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La Zarzuela que conquistará el mundo

“Somos muy ingratos con nuestros artistas”

Aunque tomó posesión de su cargo como directora del Teatro de la Zarzuela en noviembre del pasado año, relevando a Daniel Bianco en el puesto, será en la temporada 2024-2025 cuando por fin veamos en la programación de la institución pública la impronta de Isamay Benavente (La Línea de la Concepción, 1965), que se ha convertido en la primera mujer que dirige el coliseo madrileño en sus 167 años de historia.

 

Fotos de Isamay Benavente: Miguel Ángel Fernández

 

No hay unidad de producción del Instituto Nacional de las Artes Escénicas (INAEM) que sea sencilla. En su vocación común de servicio público, cada una tiene su idiosincrasia, sus limitaciones… y también, claro está, sus singulares y atractivas posibilidades. Pero tal vez sea el Teatro de la Zarzuela, por la envergadura de sus montajes, por la heterogeneidad de los artistas que intervienen en ellas y por el número de trabajadores que tiene a su cargo, quien se lleve la palma de la complejidad. “Recuperar, preservar, revisar y difundir el patrimonio lírico español” son algunos de los objetivos que vienen ya marcados en los propios estatutos de la institución; pero esas líneas de actuación son suficientemente genéricas para que cada director las pueda acometer de acuerdo a sus propios criterios artísticos. Y en los criterios de Isamay Benavente el espectador juega un papel fundamental. Al menos así ha sido en la primera temporada que ha programado: “He pensado mucho en el público -asegura la directora-. Por eso habrá grandes títulos del repertorio que toda la gente conozca y en los que todos se reconozcan; y, acompañando esos títulos, algunas novedades. Hay obras de zarzuela a las que hay que volver una y otra vez porque son extraordinarias, igual que ocurre en la ópera con La traviata, Rigoletto, Carmen… Además, en esta casa hay producciones maravillosas de esas obras que merece la pena que se rescaten, que se puedan volver a ver.

 

La Zarzuela que conquistará el mundo en Madrid

 

Por último, la recuperación obedece también a una razón de sostenibilidad, y no solo económica, sino también de rentabilidad cultural, de equipo, etc.; no es viable hacer cada año cinco grandes producciones nuevas”. Entre esos títulos que considera imprescindibles, La del manojo de rosas y La tabernera del puerto, dos montajes con dirección escénica de Emilio Sagi y Mario Gas, respectivamente, que volverán a la cartelera después del estreno en 1990 del primero de ellos y del segundo en 2018. En cuanto a las obras que se salen del repertorio y formarán parte de la cartelera en el próximo curso teatral, destaca especialmente La corte del faraón, una coproducción del Teatro Arriaga, el Teatro Campoamor y los Teatros del Canal de la gamberra y sicalíptica ‘opereta bíblica’ que musicó Vicente Lleó a partir del libreto de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios.

 

La Zarzuela que conquistará el mundo en Madrid
Foto: Javier del Real. Imagen de La tabernera del puerto.

 

 

EMILIO ARRIETA Y EL GÉNERO CHICO

Pero la búsqueda del equilibrio entre el repertorio y las obras menos representadas no es la única preocupación de Benavente. Otros intereses determinan asimismo el diseño de su programación: “He querido mirar en esta primera temporada a uno de los compositores fundacionales de este teatro: Emilio Arrieta. Por eso abriremos con el estreno absoluto de Marina (José Miguel Pérez Sierra y Bárbara Lluch serán el director musical y la directora escénica, respectivamente, de este montaje). Y también he querido prestar atención al género chico, que a mí particularmente me encanta y creo que permite muchas miradas y posibilidades, como es el hecho de trabajar con actores-cantantes. Juan Echanove, que ya nos sorprendió a todos con Pan y toros, dirigirá un programa doble con El bateo y La revoltosa”.

