Los Laboratorios Artísticos de Creación son un proyecto cuya convocatoria lleva celebrándose desde el año 2016, impulsando cerca de una treintena de proyectos y a más de 150 artistas. Los proyectos candidatos, tres por modalidad, son seleccionados por convocatoria pública; se les ofrece una residencia, con dotación económica destinada, según informa la organización: «a cubrir los honorarios de L@s artistas participantes y, en ningún caso, será destinada a la producción de un espectáculo, aunque puede ser su germen». Los ensayos de los proyectos seleccionados se llevarán a cabo en El Umbral de Primavera, La Escalera de Jacob y La Tortuga Lavapiés, salas pertenecientes a la Red de Teatros de Lavapiés y cuenta con el apoyo y la colaboración del Centro Dramático Nacional.

Según la coordinación, encabezada por Waldo Rosales, junto a Arturo Bernal, responsable de la dirección artística y la producción de Aurora Carragal: «Los Laboratorios Artísticos de Creación son un espacio para la Creación y la Investigación escénica en busca de nuevos lenguajes y nuevas formas de hacer. En busca de la hibridación de disciplinas que estén fuera del realismo». Buscan propuestas escénicas que ahonden en el riesgo, tanto en su forma como en su estilo. «Un Acto Escénico que nos toque desde dentro, no desde el lugar del intelecto», concluyen.

Las modalidades para esta convocatoria se centran en el Teatro Grotesco y la Danza-Teatro, cada una de de ellas tiene diferentes requisitos:

 

MODALIDAD TEATRO GROTESCO 

PLANTEAMIENTO:

Arturo Bernal. Director artístico de los LAC·23

En las dramaturgias textuales o gestuales, en el arte pictórico, en la poesía o la novela; lo grotesco ha ocupado y ocupará, un espacio rotundo en la expresión de numerosos artistas.

Me gustaría aclarar, antes de continuar que: la denominación de grotesco es una manera de etiquetar un arte que no tiene etiqueta ni homogeneidad. Utilizo esta palabra solo y exclusivamente para establecer un lenguaje común capaz de comunicar un pensamiento. Pero creo que es mucho más preciso utilizar el concepto: “arte de la deformidad”. Un concepto menos dogmático y más completo y psico-físico, sin referencias a metodologías específicas. En cualquier caso, la palabra grotesco, tiene un fuerte arraigo en el inconsciente colectivo.

Cuando leí “Los Sueños” de Quevedo me dije: no hay nada más español que lo grotesco. Con el ensayo de Víctor Hugo “El Prefacio de Comwell” la reflexión tomó una dimensión más universal, precisa y sagrada. La revelación de que su influencia es indiscutible continúa con Francisco de Goya “Los Caprichos”, Francis Bacon, François Rabelais “Gargantúa y Pantagruel” Ramón María del Valle- Inclán, o la compañía de Teatro Físico “Teatro La Resentida”. Un sin fin de referencias en todos los ámbitos artísticos desde la Tragedia Griega hasta nuestros días.

Centrémonos en el grotesco dentro de Las Artes Escénicas: El Grotesco es un estilo independiente con un desarrollo contundente, multiplicativo, ampliamente aceptado por la sociedad y con una gran preponderancia en el panorama teatral actual. Pero es evidente que, también, es un recurso utilizado como contraste dramatúrgico, como construcción de personajes cómicos, de baja estirpe o marginados; o en la composición de espacios o escenografías… fealdades que potencian o equilibran los espectáculos.
Por citar un ejemplo de la utilización de este recurso, me permito utilizar a Shakespeare: EL PORTERO en Macbeth es un personaje grotesco casi ortodoxo (excelentemente entendido en la propuesta escénica de la Cheek By Jowl, dirigida por Declan Donnellan y Movimiento Escénico de Jane Gibson, perteneciente a la rama del teatro del gesto).

Quizá explicitar en escena la deformidad y la fealdad nos conecta con nuestra propia deformidad. Quizá esa es la razón de su existencia, su fuerza y su necesidad.

Quizá es una manera muy precisa de ver nuestras propias oscuridades, llevarlas a lo consciente y por lo tanto, trabajar sobre ellas. Los personajes grotescos son extremistas, irreflexivos, dictatoriales, psicópatas, marginados o líderes de grandes naciones, son solamente blanco o negro, no evolucionan, no cambian, son enfermos sociales, adictos, obsesionados, estridentes, maniáticos, psicóticos o en el mejor de los casos, solo neuróticos. ¿Quién no tiene una pincelada de alguna de estas características? ¿No queremos verlo? ¿Somos todo bondad? ¿El violento siempre es el otro?
En esta búsqueda de la luz a través de la oscuridad reside toda la importancia social del Teatro Grotesco, Esperpéntico o Feo… llamémoslo como queramos.

 

 

  1. Criterios de selección artística

– Propuesta concreta de investigación. (objetivo, pasos de la búsqueda, metodología de trabajo, hitos, etc)

– Formación y experiencia en creación escénica. No nos referimos a la experiencia en montar textos teatrales; ni tener conocimientos teóricos sobre la creación. Nos referimos concretamente a formación y experiencia en crear estructuras e interpretaciones contemporáneas y propias con texto o sin texto.

– Imprescindible que el punto fijo y la motivación de la creación sea el concepto de deformidad, en su amplio abanico de posibilidades.

– El concepto de colectividad como motor creativo, será muy valorado.

– Desear mostrar y compartir el resultado de la investigación escénica (no discursiva ni teórica) con el resto de compañías para generar un espacio de encuentro y de reflexión positiva y constructiva.

