eso. Yo creo que lo peor como proceso ya lo he pasado y que ahora empieza el disfrute, en el sentido de poder compartir conversaciones, hablar con la gente, me interesa muchísimo conocer lo que ha llegado…
Centrándome en la figura del agresor, ¿dónde crees que radica el problema para que esta gente tan joven que se supone que sabe distinguir lo que está bien de lo que está mal, llegue a pensar que no están actuando mal o no sepan identificar sus actos como una agresión sexual o una violación?
Yo creo que es bastante complejo. Desde mi punto de vista, yo creo que ellos saben que hicieron algo malo porque más allá de la controversia sobre si es una violación o no, algo que yo no dudo, a mi se me derrumba en el momento en el que dejas a una mujer desnuda en un portal, le robas el móvil, le sacas la tarjeta SIM y la de memoria y las dejas ahí, no le preguntaron en ningún momento durante esos 20 minutos de relación si está bien, la penetran simultáneamente, le dirigen la cabeza para que haga felaciones a cada uno de ellos, le hacen fotografías y videos sin el consentimiento de ella… yo creo que si sentara a cada una de esas criaturas delante de mí y les dijera: «No pasa nada, no estamos hablando a nivel jurídico ni nada, ni de esta conversación depende tu juicio social ni nada, esto es entre tú y yo, ni siquiera yo te voy a juzgar, de humano a humano, desnudísimos… ¿De verdad consideras, que tú no vejaste a esa persona?» Y yo como confío en la verdad del ser humano, confío en la búsqueda de la verdad y confío en que existe, yo creo de todo corazón que me dirían: «Sí, vejé a esa mujer y la maltraté». Lo que pasa es que creo que ellos se escudan en una guerra conceptual pero a mí es que lo conceptual me suda el coño a estas alturas. Pero si es que me da igual, tú has maltratado a un ser humano a unos limites de terror, niégame eso. Ellos dicen que era algo consensuado entre los seis. Qué curioso porque la persona que estaba todo el rato en el suelo era ella, la que se queda desnuda en un portal es ella, no me cuentes que está sucediendo entre los seis, porque de ser así, os vestís juntos, os vais los seis juntos… es otra movida cuando está consensuado, que me parecería perfecto, pero eso estaba hecho entre cinco abusando de una persona a la que le estabas dejando posibilidad de salida cero. Hay un nivel en el cual las personas ya no nos podemos mentir ni a nosotros mismos.
¿Crees que el juicio paralelo que se le ha hecho a esta chica ha provocado que más mujeres se hayan animado a denunciar o al revés?
Miguel nos decía que a raíz de un estudio que hizo con una ONG, parece ser que casi el 100% de las mujeres que han denunciado una violación, no lo volverían hacer solo por el proceso al que luego se tuvieron que someter. Jauría además habla de todo esto y se ve completamente en el montaje, cómo después de la violación que perpetran estos chicos en ella, luego viene la de los abogados, la social… es muy fuerte a lo que estamos sometidas cuando somos víctimas de algo. No sé, realmente, si ha inyectado fuerza y energía para denunciar o, si por contra, las ha asustado más, no te lo sabría decir. Creo que hay veces que son como acontecimientos casi históricos que no vamos a poder valorar muy bien hasta qué punto influyen en las demás hasta pasado un tiempo. Lo que me queda claro es que esta chica denunciara, que lo hiciera así, la actitud que ha tenido, la carta que envió a los medio, cómo se ha comportado, todo esto ha sido fundamental para una época que está viviendo el mundo. Creo que ha hecho un gran favor a muchísimas mujeres. No sé si las mujeres nos podemos dar cuenta ahora pero yo creo que es importante empezar a sacar a la luz cualquier tipo de vejación.
Teniendo en cuenta la controversia que pueda despertar el montaje, ¿tú te sientes más expuesta?
Yo todavía no lo he pensado, de momento no me ha repercutido. Es posible que lo pueda tener, seguramente, lo que pasa es que si lo tuviera pues, haber elegido muerte, me dedico a esto por algo, tendré que hacer el proceso para que no me importe o, para incluso, dar lugar para que cualquier persona se exprese en un mundo en el que la libertad de expresión aquí está para todos. No pretendo que todo el mundo piense igual, lo que pretendo es que en el mundo, cada día se multiplique más la igualdad y el amor. Sé que me van a caer cosas, pero yo qué sé, hay que estar vivos.
¿Has percibido cambios en la lucha feminista los últimos años?
Sí que creo que ha habido cambios. Yo es que soy fundamentalmente optimista en la vida como actitud y además de verdad lo creo. Creo que estamos viviendo un momento sin precedentes, no solo las mujeres, sino cualquier persona débil de la sociedad. Yo creo que ha llegado un momento en el que hemos dicho, ya basta de este esquema que en algún momento se formó así y, que lo siento, no solo no nos convence sino que nos hace daño y no nos permite expandirnos, estar bien y liberarnos. Generemos una alianza hombre mujer y vayamos juntos a que esto cambie. Yo veo a las niñas de hoy en días más iguales a los chicos con un power distinto.
Confías en que el 2019 pueda convertirse en uno de tus años más dulces profesionalmente hablando: Ganadora del Premio Ercilla, nominada al Valle Inclán y candidata a los Max.
Como de alguna manera llevo años generando esa sensación en la gente que me rodea, no le doy bola en mi cabeza, no lo pienso porque soy bastante racional. Entones me doy cuenta de que a mi cabeza la tengo que frenar porque sino me putea y me vuelve loca. No me hace ningún bien. Igual suena mal pero los premios nunca me han importado, sí les otorgo la importancia de que es un reconocimiento a mi trabajo y estoy agradecida pero nunca los he ambicionado. Tengo otras ambiciones. Si llegan, pues agradecida, pero si no, pues yo sigo mi caminito que es donde está la búsqueda. Yo quiero estar bien, amar y que me amen, te lo juro, suena como a hippy pero en el fondo creo que es lo que queremos todos. Yo quiero seguir quedando con mis mejores amigos, ir al cine, al teatro, cenar, tomarme un vino, tener esta conversación contigo… quiero estar bien y en paz. Si el éxito supone para mi estar más en paz de lo que ya estoy ahora, entonces, por favor que llegue a mi. Si me viene a complicar la existencia prefiero no tenerlo.
¿Cuándo vamos a ver a María Hervás como dramaturga?
Qué fuerte que me hagas esta pregunta porque ayer terminé el tratamiento de la nueva obra que estoy escribiendo. La primera que registré tiene 8 personajes y la verdad me da un poco de miedo montarla porque tengo como una cierta resistencia, no porque no me sienta capaz de hacerlo sino porque mover una obra de 8 personajes y darles a todos los actores la dignidad que yo misma reclamo en mi profesión se me complica, pero con cuatro, que es la obra que estoy escribiendo, se me hace bastante más sencillo. Lo más probable es que el año que viene podamos ver algo firmado y dirigido por mí.