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Los payasos más clásicos

“Somos un equipo de fútbol como el Hospitalet,

pero venimos con Messi”

 

Hablamos con Jordi Martínez, de Rhum & Cia, sobre la sorprendente adaptación que ha realizado Juan Mayorga de El diablo cojuelo para la compañía. Con la coproducción de la CNTC, este grupo de payasos afrontará el enorme reto de subir a un escenario el clásico de Luis Vélez de Guevara. Si el descaro, la comedia y el voyeurismo se conjugaban con la poética en el original, en manos de estos talentosos, y enormemente divertidos, locos, todo puede ocurrir. La obra dirigida por Ester Nadal, en la que veremos junto a Martínez a Joan Arqué, Roger Julià, Xavi Lozano, Mauro Paganini y Piero Steiner, estará en el Teatro de la Comedia del 14 de abril al 5 de junio.

 

Los payasos más clásicos

 

Por David Hinarejos

Fotos: David Ruano

 

¿Cómo empieza esta aparente locura de Rhum & Cia montando un clásico?

Teníamos muchas ganas de salir un poco del área de confort que sabemos que dominamos perfectamente. Luego también llevamos siempre la filosofía de querer dignificar y poner en valor el mundo del payaso en todas sus facetas y llevarlo a cualquier escenario. Este concepto viene ligado a la figura de Joan Montañés Martínez, conocido como Monty, un referente en el mundo del payaso que fue, por ejemplo, director del Price varios años y que, además, era mi sobrino. Él es el origen y el espíritu de la compañía. Teniendo en cuenta esto, llega un momento en el que decimos: “¿y si nos complicamos un poco la vida?”. Conocíamos a Juan Mayorga porque es muy fan de la compañía y ha venido a ver todos nuestros espectáculos. Ya después de nuestro segundo espectáculo, Rhumia, hablamos de que escribiera algo para nosotros y cuando vino a ver el siguiente, Rhumans, nos comentó que había estado escribiendo algunas cosas pensando en la compañía, pero lo que le pasaba es que luego veía uno de nuestros shows y pensaba: “pero qué mierda estoy escribiendo”. Querer hacer algo juntos viene de lejos y se dio la oportunidad cuando Lluís Homar pasó a ser el director del Clásico y lo vimos claro. Mayorga estuvo de acuerdo y fuimos a hablar con Lluís con ese fichaje bajo el brazo en plan “somos un equipo de fútbol como el Hospitalet, pero venimos con Messi” (risas). Y eso nos abrió las puertas.

 

En ese momento, todavía no teníais ni texto pensado, ¿no?

No. Fue ahí cuando Mayorga nos dijo que iba a mirar unos textos y que nos enviaría unas opciones para que valorásemos. Nos envió dos, nosotros elegimos uno de ellos y él nos dijo que mejor el otro, El diablo cojuelo (risas). Realmente a nosotros con tal de poder trabajar con él, nos daba igual.

 

Sin embargo, ahora visto desde fuera, es una obra en el que el tono os encaja perfectamente.

Sí, pero ten en cuenta que sólo somos seis y el universo de esta obra es inmenso y ponerla en un escenario era casi imposible. Mayorga ha realizado una dramaturgia complicadísima y con un lenguaje extraordinario. Una cosa que nos gustó mucho es el texto trata sobre una compañía de payasos a la que han encargado una adaptación de la obra de El diablo cojuelo. Hay un director que va a muerte con el teatro clásico y sus formas y los payasos van descubriendo este género y lo van afrontando.

 

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Jordi Martínez, en el centro con sombrero, interpreta a Martines en la obra.

 

Un ejercicio de metateatro y casi autoparodia.

Totalmente. Además, ha escrito cada personaje, y su camino, perfectamente adaptado a cada payaso. Nos hace decir cosas a cada uno que piensas: “¡Cómo nos tienes calados!”.

 

El propio Mayorga ha dicho: “Lo más importante será lo que estos maravillosos payasos descubran, primero en los ensayos y luego en su encuentro con los espectadores”.

Claro, es que luego llegó nuestra adaptación de su dramaturgia. Si hubiéramos llevado a cabo de manera fidedigna su texto a lo mejor habría durado tres horas el montaje. De alguna manera hemos hecho lo mismo que él cuando decía en el texto que nos pasó: “el autor se extiende 20 páginas hablando de…”. Pues nosotros dijimos: “pues vamos a hacer lo mismo con Mayorga”. Y esto se expresa en el propio espectáculo. Por ejemplo, en una de las canciones hay una estrofa que dice: “Recomiendo, si te sirve de consuelo, que preguntes al Mayorga porque yo no entiendo nada de este diablo cojuelo”. Él cuando lo vio en el estreno se partía el pecho. Es que él es tan de verdad, necesita tan poco enseñar lo grande que es, que entra en cualquier juego que propones. Hay que decir que en su dramaturgia ya usaba referencias muy directas, nombraba a Lluís Homar, por ejemplo. Así que el juego lo inició él.

 

Por lo poco que he podido ver, no os cortáis.

