Cuidados intensivos es la comedia dramática que tanto está dando que hablar en los Teatros Luchana, tras su estreno el pasado mes de septiembre. La función hace un recorrido de 30 años por la vida de tres hermanas que trabajan en el área de cuidados intensivos de un hospital. Las encargadas de dar vida a estas hermanas que traspasan la escena son Blanca Oteyza, Ángeles Martín y Paloma Montero. La dramaturgia corre a cargo de Yolanda García Serrano y Laura León pasada por la dirección de Blanca Oteyza.
Con las tres intérpretes mantengo un encuentro virtual a través de una conferencia telefónica en la que entre risas me cuentan cómo ha sido el proceso de creación de este montaje que este mes de noviembre continúa en cartel.
Por Ka Penichet/@KaPenichet
Escrita, dirigida e interpretada por mujeres, ¿se puede decir que la obra nace de la necesidad de cubrir la carencia de papeles femeninos?
Blanca Oteyza: Siento que es la necesidad sobre todo de 3 amigas mujeres de subirse al escenario y les apetece contar cómo ha transcurrido parte de su vida en ellas y del momento en el que están.
Aún así, es un regalo ver trabajar a mujeres en una edad donde las ofertas de trabajo no abundan tanto y no precisamente porque no haya talento…
Paloma Montero: En mi caso siento que es así. De vez en cuando siento la necesidad de poner en marcha un proyecto porque no siempre te caen los papeles que te gustaría y es evidente que no hay mucha presencia de personajes potentes de nuestra edad. Efectivamente, para mí es un lujazo poder hablar de esta etapa vital y, si además, se hace un recorrido como es en el caso de esta función con cómo la vida te va llevando por caminos que no esperas, cómo las ilusiones de las pipiolitas que se nos ve con 18, 19 años se van transformando en realidades bien distintas.
Ángeles Martín: En mi caso yo soy contratada aquí, pero sí he tenido que montar hace 6 años mi propia compañía, Desaforados, para poder trabajar porque el teléfono había dejado de sonar. Cuidados intensivos es una función de mujeres donde interpretar la historia vital de tres hermanas que se acompañan, se quieren y se cuidan. Es una gozada.
Blanca Oteyza: escuchando a mis hermanas, en realidad, sí que tiene mucho que ver con lo que dices.
¿Qué papel ocupa la mujer hoy en día en las artes escénicas?
Paloma Montero: Creo que la mujer está empezando a tomar una dimensión mucho más importante en las artes escénicas, algo que era absolutamente necesario por aquello de que nuestro género esté representado. Ahora hay técnicas, productoras, mujeres que emprenden, mujeres que escriben… Para mí es importantísimo porque mientras no haya guiones escritos por mujeres no nos vamos a ver del todo reflejadas porque uno escribe de los que sabe y de lo que siente. Estamos en el camino, pero aún nos queda bastante.
Blanca Oteyza: Creo que la relevancia de la mujer en todos los campos laborales es notorio que está cambiando. Estamos en un proceso que es imparable.
Ángeles Martín: Es sorprendente, pero hemos tenido que pasar una transición para normalizar que la mujer esté en el sitio que le corresponde. Ha tenido siempre una presencia innegable en la poesía, en la pintura, como actriz, directora, autora… y siempre ha estado ahí su sensibilidad y su forma de contar y siempre ha sido bien recibido, pero nunca ha sido público. Ahora lo que se tiene que normalizar es que ya estamos en el sitio que nos correspondía, y ahora se tienen que normalizar muchas otras cosas como por ejemplo, los salarios, que los hombres no se asusten de nuestra presencia…
La función acaba en el 2012, ¿por qué no hay un avance al momento actual?
Blanca Oteyza: Porque como directora tenía la necesidad de no dar el paso a 2019 porque justo en estos 7 años ha cambiado mucho el papel de la mujer incluso a la hora de cómo hablar. Ahora se habla de cirujanos y cirujanas, pero entonces no. En el 2012 se dio la primera manifestación de batas blancas.
En el montaje vemos a tres hermanas que representan tres tipos de mujeres…
Blanca Oteyza: Hay una cosa muy significativa en estas hermanas, la función arranca en una de las décadas más representativas para nosotras, en los 80, porque tienes tres maneras muy diferentes de ver la vida: una es Mar, otra es Sol y otra es Luz. Son chicas de 20 años, 19 y 18 años que ya en su casa han recibido una educación muy matriarcal. Mar es una tía que su sexualidad la puede vivir sin ningún tipo de traumas, Sol es la primera que dice que quiere ser madre soltera y Luz tiene unos ideales más tradicionales de la familia y eso a mi me encanta.
Paloma Montero: Efectivamente, mira lo que ha pasado ahora mismo, las formas de familia son tan diversas que no lo hubiéramos podido imaginar cuando éramos pequeñas. Entonces vivíamos en una familia donde no había divorcio y, si se daba, era un super trauma. Lo que hemos mamado no tiene nada que ver con lo que hemos vivido. Imagínate cómo ha cambiado todo.
Ángeles Martín: En la función a través de estas tres hermanas se ve un reflejo de esta sociedad. Yolanda y Laura lo han hecho divinamente. Han dado una visión abierta, amplia, libre y sin tapujos.