– El equipo de trabajo debe componerse como mínimo de 3 personas. Puede ser un proyecto unipersonal. Pero en ese caso, se debe contar en todos los ensayos con dos profesionales que investiguen al mismo nivel que el actor o actriz que está en escena. Pueden ser escenógrafos, pintores, músicos, sociólogos, psicólogos, etc. Lo importante es que el colectivo esté activo y comprometido durante todo el proceso y no tenga, en ningún caso, un carácter anecdótico.

– Desear introducirse en un proceso de búsqueda escénica (no teórica) tutorizada y guiada de manera activa y continuada por el director artístico de los LAC, Arturo Bernal. El director artístico acudirá a un mínimo de dos ensayos de la compañía, pactados entre ambas partes, para generar reflexiones, guías y caminos que potencien sus propuestas escénicas.

 

MODALIDAD DANZA-TEATRO

PLANTEAMIENTO:

El término Danza-Teatro se utiliza por primera vez en los años 20 por miembros del movimiento expresionista alemán que deseaban distanciarse de las tradiciones del ballet clásico. Pina Bausch, Susanne Linke, Reinhilde Hoffman rescatan la Danza-Teatro de aquel origen expresionista y la transforman en una manifestación Escénica Contemporánea.

La Danza-Teatro abre el concepto de realismo para crear un universo inestable que desafía la lógica del tiempo, del espacio y del estado de ánimo, incluso del estado emocional. Quien observa se convierte en testigo voyeur de lo que suele permanecer oculto y no dicho de forma explícita. Reúne técnicas y métodos del teatro y la danza creando una nueva y única Forma con una fuerte referencia a la realidad y a los conflictos humanos.

A través de los cuerpos y el espacio en constante movimiento y transformación, modifica profundamente el entorno y a toda persona partícipe de la experiencia. Con organicidad y resonancia poética muestra de forma concreta el mensaje, entrando directamente en el lugar de la emoción para después ser racionalizado.

En la Danza-Teatro el concepto de dramaturgia está desdoblado y fragmentado hacia la idea universal de las sensaciones. El tiempo y el espacio cambian sus dinámicas naturales generando atmosferas, texturas y energías propias de otra realidad.

Es un Arte escénico interdisciplinario que se nutre de conceptos y conflictos humanos universales presentándolos con perspectiva caleidoscópica y trascendiendo las lógicas naturales.

En el panorama escénico actual existen numerosas compañías que acuden a los escenarios más prestigiosos con sus propuestas. Podemos nombrar desde la compañía Tanztheater Wuppertal fundada por Pina Bausch en los años 70 pionera en la creación de la nueva Forma, o la compañía belga Peeping Tom, fundada por Gabriela Carrizo y Franck Chartier. También podemos nombrar a Dimitris Papaioannou, la compañía Baro d’evel, Christos Papadopoulos, Alejandro Moya o Jesús Rubio Gamo. Si bien se podría decir que no a todas estas referencias se les puede llamar Danza-Teatro, sí forman parte del universo en el que Danza y Teatro -y otras- se fusionan para generar actos escénicos más allá del realismo.

Para participar en la modalidad de Danza-Teatro de los LAC·23, buscamos proyectos que se adentren y propongan universos situados en los límites de la razón, el intelecto y el realismo, que propongan espacios temporales y físicos que nos trasladen -modifiquen- desde la emoción, a través de la atmosfera, el ritmo, la energía, la repetición… En los que el punto fijo sea el universo humano concreto rompiendo la lógica temporal, espacial e intelectual.

  1. Criterios de selección artística

– Propuesta concreta de investigación en la que se especifique el objetivo, los pasos de la búsqueda, la metodología de trabajo, los hitos, los medios, etc

– Formación y experiencia en creación escénica. No nos referimos a la experiencia en montar textos teatrales o coreografías; ni tener conocimientos teóricos sobre la creación. Nos referimos concretamente a formación y experiencia en crear estructuras escénicas contemporáneas y propias.

– Imprescindible que el punto fijo y la motivación de la creación sea a través de la Danza-Teatro, en su amplio abanico de posibilidades, a través de los infinitos recursos: cuerpo, gesto, espacio, movimiento, atmósfera, espacio sonoro, textura, dinámicas…

– El concepto de colectividad como motor creativo, será muy valorado.

– Desear mostrar y compartir el resultado de la investigación escénica (no discursiva ni teórica) con el resto de compañías para generar un espacio de encuentro y de reflexión positiva y constructiva.

– El equipo de trabajo debe componerse como mínimo de 3 personas. Puede ser un proyecto unipersonal. Pero en ese caso, se debe contar en todos los ensayos con dos profesionales que investiguen al mismo nivel que el actor-bailarín o actriz-bailarina que está en escena. Pueden ser escenógrafas, pintores, músicos, sociólogas, audiovisuales, expertos de Movimiento etc. Lo importante es que el colectivo esté activo y comprometido durante todo el proceso y no tenga, en ningún caso, un carácter anecdótico.

– Desear introducirse en un proceso de búsqueda escénica (no teórica) tutorizada y guiada de manera activa y continuada por el director artístico de los LAC·23, Arturo Bernal. El director artístico acudirá a un mínimo de dos ensayos de la compañía, pactados entre ambas partes, para generar reflexiones, guías y caminos que potencien sus propuestas escénicas.

Información completa e inscripciones AQUÍ.

 

Toda la cartelera de obras de teatro de Madrid aquí