La compañía chilena La Re-Sentida está de gira por Europa y España desde hace un mes mostrando la obra Paisajes para no colorear. Aterrizaron en Cádiz justo cuando en su país estallaba el movimiento de protesta que todes hemos visto en los telediarios y en las redes sociales y que parece que puede impulsar una reforma constitucional histórica para Chile. Llegan a Madrid de la mano del Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid y su presencia y este montaje, protagonizado por 9 chiquilles adolescentes de entre 14 y 18 años, es toda una llamada de atención sobre lo que está pasando en el mundo, sobre la violencia ejercida por las élites del poder y por el patriarcado adultocéntrico. El espectáculo se presentó a la prensa en el ambigú del Teatro de La Abadía, donde harán funciones del 21 al 24 de noviembre y, más que interpretar lo que sus directores, Marco Layera y Carolina de la Maza, y las nueve protagonistas dijeron, hemos preferido transcribir literalmente lo que allí se dijo, porque es absolutamente conmovedor. Carlos Aladro, director artístico de La Abadía, dijo de ellos que son un colectivo teatral comprometido. Pero con los sucesos actuales tan presentes, este compromiso va más allá: son ejemplo de lo que el teatro, el arte, la cultura, deberían hacer como parte de una sociedad.

 

Fotos: Jorge Sánchez y Nicolás Calderón

 

MARCO LAYERA

Venimos con un proyecto nuevo donde tratamos de aunar, como siempre hacemos en nuestros trabajos, la práctica social con la práctica artística; es un gran desafío, no solamente nos quedamos con la complacencia del aplauso. Nosotros siempre como compañía hemos buscado esa reflexión, cómo el teatro puede ejercer una injerencia efectiva en el afuera, más allá de las cuatro paredes negras en las que siempre estamos. Esto nació con una investigación de campo, un estudio, donde estuvimos un año encontrándonos con adolescentes de distintos sectores de Santiago, de sexo femenino, con el objetivo de escucharlas y saber en qué estaban, cómo se relacionan con la memoria, con los nuevos paradigmas, con la Historia, con sus padres, y todo esto en virtud de un sinnúmero de hechos de los años 2015, 2016, en Chile y Latinoamérica. Hubieron muchos asesinatos, atroces, donde las víctimas eran menores de edad de sexo femenino, tanto en Chile y Argentina como en otros lugares de Latinoamérica, estaba muy normalizado. Empezamos a investigar y encontramos que era un sinnúmero de casos, yo personalmente no sabía que era tan común, es bastante atroz, y desde esa perspectiva queríamos saber cómo se enfrentaba este grupo de adolescentes a esto y qué opinaban frente a estos hechos.

Y también para nosotros, desde que empezamos en la compañía, es importante el trabajo con adolescentes, siempre hemos hecho talleres con adolescentes en Chile, en Francia, en Brasil, porque nos interesa particularmente esa edad, y nos suelen decir que nuestro teatro es como para adolescentes, y no es una ofensa, es un orgullo, y sentimos cierta empatía con esta rabia, con esta rebeldía que tiene la adolescencia. Y creo también que los adolescentes son la verdadera contracultura, la vanguardia contracultural. No es por nada que en Chile, desde que recuperamos la democracia tuvimos un status quo social y fueron los jóvenes de 14 hasta 18 años los que en el año 2006 hacen una revolución, que se llama la Revolución Pingüina, el primer movimiento social después de recuperar la democracia, cuando salen a las calles a reivindicar la educación gratuita y de calidad. Luego eso se reanuda en el año 2011, ellos empiezan a rearticular una serie de conceptos en los movimientos sociales y esto culmina en el año 2019, cuando son nuevamente los estudiantes de 14 a 18 años los que se se comunican por celular y llaman a evadir el metro, y lo que hacen es eso, evadir el metro, y ese es el gatillo del estallido social que estamos viviendo ahora en Chile. Son los jóvenes, los estudiantes. Y ahora la gran cuestión de lo que pasa en Chile es que ahora tenemos que hacer una nueva constitución, con la que nos vamos a manejar en el futuro, y nuevamente se está excluyendo a los menores de 18, cuando ellos fueron los que gatillaron este estallido.

Yo soy muy optimista, pero es verdad que lo que está pasando en Chile es de una violencia atroz, una represión policial igual que en dictadura, la violación de los derechos humanos es sistemática, pero por otro lado hay optimismo, porque por primera vez creo que hay un proyecto colectivo, por primera vez las personas se miran a los ojos, están saliendo a la calle sin temor, pese a lo que está pasando, que es muy triste, van 20 muertos, se rompió el récord de personas heridas en los ojos con balines, personas que han perdido un ojo, hay una persona que quedó ciega, hay abusos, hay violaciones, hay torturas, hay mutilaciones, y eso es fuerte, pero lo bello también es que estamos dando un ejemplo hacia fuera, y de pronto esto hace que la obra tenga muchas más lecturas de las que podía tener.