No te imaginas. Decimos y hacemos de todo. Digamos que los puristas se van a rasgas las vestiduras, pero precisamente lo atractivo de este montaje es esa mezcla de universos que proponemos.

 

Esto ya lo hacía la obra original, nombraba a personas con nombre y apellidos, se burlaba y criticaba a todos los estamentos de la sociedad, sacaba a la luz la vida privada de gente de toda clase social…

No se libraba ni el rey. Es brutal. Se termina mezclando su comedia con nuestro universo de los payasos. Eso se expresa muy bien en el trabajo de vestuario que ha hecho Nidia Tusal. Es muy sútil el cambio, pero al inicio comenzamos con ropas clásicas y negras para ir durante la obra convirtiéndonos en auténticos payasos con todo su color y maquillaje.

 

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Y, con estos mimbres, llega Ester Nadal como directora. ¿A poner orden?

Ester, primero se volvió loca de agradecimiento por la oportunidad, y luego dijo: “Madre mía, donde me he metido” (risas). Ten en cuenta que en Rhum & Cia todos somos muy colegas, cada uno de su padre y su madre y, además, fuertes de carácter. Y como payasos que somos bastante ingobernables. Así que, le costó encontrar el camino, pero luego ha sido una experiencia maravillosa para todos. Habría que preguntarle si querría volver a repetir (risas). Ha aportado, obviamente, tranquilidad y una visión distinta porque sin quererlo muchas veces nos volvíamos al universo Rhum y ella nos sacaba de ese camino. También, ha sabido canalizar muy bien el talento y la energía de cada uno para que sumen más. Aunque muchas cosas de la obra se trabajaban entre todos, ella siempre tenía la última palabra.

 

La obra habla de un diablo volando con Cleofás levantando los tejados de las casas destapando  múltiples historias con muchísimos personajes, distintos lugares… ¿Cómo se resuelve todo esto?

Yo no tenía ni idea al principio de quién era Luis Vélez de Guevara, pero era uno de los grandes, con una imaginación extraordinaria. Es impresionante lo que hace en esta obra. Para ciertos efectos es maravilloso el trabajo en iluminación que ha hecho Sylvia Kuchinow, te permite ver esos tejados que se levantan, por ejemplo. Porque lo cierto es que la escenografía es sencilla, es como una pista de circo con ciertas elevaciones que adquiere otra dimensión con la luz. En cuanto al retrato tan minucioso que el autor hace de la sociedad de la época eso se mantiene, pero en vez de treinta retratos, por ejemplo, pues hacemos seis. . Tenemos muy presente que al final en hora y media tiene que estar todo, pero tiene que funcionar. El original estaba dividido en trancos (saltos), nosotros como leitmotiv utilizamos la persecución de Cleofás por parte de Tomasa y el alguacil y la persecución del Cojuelo por dos demonios. En esa huida hacia delante van apareciendo los distintos mundos pintados en la obra.

 

Os habéis reservado la creación musical. Para vosotros es una forma más de trasladar al espectador la historia, ¿no?

Es que, además, ahora tenemos a Xavi Lozano que le das una chapa de cerveza y te monta un concierto. Es un crack. No queríamos prescindir de este apartado porque, como dices, nos sirve muchísimo como narrativa, como divertimiento y como narrativa de divertimiento. Las canciones siempre conectan muy bien con el público. En este caso, hemos evitado lo anglosajón, tirando más por lo latino y español.

 

 

Coproducís junto a la CNTC. Supongo que a nivel de compañía supone un espaldarazo y una tranquilidad.

Sacar adelante una compañía de payasos adelante es el doble de complicado que en el caso de una de teatro propiamente dicha. Haciendo espectáculos que hemos tenido críticas maravillosas, aún así, a los programadores les cuesta mucho meternos en los espacios y cuando lo hacen a lo mejor te ponen a las seis de la tarde y ves que no han entendido nada. A pesar de todo eso, lo más importante de esta experiencia es comprobar que si hemos sido capaces de hacer un clásico podemos hacer otras cosas diferentes si nos rodeamos de la gente adecuada.

 

Impresiona que un actor como tú, con una trayectoria tan larga y que ha trabajado tanto en todos los medios, viva este estreno con tantísima pasión e ilusión.

Pues hay que tener en cuenta que para mi Rhum es muy especial por la relación que tiene su nacimiento con mi sobrino Monty. Así que cada cosa que hacemos siempre es un homenaje hacia él. Además, nos lo pasamos genial y, por suerte, todo lo que hemos hecho gusta muchísimo y sentir tantos halagos y felicitaciones es algo muy grande. Yo soy payaso, lo fui hace muchos años con Monty y luego lo dejé durante una época, y ahora que lo he retomado no quiero que acabe.

 

Ser payaso es una filosofía de vida, ¿con la que está cayendo cómo se lleva?

En realidad, el ser humano es tan imbécil que siempre le está cayendo alguna. Nunca la humanidad está a salvo, una cosa es que a veces lo tenemos más cerca y otras más lejos. Por eso mismo, el payaso siempre es necesario, desde el punto de vista de alguien que se puede reír de todo y llevar alegría a cualquier lado.

 

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