Vincent River
Una obra que cautiva en todo momento pasando de lo brutal a lo poético resultando devastadoramente hermosa.
Una obra que cautiva en todo momento pasando de lo brutal a lo poético resultando devastadoramente hermosa.
El dramaturgo Philip Ridley afronta el ambicioso reto de convertir al espectador en confesor y juez.
Es una tragicomedia de fuerte sabor mediterráneo, con sus contradicciones y sus virtudes, festiva pero turbulenta, un retrato social que crece y se modula constantemente hasta llegar al sorprendente y explosivo final, como el último petardo de una traca mediterránea, dejando tras de si un fuerte olor a pólvora y un intenso sabor a calabacines cocinados.