 

CAROLINA DE LA MAZA

Con Marco hicimos talleres durante un año, donde en el fondo lo que hacíamos era dialogar con las adolescentes, en qué mundo estaban, qué opinaban de la sociedad chilena, del mundo, conversar mucho y también mostrarles el teatro como una herramienta donde se podían manifestar ideológicamente. Toda la gente que participó en los talleres la invitamos a una audición que fue abierta a adolescentes que no participaron en el taller, y llegaron alrededor de 140 jóvenes. Allí seleccionamos a 25 con las que nos encerramos durante un mes intensivo y luego de ese proceso seleccionamos al elenco que está aquí.

 

MARCO LAYERA

El público siempre empatiza mucho con el trabajo de les chiquilles, nunca había habido un aplauso de 9 minutos, como pasó en Berlín. Culturalmente, nosotros nos parecemos más a España y lo que pasó en Barcelona también fue súper emotivo, porque sin duda también creo que atravesaba la cultura catalana, y allí le salen nuevas lecturas al espectáculo. Es un espectáculo muy universal en la cultura occidental y particularmente en Europa y acá en España, porque somos de la misma cultura, venimos de la misma matriz cristiana católica que nos tiene un poco durante años amordazados, esta sociedad autoritaria, machista, somos hijos de esto, interpela muy bien al público acá, no como otros países más avanzados, Holanda, Suiza, que son otras realidades. Y luego también tiene que ver con los públicos, en Barcelona tuvimos la posibilidad de hacer jueves y viernes funciones con institutos y fue maravilloso. Dicen que los públicos más difíciles son los adolescentes, porque es imposible que se concentren, y allá era impactante el silencio, el respeto con que los adolescentes vieron el trabajo y los aplausos que vinieron luego. Eso es súper bonito, la recepción siempre ha sido muy acogedora, muy emotiva, muy empática con el trabajo.

Paisajes para no colorear es una obra de estructura fragmentada. Y abordamos las formas que tiene el discurso adultocéntrico de controlar los cuerpos de las adolescentes de sexo femenino, hablamos de los mecanismos de control de los cuerpos y desde ahí hablamos de las violencias: violencia de género, violencia estatal, violencia social, violencia familiar, violencia escolar, etc. La obra reúne una investigación de campo que hicimos donde recolectamos alrededor de 150 testimonios y en base a esos testimonios empezamos a trabajar improvisaciones, tuvimos la oportunidad de trabajar también con dos adolescentes que cooperaron en el ámbito dramatúrgico, y la forma de trabajo es muy parecida a la metodología de la compañía, donde todo es prueba error, donde lo que nace en escena no es de una sino que se da a la creación colectiva. En ese sentido, la obra es una creación colectiva en el sentido de que, como yo lo entiendo, 15 o 20 cabezas piensan mejor que una, y también en el fondo es un pacto creativo. Toda esta cantidad de testimonios que se nos han dado muy generosamente, nosotros tenemos la técnica dramatúrgica, la estrategia escénica, para llevarlos a escena y que tengan cierto vuelo artístico, ese es el pacto.

En general, los crímenes que inspiraron este trabajo son de distinta índole. Está el caso de una niña que murió en el servicio nacional del menor, que es una especie de hogar administrado por el Estado donde niños y niñas en situación vulnerable son entregados al cuidado del Estado. Y nos enteramos que en los últimos 10 años, en este servicio, murieron 1380 niñas, y los pactos políticos hicieron que esto no se supiera, tanto de parte de la derecha como de la izquierda. Ese es uno de los casos más atroces, que conmovió a todo el mundo, a nosotros también. Esa niña murió asfixiada por dos personas que trataron de contenerla poniéndose encima de ella. Este es uno de los casos que ponemos en escena. Otro caso de un padre que su hija llora y la amordaza y la quema y termina en un basurero. No todos los casos están puestos en la obra, pero algunos especialmente nos llamaron a hacerla. Hay otro caso en el sur de Chile de una niña que vuelve a su casa, se topa con tres adultos, y no hubo ni siquiera intención sexual. Los tres hombres, borrachos, jugaron con ella, la mataron y la mordieron… de ahí para delante hay infinitos casos, feminicidios, y son miles, no solo en Chile. En Argentina conocimos un caso de una niña que la empalan tres hombres también. Es muy fuerte, muy brutal. Y ese fue el único estímulo que nosotros vimos para empezar el trabajo, reunimos alrededor de 10 casos y se los dimos a les chiquilles para que los estudiaran y los expusieran, ese fue el estímulo, y a partir de esos estímulos, esa investigación que cada una hizo, se empezó a generar el contenido.

