«El exitismo es el mal más grande que nos aqueja»
Valentina Maile es una actriz y creadora chilena que, junto al también chileno Hugo Contreras, forma La hija ‘e la nana, una compañía que pretende dar a conocer aquí el buen teatro que se hace en el país Latinoamericano. Para ello han decidido comenzar por traernos Prefiero que me coman los perros, una comedia negra escrita por Carla Zúñiga que habla de salud mental y precariedad laboral. Los propios Hugo y Valentina protagonizan esta obra, junto a Fernanda Stuardo y Alejandro Dorado, que podrá verse en El Umbral de Primavera.
La hija ‘e la nana llega al Umbral
Por Sergio Díaz
¿Por qué decidís traer a España este texto de la dramaturga Carla Zúñiga?
Después de vivir un encierro de casi cuatro meses que evidenció el abandono e indiferencia del país ante el tratamiento de la salud mental, decidimos que esta obra tenía que cruzar el Atlántico, porque habla precisamente de eso.
El texto de Carla obtuvo mucho reconocimiento en las representaciones que tuvo en su país de origen, Chile y ojalá vosotras tengáis el mismo éxito aquí. ¿Qué diferencias vamos a encontrar con la propuesta que nos proponéis vosotras?
A diferencia de la dirección anterior, nuestra propuesta se enfoca en personajes exacerbados que se mueven fuera del realismo. Creamos una comedia negra que juega con el género de los personajes, la expresividad de sus cuerpos y lo grotesco.
¿Ha podido ver ella algo de vuestro montaje? ¿Os ha comentado alguna cosa?
¡Aún no! Los 12.000 kms. siguen separándonos, pero estamos en constante contacto con ella y sabemos que le hace mucha ilusión este estreno en España. Además, nuestra puesta en escena se asemeja mucho al estilo que manejaba ella en su antigua compañía La niña Horrible.
¿Qué temas se abordan en Prefiero que me coman los perros?
Además de la salud mental y el abandono, como ya he comentado antes, la obra nos habla de un precario sistema laboral donde reina la negligencia y la frustración, para ahondar en la soledad y el anhelo de encuentros.
¿Hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar nuestra estabilidad mental por mantener el estilo de vida que llevamos?
Te diría que incluso para un estilo de vida que quizás nunca lograremos alcanzar, y aún así lo sacrificamos todo: salud, familia, relaciones… ¿Por qué seguimos un camino que claramente está acabando con nuestra identidad? Quizá al final todo queda supeditado a la presión social.
¿Es la frustración uno de los grandes males que aquejan a nuestra sociedad contemporánea?
El exitismo, ese es el mal más grande que nos aqueja como sociedad. Su búsqueda nos conduce a frustraciones, ansiedades, estrés… Actualmente es la madre de muchas enfermedades.
Creatividad, libertad, vocación, aplausos… son algunos términos asociados a las Artes Escénicas. En la obra se habla de los nocivos entornos laborales. ¿Las personas que os dedicáis a las Artes estáis a salvo de cuestiones así o la precariedad imperante en el sector hace que las cosas sean igual de complicadas que para el resto?
Este sector está muy jerarquizado y cerrado. Podríamos quejarnos sobre la precariedad del teatro emergente en comparación con grandes producciones, pero… somos humanos, y todo tipo de trabajo que se desempeñe entre personas tendrá su gota nociva.
La obra está protagonizada por cuatro intérpretes. ¿Qué papel juega en la obra cada uno de ellos?
Cada personaje encarna un eslabón de la cadena en la que vivimos. Eugenia nos abre las puertas de su vida buscando una solución a su conflicto, mientras la psicóloga -en el papel del estado aletargado- evita contagiarse del otro y ayudar. Del mismo modo, ambas evitan al Paciente, totalmente abandonado. El cuarto personaje podríamos ser todos, la sociedad, observando desde cerca, negándonos avanzar.
La protagonista es una maestra de escuela que tiene un accidente grave en el entorno laboral y eso desencadena todo. ¿Hay heridas que son demasiado profundas cómo para curarse del todo?
La idea de nuestra obra es concienciar y fomentar la búsqueda de ayuda. Dejar de estigmatizar la figura del psicólogo y psiquiatra para que sanar la mente no sea un privilegio, si no un derecho público y equitativo.
