SUSCRÍBETE
Matilde-landa-no-esta-en-los-cielos-godot-04

Lagrada rescata a Matilde Landa del olvido

Miguel Torres: «La obra es una manera de hacer justicia a Matilde»

Miguel Torres dirige Matilde Landa no está en los cielos, la nueva producción del Teatro Lagrada, espacio que regenta. Un texto de Agustín Iglesias que recupera la figura de Matilde Landa, destacada militante comunista de los años 30 y 40 que el régimen franquista quiso convertir al catolicismo para minar la moral de los opositores.

Es una historia que habla sobre la memoria histórica, pero también sobre la importancia de escuchar a los que piensan diferente. La obra estará en el Teatro Lagrada hasta el 13 de noviembre.

Se plantea en la obra la semejanza entre el ideal que busca el comunismo y el cielo de los católicos. Creo que ese diálogo resume muchos de los aspectos que se abordan a lo largo de los encuentros entre la militante del Partido Comunista, Matilde Landa, y Bárbara Pons, catequista de Acción Católica encargada de su evangelización en la cárcel.

Es que no es tan diferente. Por eso nosotros hemos planteado el personaje de Bárbara como una mujer que cree en todo lo que hace a ciegas, que tiene buenas intenciones. No hemos querido pintarla como la mala. Ella desea un mundo mejor al igual que Matilde. El problema, como siempre ocurre, es cuando hay discrepancia en cómo llegar a él o cómo se define ese ideal.

 

 

El autor, Agustín Iglesias, escribe un texto muy pedagógico, es casi un ensayo sociológico e histórico sobre movimientos sociales y políticos del siglo XX. Se podrían tomar notas.

Él utiliza la historia de Matilde para plantear hechos anteriores, contemporáneos y posteriores a la historia de los que luego cada uno debe sacar reflexiones, y no resulta complicado hacerlo. Agustín se documenta mucho y muy bien: da fechas, sitúa los sucesos, esa información es objetiva, incuestionable.

 

Preséntanos a Agustín, es un autor que ya ha estado anteriormente en Lagrada.

Es un autor muy político, no hay más que ver obras como la que estrenamos este mes; Amalia y el río, la historia de una mochilera y estraperlista en los años del franquismo; o Un encuentro con Miguel Hernández. Tiene otras que abordan diferentes temáticas, aunque ahí no sabría decirte porque no las conozco tanto. A mí me gusta especialmente porque yo también me considero una persona muy política y coincidimos en muchos aspectos.

 

¿Por qué llevar a escena ahora este texto?

Hace 4 años la quise hacer, pero paré los ensayos cuando el Teatro Español se interesó en llevarla a escena, aunque al final no lo hizo. En ese momento la escogí porque me parecía la mejor forma de hacer justicia a Matilde Landa, a quien yo no conocía hasta leer el texto. Me parece un personaje digno de rescatar y dar a conocer. Además, es una historia que entra de lleno en el debate ideológico, eso me interesaba. Agustín viene a decirnos: “Convivamos y hablemos aunque tengamos ideas diferentes”. Y luego, circunstancialmente, hacerla hoy adquiere mucho más sentido porque con el tema de la guerra y el auge de corrientes ideológicas extremistas tiene una vigencia tremenda.

 

Matilde-landa-no-esta-en-los-cielos-godot-05

 

Matilde Landa era todo un símbolo dentro de las filas comunistas durante la guerra y, después, en su estancia en la cárcel, tanto en la de Ventas en Madrid como en la de Palma en la que se encuentra durante los hechos que se retratan en la obra. El Régimen de Franco se tomó muchas molestias para que se bautizara.

Estaba condenada a muerte y al final le condonaron la pena, supongo que ahí tuvo que ver que ella tenía todavía algunas amistades en el Régimen porque venía de una familia bastante bien relacionada. Ven un filón en poder utilizarla para convertir a un emblema de la resistencia, imagínate qué fuerza podía tener ese hecho.

 

Ella no busca ser una mártir, solo cuando utilizan la alimentación de los bebés de las presas como moneda de cambio se plantea ceder y ser bautizada.

Ella no goza con todo el sufrimiento que está soportando, simplemente era una persona con una dignidad extraordinaria que buscó la mejor solución para que no la utilizaran. Si se bautizaba echaba por tierra todos sus principios y, si no, ponía en riesgo a las otras presas y sus hijos, en base a esto no le quedó más salida que el suicidio.

 

¿Crees que llegaron a dejar huella la una en la otra durante sus encuentros?