 

"Los adolescentes son la verdadera contracultura" en Madrid

 

LES CHIQUILLES: Ignacia Atenas, Sara Becker, Paula Castro, Daniela López, Angelina Miglietta, Matilde Morgado, Constanza Poloni, Rafaela Ramírez y Arwen Vásquez

  • Nosotras viajamos a Cádiz unos días antes del estallido social de Chile y cuando llegamos a Cádiz empezamos a informarnos por las redes sociales y con nuestros seres cercanos sobre lo que estaba pasando: los militares en la calle, el toque de queda y las manifestaciones, y la única función que tuvimos en Cádiz, antes de salir estábamos muy conmovidas, porque habíamos visto vídeos de las fuerzas especiales muy violentas. Esa función estuvo dedicada al pueblo chileno, dándole fuerzas, y esa función fue muy emotiva, nos abrazamos antes de salir y dijimos: ¡por nuestro pueblo! Y luego también una función de las de Barcelona se la dedicamos al pueblo Mapuche que se cumplía un año del asesinato de Catrillanca, que lo asesinaron las fuerzas especiales. Al final de la obra apareció una imagen de él y fue también muy fuerte. Fuimos a una marcha en Barcelona y siento que estamos haciendo todo lo que podemos estando lejos de Chile, pero nuestra mente y nuestra fuerza están allá también.

 

  • Todes somos muy conscientes de que lo peor que nos dejó la dictadura de Pinochet al final, más allá de los muertos, es la constitución. La constitución hace que el pueblo chileno sea un pueblo muy triste, que viva mal, el neoliberalismo no funciona. Toda la rabia que tenemos es más contra eso que contra la violencia del Estado y de sus fuerzas policiales en sí, aunque cuando vemos todos estos videos y las violaciones de los derechos humanos, por las redes, porque los canales de tv chilenos no podíamos verlos desde acá, estaban bloqueados, es terrible, la primera semana que estuvimos en España fue terrible, hablábamos con las familias y nos contaban que estaban los militares en la calle, disparando… Pero bueno, el pueblo de Chile y nuestra adolescencia está más en contra del sistema en general, contra la institución, que es la que provoca todo esto que está pasando, la gente está muy cansada.

 

  • Nosotres no vivimos la dictadura, sí, pero estamos muy informadas de lo que pasó. En Chile por ejemplo se intentó quitar el ramo de Historia en los últimos dos años de la escuela obligatoria, que es donde más se pasa la dictadura de Chile, y claro, muchos estudiantes y profesores se movilizaron, porque nos están quitando la Historia y se pueden volver a repetir los mismos errores. Nosotres estamos muy conscientes de lo que pasó en dictadura, siempre nos estamos informando sobre eso y cada vez que se cumplen conmemoraciones somos partícipes. Y lo que siempre tuvimos claro es que no se podía volver a repetir, y que ahora esté pasando esto de nuevo en Chile, es devastador para nosotres, porque estamos siendo testigos y viendo que se está como volviendo a vivir una nueva dictadura para las nuevas generaciones y encima otras generaciones que ya vivieron una dictadura están volviendo a revivir aquello. Para nosotres eso es súper doloroso y se supone que esto nunca más iba a suceder, pero en verdad, siempre que volvimos a la supuesta paz, volvimos a una democracia súper decadente, donde igual en las marchas de los estudiantes, los carabineros hacían lo que querían, golpeaban a los estudiantes, violaban a las estudiantes, y al final estalló ahora y sacaron los militares a la calle y es como si estuviéramos viviendo lo mismo las nuevas y las antiguas generaciones. Tenemos que cambiar esto, pararlo.

 

  • Ahora Chile no va a parar, ahora que despertó Chile, no van a dejar que se quede atrás. Las marchas van a seguir hasta que se logre lo que queremos, pase lo que pase.

 

  • Los acuerdos de la paz, al menos yo personalmente siento que es una cruel y vil mentira, porque qué paz, quién le va a devolver la paz a las familias que perdieron ya a sus hijes, a sus parejas, quién le va a devolver la paz a esas personas que van a tener que vivir el resto de sus vidas con el hecho de despertar y no ver a esa persona comiendo contigo todos los días, ya no tener su risa… la paz no existe, es el chiste que hicieron ahora, una vil broma para intentar calmar lo que está pasando en Chile, pero no se va a calmar, porque además están jugando con una estrategia muy maldita que es jugar con el miedo, están jugando con el miedo de las personas, eso de sacar a los militares a la calle, eso del toque de queda, es jugar con el miedo de las generaciones más adultas, mis padres que sí vivieron la dictadura… querer asustarlos con el trauma, solo para intentar parar esto. Pero no saben que esto no va a parar.

