El Teatro Real estrenó el pasado 2 de diciembre una nueva producción de Rigoletto, de Giuseppe Verdi -en coproducción con la ABAO Bilbao Ópera y el Teatro de la Maestranza de Sevilla- de la que se ofrecerán 22 funciones, hasta el 2 de enero de 2024.
CORRUPCIÓN Y DEGRADACIÓN
El estreno de Rigoletto, en el Teatro de La Fenice, en 1851, fue precedido de varios encontronazos con la censura veneciana, que se opuso a la descarnada visión de la vida cortesana patente en el libreto de Francesco Maria Piave -a partir de Le Roi s’amuse, de Victor Hugo-, con un protagonista contrahecho y perverso, que desenmascara, con su risa diabólica, la podredumbre de una sociedad corrupta, cruel y degenerada, que él mismo encarna con su deformidad física y moral.
La trama de la ópera, terrible, se centra en la maldición que lanza el Conde de Monterone a Rigoletto por burlarse de la deshonra de su hija. Esta premonición -cuyo tema, la maledizione, late del principio al final de la ópera- será el tormento del bufón y el preludio de su desgracia: su hija, la inocente Gilda, que él aísla y protege, será seducida por las artes amatorias de su amo, el libertino Duque de Mantua, y raptada por los cortesanos, muriendo por amor, en una maquinación fatídica que él mismo engendró.
El potente drama de Victor Hugo, de tintes shakespearianos, inspiró una partitura de grandísima intensidad dramática, unidad estructural y una genial escritura musical, capaz de describir con impresionante concisión y belleza, la complejidad y ambivalencia de los personajes y el devenir de la trama, que transcurre con tensión y fluidez del primer al último compás.
MIGUEL DEL ARCO EN EL REAL
Miguel del Arco, responsable de la puesta en escena, ha creado una producción que indaga en la angulosa personalidad del personaje titular, víctima y verdugo, maltratado y maltratador, convirtiendo la obra en un descorazonador retrato de nuestra sociedad actual, complaciente con las actitudes más espurias y crueles.
La sed de poder -voraz, cegadora e insaciable- crea monstruos que aglutinan a su alrededor, con avasalladora fuerza centrípeta, una sociedad servil y gregaria que normaliza las situaciones más atroces, aceptando, enmascarando y hasta aplaudiendo la crueldad, la humillación, el estupro, la calumnia, la violencia o la venganza. Solamente el amor puede sobreponerse a la deshumanización del alma, abriendo una brecha de luz y esperanza en el mundo oscuro del Rigoletto verdiano, que Miguel del Arco nos acerca.
La espectacular escenografía de Sven Jonke y el sugerente diseño de luces de Juan Gómez-Cornejo acompañan las tensiones del drama y las contradicciones, pasiones y sentimientos de los personajes, retratados con los potentes figurines de Ana Garay.
Nicola Luisotti, que ya dirigió este título en el Teatro Real en 2015, volverá a hacerlo al frente de tres repartos estelares y del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Christoph Koncz dirigirá cuatro funciones.
Darán vida al quinteto protagonista los barítonos Ludovic Tézier, Étienne Dupuis y Quinn Kelsey (Rigoletto), los tenores Javier Camarena, Xabier Anduaga y John Osborn (Duque de Mantua), las sopranos Adela Zaharia, Julie Fuchs y Ruth Iniesta (Gilda), los bajos Simon Lim, Peixin Chen y Gianluca Buratto (Sparafucile) y las mezzosopranos Marina Viotti, Ramona Zaharia y Martina Belli (Maddalena).
RIGOLETTO, UNA ÓPERA IMPRESCINDIBLE
Rigoletto, una de las óperas más queridas y representads a lo largo de toda la historia del Real, volverá en su cuarta producción desde la reapertura del Teatro, después de las de Daniel Lipton y Graham Vick (2001), Roberto Abbado y Monique Wagemakers (2009) y Nicola Luisotti y David McVicar (2015).
La producción del Teatro Real que ahora se estrena será una nueva lectura dramatúrgica y escénica de la genial partitura de Verdi, cuya visión desalentadora e inquietante de nuestra sociedad sigue cuestionándonos, incomodándonos y confrontándonos con lo más oscuro de nuestras almas.
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