“Lo importante no es el género de las personas, lo fundamental es la empatía con el otro”
La conocida actriz, dramaturga y directora es la creadora de Transformación, un montaje que nació cuando su hija de 18 años le dijo que era un hombre. El espectáculo es un mensaje claro y directo para aquellos que se resisten a aceptar la diversidad humana.
Julio Alonso, Enriqueta Carballeira, Tatiana Carel, Alan Castillo, Silvia Criado, Zack Gómez, Flora López y Álex Silleras son los intérpretes de esta obra que puede verse en el Teatro María Guerrero.
Transformación : Cambiando la mirada de los que no comprenden
Por Sergio Díaz
¿Recuerdas ese día en el que tu hija te dijo que se sentía hombre? ¿Cómo te sentiste tú?
Al principio siempre hay una negación, un pensar que quizá ese problema de identidad sea fruto de la adolescencia, que quizá hay que esperar. Se siente miedo. Porque uno, por poco conocimiento que tenga, sabe lo que implica una transformación física de ese calibre. Hormonación, cirugías… A mí eso, y su equilibrio mental, es lo que más me preocupaba.
¿Tú habías notado algo, tenías alguna sospecha de que tu hija no se sentía feliz en el cuerpo que le había tocado?
Claro. Sabía que le gustaba vestirse de chico y que tenía ciertas actitudes muy masculinas desde que era un bebé. Pero pensaba que siempre había habido chicas chicazos. Él, en aquel entonces, tampoco sabía lo que le ocurría. Se sentía molesto con tener que seguir pautas femeninas pero no sabía porqué. Tampoco tenía clara su orientación sexual. Si yo hubiese sabido lo que se ahora sobre la transexualidad todo hubiese sido mucho más fácil. Y con mucho menos sufrimiento.
¿Y cómo se sintió él al compartirlo contigo?
Eso te lo tendría que contar él. Pero creo que cuando descubre lo que le pasa, y lo comparte conmigo y con su padre, se libera. Se quita un enorme peso de encima.
Imagino que no debe ser nada fácil digerir algo así… ¿Recurriste a asociaciones especializadas para que te pudieran orientar un poco o recorriste el camino de comprender esa nueva realidad en tu vida tú sola?
Sí, fuimos a Chrysallis, una asociación para menores trans. Y fue totalmente revelador lo que nos dijeron. Creo que esa conversación con aquellas madres nos quitó las dudas que teníamos. Los padres, cuando un hijo, nos confiesa su transexualidad, queremos estar convencidos de que él está convencido. Y la primera pregunta que le hacemos es, pero, ¿estas segura? Aquella tarde en Chrysallis, asumimos la realidad.
¿Cambió mucho vuestra relación a partir de ese momento?
Cuando asumes que tienes un hijo trans, sólo empiezas a pensar cómo ayudarlo para que pueda hacer su transformación y se convierta en lo que desea con toda su alma. Entiendes perfectamente ciertos comportamientos y tristezas que ha vivido. Sólo quieres hacer el camino de su mano. Acompañarle para que todo le sea más sencillo. Para que sea más feliz.
¿Sentiste miedo por cómo iba a reaccionar vuestro entorno al conocer la noticia? Imagino que es algo que genera mucha inquietud en un núcleo familiar que tenga que abordar algo así, más allá de las propias preguntas que se tenga acerca de tu hijo/a, es más el miedo al que dirán, ¿no?
A mí el qué dirán nunca me ha importado. Confío en la bondad de los desconocidos, y más en la de los conocidos. Sabía que a algunas personas le iba a costar más aceptarlo que a otras. Pero yo lo iba a plantear con la naturalidad con que lo sentía. Así que poco a poco fui diciéndoselo a los más cercanos, y después a los otros. Pedí a familiares y amigos que me ayudaran a transmitir la noticia. Y fue sorprendente, porque en el momento que yo se lo contaba hasta con cierta alegría, los otros respondían del mismo modo. Era cómo cuando tienes un fuerte malestar y no sabes cuál es y finalmente descubres lo que es y que tiene remedio. ¡Es una alegría!