 

AMPLIAR LA DIFUSIÓN

Se diría que la consigna que ha dado Benavente a su equipo en esta nueva etapa es abrirse en todas las direcciones y a todos los estilos, épocas y géneros. O eso es, en todo caso, lo que cabe colegir de sus palabras: “Quiero potenciar la danza, darle un poquito más de protagonismo; no hay que olvidar que el Teatro de la Zarzuela es sede de dos compañías institucionales como el Ballet Nacional de España y la Compañía Nacional de Danza. Y eso para nosotros no es un incordio, sino todo lo contrario: es un regalo. Todo buen teatro lírico que se precie de serlo tiene que tener una buena temporada de danza, y este es el gran teatro lírico español. También quiero fomentar la relación y el intercambio con Europa y, especialmente, con Hispanoamérica. Creo que la zarzuela también forma parte de la memoria musical y cultural de Latinoamérica. Lo que pasa es que, igual que nosotros, han tenido una época en la que han dado la espalda al género. Por fortuna, todos esos prejuicios están quedando atrás, aunque hay que seguir trabajando para que se destierren del todo. Yo estoy empeñada en que la difusión de la zarzuela sea lo más amplia posible, y estoy utilizando toda mi experiencia para conseguirlo. Quiero que el viaje sea de ida y vuelta; pero, de momento, este año me he fijado en lo que se está haciendo allí, y me he traído dos proyectos”. Se refiere a la premiada producción chilena Patagonia, cuyo libreto es una ficción sobre el viaje de los primeros europeos a esa región del Cono Sur, y a Domitila, una ópera de creación contemporánea, en coproducción con la Fundación Juan March y el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo de Bogotá, que se inspira en la relación epistolar real entre el rey Pedro I de Brasil y su amante Domitila de Castro. En cuanto a las propuestas de danza, habrá cuatro esta temporada: Nocturna, de Rafaela Carrasco (Premio Nacional de Danza 2023); La Syilphide, de la Compañía Nacional de Danza; Comedia sin título, de Úrsula López; y Afanador, el aplaudido montaje del Ballet Nacional con dirección artística y coreografía de Marcos Morau.

 

La Zarzuela que conquistará el mundo en Madrid
Imagen de Afanador del BNE.

 

Como es habitual cada año, la programación se completa con un extenso ciclo de conciertos, algunos en la sala principal y otros en el ambigú del teatro, que, en esta ocasión, se ordenan por bloques temáticos. “Quería dar respuesta en clave artística a algunos temas que me preocupan y que creo que son interesantes -explica Benavente-. Uno de ellos, que creo que se repetirá en años sucesivos, tiene que ver con lo ingratos que somos en este país con nuestros artistas. Lo creo firmemente y estoy dispuesta a poner mi granito de arena para remediarlo; por eso hemos creado ese ciclo llamado ‘Memoria y olvido’, en el que queremos recordar y poner en valor a una escritora como María Lejárraga, a poetas del Siglo de Oro, a un compositor de la talla de Oudrid, a Chavela…”.

 

CRECIÓN NUEVA Y LOS JÓVENES

Una de las recriminaciones más inveteradas, más repetidas y, por qué no decirlo, más lógicas, a la zarzuela como género y al Teatro de la Zarzuela como institución, es la escasez de obra nueva o, lo que es lo mismo, el estancamiento de una manifestación artística que se alimenta mucho más de las creaciones del pasado que de las partituras y libretos que podrían escribirse hoy. Benavente no rehúye esta cuestión: “Desde luego que será una línea importante la nueva creación. Estoy trabajando con el maestro Pérez Sierra (director musical en esta nueva etapa) para seleccionar algunos proyectos entre los muchísimos que nos han llegado, pero todo no se puede hacer, y menos en este primer año. En cualquier caso, a partir de la temporada que viene… se estrenarán cosas nuevas”.

Lo que sí sabe Benavente que no hay que tocar, a tenor de la espléndida acogida que tiene cada año entre el público, es el llamado ‘Proyecto Zarza’ que creó Daniel Bianco para acercar la zarzuela a las nuevas generaciones, y que se desarrolla con artistas jóvenes que, en muchos casos, no han tenido antes ningún contacto con el género. Este año será La Gran Vía el título que lleven a escena. “Es un proyecto que no deja de darnos alegrías y que da fe de que la juventud progresa de manera sobresaliente en su acercamiento al género lírico. Ahora mismo no tenemos espacio en el teatro para poner todas las funciones que demandan los centros educativos. Cuando el público joven ve a gente de su edad haciendo zarzuela… ¡se quedan maravillados!; cambia radicalmente la idea que tenían preconcebida”. No obstante, no quiere bajar la guardia la directora a este respecto: “Hay que seguir insistiendo y mostrando a niños, jóvenes y mayores lo que se está haciendo con el patrimonio lírico español, porque verán que es fascinante. La zarzuela es nuestro auténtico teatro musical”.

 

Toda la cartelera de obras de teatro de Madrid aquí

 

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