 

  • El mismo día que se dijo esto del acuerdo por la paz hubo una protesta y ahí murió un joven, inhaló mucho gas de una bomba lacrimógena, iba a llegar la ambulancia y los carabineros y las fuerzas especiales no dejaron entrar a la ambulancia y el chico murió. Entonces, ¿de qué paz están hablando? Ese mismo día murió una persona por culpa de los carabineros.

 

"Los adolescentes son la verdadera contracultura" en Madrid

 

MARCO LAYERA

Que los militares salgan a la calle… buff… los militares representan en Chile los momentos más oscuros de nuestro país, de nuestra Historia, y que hayan salido de nuevo nos recuerda 17 años de dictadura, 17 años de violación de los derechos humanos, 17 años de desapariciones, 17 años de una justicia que todavía no existe, porque si bien hemos hecho un ejercicio de memoria en nuestro país, todavía existe gente que sigue enarbolando la figura de Pinochet en cualquier plaza, todavía tenemos una sociedad fracturada, todavía no se dice categóricamente esto fue una dictadura, todavía hay quien lo llama régimen militar, todavía hay algunos que alaban el régimen militar porque se logró un sistema económico neoliberal pujante, con una economía que, claro, dicen que hubo mucho crecimiento, pero siempre solo para unos pocos. Pensamos que nunca iba a volver a pasar esto. Tengo amigos, compañeros, con heridas de balines, porque ya los balines no son para disuadir, son un castigo, te dicen: no salgan a la calle. Y si bien nunca hubo una confianza en las instituciones plena, porque se saltan cualquier protocolo, ver esto es súper triste, es algo inaceptable, y por eso hacemos llamamientos a la comunidad internacional a informarse, no puede ser que se estén violando los derechos humanos de esta forma, no puede ser. Porque más allá de que la constitución sea una constitución pactada, democrática, como la de ustedes, hay que entender que esto es un pacto que dejó esta constitución muy amarrada a cualquier cambio que pudiera haber. Y si bien hay un avance, no podemos olvidar, por este pequeño avance que está llamando a una nueva constitución, las atrocidades que han hecho. Si no hay verdad no hay justicia, si no hay justicia no hay paz. Para nosotros es muy doloroso, y verlo desde afuera es muy fuerte, siempre dan ganas de haber estado ahí.

 

CAROLINA DE LA MAZA

Y el gobierno no ha reconocido su parte, entonces ahora hay como un acuerdo por la paz que no se puede aceptar, solo hablan de violencia, de los incendios que ha provocado el pueblo, pero no han hablado de la violencia del Estado, y eso es muy doloroso y eso sí que recuerda a la dictadura.

 

MARCO LAYERA

Los valores se invierten, se protege la propiedad privada por sobre la vida, el orden público por sobre la vida. Nosotros pensamos que habíamos avanzado, que habíamos aprendido, pero no hemos aprendido mucho. Un país que es estable, como el nuestro, y en cualquier momento puede haber una guerra civil, puede haber un golpe militar, estamos expuestos nuevamente. Está todo muy convulso. Pero ¿por qué nos llamamos nosotros La Re-Sentida? Nosotros somos hijos de una dictadura y de una transición democrática en donde cuando fundamos la compañía nosotros nos sentimos traicionados por la izquierda chilena, siempre lo hemos dicho, porque la izquierda chilena lo que ha hecho es administrar el sistema neoliberal más brutal que dejó Pinochet, y así existe en muchos países, y hay mucha pobreza, mucha marginalidad. Hay un resentimiento que se acumula, hay un odio, existe una precarización de la vida en todo el mundo. Y ese estallido que pasó en Chile, puede pasar acá mismo, en Francia, donde vas por las afueras de París y ves cómo está precarizada toda esa gente, porque nunca se les ha dado voz democráticamente. Es una interpelación para nosotros, para el mundo de la cultura, cómo nosotros democratizamos nuestros espacios, cómo democratizamos nuestras butacas, cómo democratizamos la escena, eso también nos interpela a nosotros, porque el arte contemporáneo, eso hay que entenderlo también, es un arte para la élite. Nosotros tenemos que reflexionar en torno a eso, porque si no va a haber más odio, más resentimiento. Ese es nuestro trabajo, democratizar los espacios.

 

Vídeo grabado por Carlota Guivernau al finalizar la representación de Paisajes para no colorear

en el Festival Internacional de Teatro de Cádiz.

20 de octubre de 2019