Los niños, y la mayoría de la gente joven, no tiene prejuicios. Los viejecitos son expertos en la comprensión. Y el resto se va mentalizando poco a poco. Cuando te toca un caso cerca, necesitas saber, comprender. Y cuando sabes y comprendes, lo asumes sin prejuicios. Se hace parte tuya.
Habrás investigado mucho sobre el tema y manejarás datos, pero grosso modo, ¿Son más las familias que aceptan o que rechazan esa transformación de sus hijxs?
Al principio hay familias que tienen un rechazo. Pero esto ocurre cada vez menos. Hoy en día, aunque sin profundidad, la gente sabe que existen diferentes géneros, binarios y no binarios. En televisión hay algunos programas, por ejemplo First Dates, en el que la gente que busca pareja es muy variada. Hay chicos y chicas trans. También hay personas con diferente orientación sexual, que esto es otro tema. Porque se puede ser un hombre trans y que te gusten los chicos, es decir ser homosexual. Confundimos el género, que es la identidad, con la orientación sexual, que es lo que desde tu identidad deseas sexualmente. En este sentido hay una gran diversidad y tenemos que asumirla con toda la tranquilidad del mundo. Ni el género ni la orientación sexual convierten a nadie en un ser maldito ni peligros. Quizá sea al contrario.
¿Qué consejo podrías dar a las personas que tuvieran que enfrentarse a esta situación?
Que estén tranquilos, que se informen, que no lo vivan como una tragedia. No lo es. Es algo que ocurre, y en bastantes casos, y que hay que tomar con amor y con humor. Lo más importante es apoyar a tu hijo o hija en ese viaje que va a emprender y que dura toda la vida. Estar a su lado. Dejarle claro que nadie es culpable de nada de esto. Son cosas que están ahí. Es la variedad de la vida.
¿En qué momento decides que esta vivencia personal podría convertirse en una obra de teatro? ¿Qué querías transmitir al llevarla a cabo?
Estuve con mi hijo en la Asociación de hombres Trans y me transmitieron con pena la invisibilidad social que padecían. Las mujeres trans, las que nacen con cuerpo de hombre pero sentir de mujer, están más reconocidas. Hay algunas actrices, cargos públicos… Los hombres trans pasan desapercibidos ya que cuando comienzan con la testosterona y se quitan el pecho no hay nada que les delate en su cuerpo, nadie puede adivinar que lo tuvieron de mujer. Son hombres cien por cien. De modo que, si ellos no lo quieren decir públicamente, nadie se va a enterar. Los trans masculinos y femeninos son dos mundos particulares. Y cada uno de esos mundos tiene sus ventajas e inconvenientes. Ocurre igual entre las personas cisgénero. Evidentemente, cada persona es un mundo, también.
¿Cómo has abordado la puesta en escena de Transformación?
Ha sido un proceso complejo, largo y precioso. Primero convocamos a través de la ONG Caídos del cielo, un taller de formación actoral para personas trans mezcladas con actores profesionales. Fue un taller por el que pasaron varios chicos transgénero. A partir de ahí, salieron los tres actores que podían, y querían, hacer los protagonistas de la obra. Con ellos, y con otros Caídos del cielo continuamos talleres ya más enfocados al tema que nos unía. En estos talleres participaron madres, abuelas, novias de los chicos… Y los enfocamos en improvisaciones donde ellos se expresaban y liberaban, y yo iba conociendo su mundo interior en profundidad. Aparte de mi experiencia particular como madre, fui recogiendo la de otras madres y familiares y novias… Fue muy interesante y aleccionador. Con todo ese material me senté a escribir Transformación, la obra.