Uno de los personajes de la obra es una psicóloga. ¿Todo el mundo deberíamos ir a terapia alguna vez?
Totalmente, y no hablo solo de psicología, a día de hoy existen distintas técnicas y tipos de terapias alternativas que pueden ayudar a que la mochila que llevamos sea más ligera.
Otro personaje de la obra que tiene que enumerar razones para no morir y no encuentra ninguna. Debe ser de las cosas más desesperanzadoras a las que se puede enfrentar un ser humano, ¿no?
Si hiciéramos este ejercicio seguro que algo aparece en esa lista, por muy pequeña que fuera sentiríamos que tenemos algo por lo que vivir. Así que sí, debe ser una de las peores sensaciones que existen.
Aunque a priori no lo pueda parecer, ¿estamos ante un texto político?
La obra se desarrolla en un marco social actual. Las decisiones de los personajes y sus formas de vivir están condicionadas por un sistema competitivo que no permite el desarrollo personal y margina a todo aquel que no sabe/quiere seguir las pautas. Aunque no se hable directamente de un contexto político, es claramente un teatro de denuncia.
¿Es el mundo, en general, un lugar hostil?
Hostil y cíclico. Dentro de nuestra capacidad de pensamiento nunca cambiamos, volvemos a los mismos patrones de odio y rechazo que históricamente nos definen.
En España, como en algunos países de la Unión Europea, el consumo de ansiolíticos y antidepresivos sigue creciendo. Un gran porcentaje de la población está medicada (y automedicada). ¿Qué nos indica esto acerca de nuestra forma de vivir?
Evidentemente los cánones sociales nos arrastran a la infelicidad. Intentar llegar a ese éxito tan anhelado, cumplir las expectativas ajenas y triunfar, nos ha quedado grande… Al final la medicación es una ayuda para lidiar con todo esto. Lo bueno, es que existe más porcentajes de personas que deciden pedir ayuda y dejar de esconder todo bajo la alfombra.
La mayor parte de estas personas que toman ansiolíticos y antidepresivos son mujeres. ¿Por qué creéis que es así?
Todas las desigualdades inherentes al hecho de nacer mujer, son la base de una presión que históricamente, hemos arrastrado en distintos aspectos sociales y personales que nos obligan a aumentar nuestra exigencia a límites que en ocasiones no podemos afrontar. Menos mal que seguimos luchando contra ello.
Programar obras de teatro como esta, que hablen de salud mental, ¿puede ayudar a dar más visibilidad a estos problemas y a acabar con ciertos estigmas?
¡Claro! El teatro ha sido, es y -espero- será una puerta abierta para exponer y explorar aquellos temas políticos, sociales, y todos los tabúes que rodean nuestra vida. El teatro es una herramienta de revisión y cuestionamiento que avanza con la sociedad.
Imagino que la obra no pretende aportar soluciones, solo poner sobre la mesa ciertos problemas de nuestra sociedad contemporánea, pero, al haberla llevado a cabo, ¿habéis pensado en cómo se podrían cambiar las cosas para mejorar la calidad de vida de tanta gente que sufre?
La de veces que hemos arreglado el mundo en algún ensayo… Por muchas opiniones que tengamos acerca del tema, al final es competencia de nuestros gobiernos aplicar medidas que mejores esos aspectos. Nosotros añadimos nuestro granito de arena exigiendo a nuestros líderes que cumplan y apliquen políticas sociales y centren el esfuerzo en cosas de vital importancia. Como, por ejemplo, en este caso, aumentar la cantidad de especialistas en el campo de la salud mental.
Habladme un poco de vuestra compañía de teatro, La hija ‘e la nana. ¿Quiénes la formáis y qué tipo de teatro os interesa?
Somos dos actores chilenos, Hugo Contreras y yo, que decidimos acercar a España el estilo de teatro que se hace en nuestro país. Nos interesa además traer autores contemporáneos que aquí aún no se conocen. La dirección de esta obra está influenciada por el tipo de teatro que Hugo domina. A mí, me apasiona el teatro político.
¿Qué recorrido esperáis tener como compañía?
Daremos que hablar…
