Esta nueva entrega de la serie ‘Coronavirus: ¿comedia o tragedia?’ rompe la escritura dramática convencional para aportar una mirada poética en forma de diario íntimo a partir de la experiencia de su autora, Lucía Díaz-Tejeiro, que se encontraba en Italia, en la ciudad de Cesena, en el Istituto di Ricerca di Arte Applicata di Societas, la estructura que comandan los hermanos Castellucci.

 

 

Por Lucía Díaz-Tejeiro

 

“Yo estaba entre los que se hallan en suspenso. Che son sospesi. Es decir, en el Limbo.

Por tal falta y no por otra culpa estamos condenados, consistiendo nuestra pena en vivir con el deseo sin esperanza.”

El Infierno de Dante – Canto IV

 

20/02/2020

La falta 

 

Buscar en una estructura ajena el amparo que perdimos el día que abandonamos el lugar primigenio, no puede ser más un objetivo. La antigua búsqueda ha dejado de tener sentido.

Con esta nueva forma de vida, nosotras seremos la estructura.

 

 

04/03/2020

Desde el lunes 24 de febrero estamos bajo la prohibición en la región de Emilia-Romagna de asistir a universidades, colegios, museos, teatros y cines. Cerrados. Hoy han anunciado que continuaremos así quince días más (aproximadamente) Los bares están abiertos, las calles llenas pero cuando paso por delante del cine me encuentro con un triste cartel impreso en un folio naranja que dice: “A seguito dell’emanazione del Decreto della Presidenza del Consiglio relativo all’emergenza Coronavirus, siamo costretti a prorogare la chiusura del Cinema fino a domenica 8 marzo” Es un cine de los que ya casi no quedan. No pertenece a ninguna gran empresa sino a una familia del pueblo. Cuando nos quitan algo, para reclamarlo, debe echarse en falta. Pero ¿Y si no me doy cuenta de la pérdida? ¿Cómo puedo reclamar algo que ya no echo de menos?

 

 

16/03/2020

Y entonces la incertidumbre  dejó de esconderse y nos trajo una extensión indefinida del período de vacío.

 

Llevamos tres semanas perdidas. El paso del tiempo agrieta la piel. La materia que llena el mundo a la sombra, choca contra mí. Me separa poco a poco hasta que un día acabará por romperme del todo. No existe espacio vacío entre los cuerpos excepto el lugar que abandonan a medida que se mueven. Qué lejos todo y qué ingenua. ¿Qué hago ahora con este espacio? ¿Dónde guardo el tiempo que me ha sido robado? Me creía tan dueña de lo que estaba viviendo. He colisionado con una totalidad que está por encima de mí y que ha sacudido toda la estructura que tenía perfectamente armada y sobre la que veía el mundo. Ahora vuelvo de cabeza a la tierra pero fuera del centro. Me rodea su caos que parece tener un orden escondido detrás de cada objeto y que yo no entiendo.

 

 

20/03/2020

Hoy empieza la primavera.

 

Día tras día escucho el sol arrastrarse por la madera desde que llega hasta que se va. Los ríos huyen del mar que reposa. El aire calmado. El vapor parado. Y las plantas han decidido vivir para siempre en una estación. El horizonte se mezcla con el cielo. La línea que lo define ha desaparecido. –Es en la pausa donde nace la voluntad de movimiento– En esta pausa y en este silencio. ¿Llevamos tres semanas perdidas?

Cómo se puede no oponer resistencia física ante lo que nos zarandea, atraviesa y el espacio vacío que busca llenarse. ¿A quién le pertenece entonces mi columna vertebral y su forma? Ahí se esconde la materia de artesana. De esta colisión se generará una región de fosas abisales con una actividad sísmica tal y como la del Anillo de Fuego del Pacífico.

 

 

24/03/2020

Punto de Partida.

 

Esta es la pausa antes de nuestro mundo. Comprender la extensión de los objetos. Observar su presente para deducir su pasado. Conocer tan perfectamente como sea posible. Mirar el cielo. Mirar el fuego. Testigos visibles del mundo invisible.

O aceptar radicalmente la inercia a la que están sometidos los cuerpos o pensar que el movimiento se da cuando no se está en el lugar correspondiente. Sea como sea, el movimiento es para siempre pero el tiempo solo nos pertenece a algunos.

 

Cuando dos cuerpos chocan fuerte, se desplazan del lugar en el que están.Y es ahí, ese espacio el que se agarró a mi tiempo.

 

¡Y sí! ahora es nuestro turno. Estamos dentro del curso de todas las cosas. Responsables de la corriente y de la modificación de su rumbo.

Y cuando la vida vuelva a empezar, los ojos volverán a abrirse en el pecho.