Los personajes son tres heroínas de su tiempo, y considero que ustedes, en sus vidas personales también tienen mucho de heroínas ¿qué hay de ellas en ustedes?
Paloma Montero: Creo que hay algo que es súper bonito de esta función y es que son tres mujeres que se respetan, se toleran como son y que se apoyan. Ese es mi modelo de vida entre las personas que quiero, más allá de mi familia. Esta cosa de tirar adelante con lo que haya y con todo lo nuevo que viene, con una edad que yo también la estoy explorando en el sentido de que hace 20 años una mujer de 50 ya estaba poco menos que acabada.
Ángeles Martín: Lo que yo veo en Luz, con respecto a mi, es que hemos aceptado las cosas, nos hemos enfrentado a ellas, a esos sueños que tenía de la vida que se han truncado. Las dos tanto luz hemos tirado para adelante con mucho sentido del humor. A mi me pasa una cosa con Luz, y es que las dos tenemos pesamos que si tiene arreglo de qué te quejas y si no lo tiene de qué te quejas también. Esa inmediatez de solucionar las cosas. Y de lucha y de querer y gustarme la vida.
Blanca Oteyza: Yo creo que todas las mujeres de nuestro ámbito somos heroínas. Yo estoy muy orgullosa de mi género y Mar también. En ese sentido, es una mujer sin complejos como yo. Se bebe la vida, es extrovertida. Me he visto muy reflejada en Mar. Sobre todo, en su vitalidad y en el amor que siente por sus hermanas.
Hay tanta química entre ustedes que parece que la amistad traspasa el escenario…
Ángeles Martín: Yo no las conocía de nada y en qué hora (risas). Conocía a Blanca de verla en otros montajes y la admiraba muchísimo pero personalmente no la conocía. A Paloma, en cambio, no la había visto trabajar antes. Es una gozada. Blanca ha creado un ambiente de trabajo increíble, donde se ha mezclado un trabajo super profesional, disciplinado, exhaustivo… y la verdad de la vida de nosotras. Hemos hecho un trabajo de mirar dentro de nosotras. Ha habido en los ensayos momentos tan bonitos. No ha habido miedo a enfrentarnos a lo que sentíamos como mujeres, como amigas. En los ensayos hemos entrado en sitios muy personales para que se reflejara en el escenario y en nuestra relación. A mi me caen un poco mal pero bueno…(risas).
Blanca Oteyza: Yo le agradezco a Ángeles porque es muy generosa hablando del trabajo que hemos hecho. Yo no la conocía personalmente, pero es verdad que Ángeles Martín dentro del medio es un nombre que no solamente suena como magnífica actriz sino también como buena persona y buena compañera.
Ángeles Martín: Blanca, te he dicho que no mientas en las entrevistas (risas).
Blanca Oteyza: Y con Paloma es muy bonita la historia porque éramos vecinas. Yo era muy amiga de su hermana. Ella era la pequeña y luego fui tratándola más. Hicimos juntas Gatas y desde ahí dura la amistad. Lo mejor de estas hermanas es ver lo que ocurre en el camerino. Yo pondría una cámara. Yo creo que cuando más hermanas somos es cada vez que nos encontramos una semana después en el camerino. Cada una viene con la cara que viene, con sus problemas… chicas yo ya lo estoy pensando como proyecto, no os creáis (risas).
Para situar al espectador sobre el paso de tiempo, recurres al uso de unas transiciones que están marcadas por hechos históricos como la campaña publicitaria SI DA NO DA, el mundial, la aparición de Facebook… ¿Cómo recuerdan esos momentos?
Blanca Oteyza: Para mí una de las dificultades que tenía esta función era el tema del paso del tiempo en un solo ámbito como era la sala de espera. Y luego cómo no distraer a la gente. Yo no quería hechos históricos sino hechos populares. Buscaba cosas cotidianas que, en cuestión de dos segundos, colocaran a la gente. A Naranjito lo recuerdo porque nunca me gustó. Cuando elegí la publicidad del SIDA fue porque creo que fue una campaña que nos marcó a todos los españoles y todas coincidíamos en que una campaña publicitaria así hoy por hoy es imposible. Fíjate todo lo que hemos avanzado en otras cosas. Cuidado con los 80.
Paloma Montero: Yo recuerdo todos los acontecimientos que se hablan en la obra en primera persona. Las olimpiadas fue un evento que trastornó esos años y todo lo demás que se refleja. El que lo ha vivido le conecta con esos momentos y para los hijos de esa generación que les transporta a la época de sus padres.
Ángeles Martín: Yo viví las olimpiadas como un gran acontecimiento en mi casa donde nos reunimos toda la familia. Recuerdo perfectamente aquello de Freddy Mercury, la Caballé…fue un gran acontecimiento artístico no solo deportivo, le dio a Barcelona un empaque total… Lo del SIDA recuerdo haberme informado muchísimo. Afortunadamente, crecí en una familia donde el tema de la sexología se trataba con naturalidad, a pesar de ir a un colegio de monjas. Recuerdo haber leído muchos libros, entre otros Más grandes que el amor para descubrir qué pasaba.