Hemos hablado de esto durante los ensayos, incluso de un enamoramiento de alguna manera por parte de Bárbara. Tiene frases que denotan admiración por Matilde: “si fueras católica serías perfecta”, “tú y yo si nos encontráramos fuera de esto seríamos amigas”… En Matilde se ve menos, pero también al final cambia su tono hacia ella, ya no busca herirla con sus palabras, creo que porque ha entendido que Bárbara es honesta a pesar de defender lo que defiende.

 

Matilde-landa-no-esta-en-los-cielos-godot-07

 

A las dos les une una devoción ciega por lo que creen, sin cuestionarse nada.

Totalmente. En muchos momentos ambas tratan de defender lo indefendible, tanto en el caso de la iglesia como en el del comunismo. Es lo que tiene la obediencia ciega a los dogmas y a los líderes en las organizaciones muy piramidales.

 

A través del tercer personaje en escena, ‘el actor’, que tú interpretas, ellas y los espectadores van a escuchar eventos futuros al tiempo que se está narrando, rompiendo así los muros temporales de la historia. Además, sirve como hilo conductor y como árbitro de este combate dialéctico.

Es un maestro de ceremonias clásico, interactúa sólo puntualmente con ellas. Narra hechos que conoce que sucederán después. Lo hace desde el presente, con cierta distancia, a diferencia de ellas que hablan desde el momento que están viviendo. Hay una frase con la que este personaje empieza y termina la obra que me parece fundamental y la resume perfectamente: “Un enemigo es alguien cuya historia no has escuchado”.

 

Ellas realizan ese proceso de escucha mutuo, pero también es importante el que realiza Matilde sobre lo que cuenta ‘el actor’, porque cuando se entera de lo que está por venir comienza a romperse.

El camino que siguió el comunismo tras su muerte le lleva a ese fantástico momento en el que se pregunta si todo lo que han hecho ha servido de algo. Empieza a dudar de si su vida ha tenido sentido, eso es muy duro. Mi personaje le contesta: “Es que el autor escribe para conocer su presente”. Esa es la otra pretensión de la obra, mostrar que somos consecuencia de un pasado y que solo podemos entender el presente si tenemos memoria.

 

Se realiza un recorrido por el fascismo y el comunismo en el siglo XX para terminar exponiendo que el gran vencedor fue el capitalismo, que tampoco sale bien parado.

No deja títere con cabeza: la religión, el stalinismo, el capitalismo… todos los totalitarismos, porque el capitalismo al final también lo es y se está demostrando que no funciona.

 

Matilde-landa-no-esta-en-los-cielos-godot-06

 

A Matilde le explota el cerebro con el capitalismo de estado llevado a cabo en China.

Realmente es genial ese momento.

 

Es que es extraordinaria la capacidad de adaptación del capitalismo.

Sí, por las buenas o por las malas. Solo tienes que ver como desvirtuaron con todo el tema de las drogas el movimiento hippie de los años 70 porque iba en contra de los principios capitalistas. Los medios de comunicación se encargaron de acabar con él.

 

¿Cómo han llevado el proceso de meterse en la piel de estas dos mujeres Eva Bacardit (Matilde) y Maite Zahonero (Bárbara)?

Yo siempre trabajo con gente allegada y eso facilita mucho los procesos. Tras varias lecturas y ensayos vimos que el aroma a panfleto que nos preocupaba al principio se difuminaba. Los tres estábamos de acuerdo en que el personaje más complejo, por el peligro de caer en estereotipo, era el de Bárbara. Matilde tenía menos contradicciones, Bárbara tiene muchos matices y conflicto interno.

 

¿Cómo va el proyecto de Teatro Lagrada?

Estaríamos mejor si las administraciones no hubieran vuelto a los viejos vicios, se publica todo tarde y se paga también tarde. En realidad, estamos como siempre, bien, estables, ya estamos acostumbrados a la realidad con la que nos toca pelear tras tantos años.

 

Como creador, tras tantos años, ¿qué te hace levantarte de la cama cada mañana?

Pues que sigo gozando cada día al dirigir, montar focos, ensayar, dar clase… además, como nunca he perseguido el éxito, no tengo que cargar con ese peso en lo que hago. Ojo, que si luego viene el Teatro Español y quiere programar algo nuestro, pues estupendo, pero no me quita el sueño. La prueba está en que los montajes que hacemos desde Lagrada no salen de la sala, no me merece la pena todo el tiempo y esfuerzo que conllevan las giras.

 

Toda la cartelera de obras de teatro de Madrid aquí

Comparte este post