Cuenta Rafaela Carrasco al otro lado del teléfono lo mejor y lo peor de vivir la noche cuando una no puede dormir. La creatividad sin interrupciones, cuando la ciudad duerme, se alza como una de las mejores partes de no poder conciliar el sueño; la soledad no buscada, impuesta, la cara menos amable. “En épocas de creación tengo insomnio recurrente. La noche me sirve para dejar salir los miedos y los fantasmas, pero también es un espacio de mucha creación. Suelo trabajar a partir de imágenes y eso me ocurre sobre todo de noche”.
Aunque se trata de un espectáculo compacto y homogéneo, en Nocturna se pueden apreciar tres escenas, estados o piezas dentro de la propuesta, que atienden a ese recorrido por la ausencia del sueño. El primero de ellos responde a la parte más benévola, “cuando te acuestas y el imaginario vuela”. Entonces aparecen los recuerdos y la poesía. La parte central está dibujada por pasajes cortos de dos o tres minutos, “como pequeñas pesadillas con imágenes muy poderosas, un tanto lorquianas, con mujeres de negro que cuchichean y hablan”. La tercera y última pasa por ese momento en el que llega el amanecer y la vida al otro lado empieza a colarse. “Es la rendición y la espera de un nuevo día sabiendo que ya no vas a poder dormir”.
Habla de mujeres Rafaela Carrasco, y se refiere a todo el elenco del espectáculo. Nueve bailaoras, junto con ella, de diversas personalidades, y sobre todo, con una identidad muy clara. “No quería un cuerpo de baile que repitiera lo que digo, sino que aporte. La mayoría son mujeres maduras que ya han hecho un recorrido en su propia carrera, pero que quizá no tienen la visibilidad grande que se merecen. He querido poner de manifiesto su potencial y conocimiento. yo quería rescatar para recibir ese potencial, esa experiencia y conocimiento. Trabajar con mujeres es un regalo. Compartes muchas cosas, te hermanas, y el proceso de creación se convierte en algo muy hermoso”, declara.
UN ESPECTÁCULO DE ALGUNAS PRIMERAS VECES
La trayectoria de Rafaela Carrasco es larga y significativa. Premio Nacional de Danza en la modalidad de creación (2023), creó su propia compañía hace veintidós años y entre medias, de 2013 a 2016, dirigió el Ballet Flamenco de Andalucía, capitaneado en la actualidad por la bailaora y coreógrafa Patricia Guerrero. Sin embargo, el abrir nuevos caminos en sus propuestas sigue siendo una constante. En este sentido, Nocturna es un espectáculo que contiene algunas primeras veces. Por ejemplo, el hecho de no contar una historia bajo la narrativa más clásica. “Quisimos trazar ese recorrido desde el comienzo de la noche hasta el amanecer, para tener un camino claro, pero no hay una historia que contar, sino un imaginario que se ha creado a partir de estados emocionales. Lo que nos llevó a la creación de un espacio sonoro, junto con la música, que nos acompañara por ese tránsito”. Y en esta sonoridad recae otra primera vez de sus creaciones. “Por primera vez no llevamos músicos en directo, aunque sí nos acompaña la cantaora Gema Caballero. Esta nueva forma de espacio musical ha ayudado en la creación coreográfica y también sirve al espectador para seguir e identificar lo que va pasando”. Pablo Martín Jones, Pablo Suárez y Jesús Torres, firman la dirección musical y composición.
Por otro lado, repite Rafaela Carrasco su habitual colaboración con Álvaro Tato, responsable de la dramaturgia y autor de los textos que se escuchan en el espectáculo en la voz de la actriz Aitana Sánchez Gijón. “En el momento de creación de Nocturama, Álvaro trabajaba con la actriz en otro proyecto y lo tuvimos muy claro. Contar con ella y su voz ha sido todo un regalo”. En Nacida sombra, era la voz de Blanca Portillo la que se escuchaba, y la de Carmelo Gómez en Ariadna. Al hilo del mito.
ACTUALIZAR EL FLAMENCO
En más de una ocasión, ha definido Rafaela Carrasco su labor en este arte como una especie de actualización. Preguntada por ello, sus palabras dejan ver una personalidad que sabe dónde situarse y por qué. “El flamenco tiene tantas posibilidades como intérpretes y creadores. Pero una cosa es innovar en el concepto del espectáculo y otra en el baile, la interpretación. Mi búsqueda está en lo primero, en el concepto estético de un montaje, pero no diría que mi movimiento es de vanguardia. Aunque tampoco tradicional. Diría que es actual. Que pertenece al tiempo en el que vivimos. Me siento contemporánea por el momento en el que vivo”.
En el momento de esta entrevista, la bailaora está a punto de estrenar en la Bienal de Flamenco un nuevo montaje. Se trata de Creaviva, un solo que bucea en la parte más tradicional de flamenco y que cuenta ha sido todo un viaje de ida y vuelta, “en el que la vuelta, la casa de la que saliste, ete resulta completamente distinta a como la recordabas. Desde que empecé a investigar y a salirme de ese flamenco más tradicional, de esa casa, han pasado muchas cosas. El conocimiento de otras culturas, de otras formas, de otros contextos te llevan a bailar desde otro sitio. Ha sido encontrar un lugar que conozco pero que revisito desde otro lugar”.
¿Por qué la necesidad de esta vuelta a casa?
Sentí que necesitaba hacer ese alto para revisar quién soy, qué he hecho y qué necesito. Quería encontrarme con la soledad del creador, con mis miedos como intérprete. Trabajar con ellos desde el encuentro conmigo misma
¿Y cómo ha sido crear en soledad?
Respuesta: No ha sido fácil porque estoy acostumbrada a trabajar con compañía. He estado sola ante mí misma, antes mis dudas, y ha sido un viaje muy profundo con esas horas de estudio que no compartes con otros bailarines. Hablo de poder mostrarte a día de hoy en tu interpretación con casi 52 años, con el hecho de que tus capacidades son otras, y enfrentarte a todo ello. Mostrar la fragilidad y la fortaleza también”.