Paralelamente hablé con Ernesto Caballero, director en aquel momento del CDN, y le encantó el proyecto. El hecho de tener producción y teatro nos hizo poner todo el ímpetu para continuar. Íbamos a estrenar el 1 de abril, pero nos pilló la pandemia a punto de llegar al teatro, así que hemos tenido que esperar seis meses. Ensayando de forma virtual y en plena incertidumbre. Ha sido un esfuerzo tan interesante como titánico.
¿Cómo has elegido a los actores que la interpretan? ¿Son tres chicos trans que hablan de cosas que les han pasado a ellos? ¿Cuánto hay de vivencias personales y cuánto de ficción en el montaje?
En el montaje hay una mezcla de realidad y ficción. Hay cosas de ellos, de otros chicos trans que han pasado por los talleres, de mi hijo… También está la visión de la madre, del padre, de las novias… Y luego hay una abuela, que interpreta la gran Enriqueta Carballeira, que es fundamental. Puse una abuela como protagonista con ellos, porque casi todos los chicos con los que hablé me comentaron el apoyo y la comprensión que habían tenido con alguna abuela.
Eres la Fundadora y Presidenta de la ONG que antes has mencionado, Caídos del Cielo, que ayuda a personas en riesgo de exclusión social. ¿Cómo decidiste crear esta ONG? Y sobre el tema que nos ocupa, ¿Hay muchas personas trans en riesgo de exclusión social?
Claro, si casi todos estamos en riesgo de exclusión en estos momentos, imagínate los diferentes. Existe la transfobia y la homofobia, como existe el machismo, el racismo o la gerontofobia (rechazo a los viejos). Los humanos somos así de crueles e ignorantes.
Estos días podemos escuchar un anuncio institucional en la radio sobre la transfobia. ¿Estamos de verdad comprometidos, como sociedad, para ayudar a la plena inclusión de las personas trans o aún queda mucho por hacer?
Como te decía, queda mucho por hacer. Y no solo la sociedad, también las leyes que siempre van por detrás de la realidad. Todavía es complicado cambiarse el nombre en los documentos oficiales. Todavía muchos no tienen acceso a médicos y operaciones. Y en muchos países se sigue persiguiendo la transexualidad de forma brutal. Vemos que aquí hay casos de agresiones homófobas casi todos los días. Pero estamos mucho mejor que hace años. Y en la educación está la clave. Hay que enseñar que existe la diversidad de género y que es algo normal. Hay que concienciar de que lo importante no es el género ni la identidad sexual, que lo fundamental es la empatía con el otro. Porque todos somos diferentes. Y si hay que tener cuidado con alguien es solo con los canallas, que también existen e, incluso, ocupan muchos puestos de poder.
Y obras de teatro como la tuya, quizás puedan ayudar mucho más a movilizar conciencias… ¿El teatro, aún en tiempos de pandemia, sigue siendo una herramienta potente de transformación social?
La ignorancia hace mucho daño. Hay que ser valientes y tratar los temas sin miedo. Transformación es una obra auténtica, no tiene censura, ni fuegos artificiales. Nuestros protagonistas son complejos, con virtudes y defectos. Eso sí, lo bueno que tiene el teatro, es que hacer ver a través de la mirada artística. Ver el dolor a través de la belleza llega mucho mejor al espectador.
La obra va de preguntarse “¿quién soy yo?”. ¿Quién es Paloma Pedrero en estos momentos de su vida?
¿Quién soy yo? La pregunta del héroe clásico. La pregunta que nos hace crecer y mejorar. Y ser más felices. Pues yo llevo toda la vida en ello, y así sigo. Intentando no perder la fe en el ser humano. Intentando no perder la ilusión por escribir y dirigir y estar con mis Caídos del cielo. Intentando tener salud y sabiduría para transformar mi dolor en belleza.
Y otra pregunta personal, si me permites. ¿Cómo está tu hijo? ¿Cómo ha sido su camino? ¿Es feliz con su vida?
Mi hijo está mucho mejor ahora. Ahora se siente a gusto con su cuerpo. Mi hijo es más feliz con la transformación. Y yo también.