La actriz argentina Gabriela Flores impulsa e interpreta Hombre por necesidad, un espectáculo unipersonal con dirección de Eva Redondo (fundadora de la compañía Nueve novenos, directora de Homenaje a Billy el Niño o Vitalicios) que se estrena en el Teatro del Barrio del 12 de abril al 3 de mayo. Es un texto que la propia Eva ha adaptado sobre el original de Manfred Karge, dramaturgo alemán a quien se ha apodado ‘el Orson Welles germano’, y es uno de los últimos eslabones vivos de la época dorada del teatro de su país, además de uno de los grandes clásicos modernos del teatro europeo. La historia, que en 1992 llevó al cine John Maybury con Tilda Swinton como protagonista, habla de una mujer que se ve obligada a hacerse pasar por su marido en los inicios del nazismo.

Hombre por necesidad se ha representado ya en casi todos los continentes, y alguna vez en España. Se escribió originalmente en el verano de 1982. Karge la pensó para Lore Brunner, su compañera, que siempre había querido una pieza solista. El autor se basó en una leyenda urbana que le contó un amigo: estamos a principios de la década de 1930 en la República de Weimar, y la crisis económica mundial no tiene piedad. En medio de la depresión, Ella Gericke asume la identidad de su difunto esposo Max para conservar su trabajo como operador/operadora de grúa y sobrevivir a la Alemania nazi. Se traviste y maniobra en una atmósfera machista, precaria y que vive el trauma de la guerra.

Hay lucha de clases, capitalismo, travestismo, miedo a ser descubierta y el rostro cambiante de la autoridad en la Alemania volátil del siglo XX. Se recuerdan los horrores bélicos. Beber es un campo de batalla interior. Se juega al póker. Son los horrores de la Segunda Guerra Mundial desde una óptica diferente. Una representación dentro de una representación. En escenas breves, se trazan pasajes en la historia alemana en paralelo a la biografía de Ella. ¿Dónde quedan el amor, los anhelos, la identidad? Ella Gericke se busca a sí misma. Es posible que muchas mujeres sientan aún lo mismo que lo que aquí se describe una y otra vez.

La jerga de estos profesionales se mezcla con la poesía expresionista y citas de Goethe, y se plantea una pregunta que sigue siendo relevante hoy: si el capitalismo ha reducido a los seres humanos a su posición laboral, ¿dónde queda el resto de lo que son? Y específicamente sobre el teatro, ¿sigue teniendo sentido este arte para la clase trabajadora o se ha convertido en algo para las elites?

 

 

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