Dramaturgo, músico, videocreador, actor… el gallego Fernando Epelde, autor de más de una veintena de textos teatrales, se une a esta cosecha de piezas breves alumbradas bajo la consigna ‘Coronavirus: ¿comedia o tragedia?’, con una obra donde costumbrismo y distopía conviven como conviven hoy en nuestras realidades confinadas.
FUGUILLAS
Por Fernando Epelde
Día 1
Una bola negra, marmórea, sobrevolando el océano. No hay referencia alguna de tierra a su alrededor. Solamente agua. Podría ser cualquier mar.
Podría ser el Atlántico, el Pacífico, podría ser el Mar Muerto.
Solamente una esfera pulida negra y brillante sobre un marco vivo, negro e inmenso.
La bola gira eventualmente sobre sí misma mientras sobrevuela el océano a gran velocidad. Su tamaño es inexacto. Sin más referencia que la del agua, podría tratarse de un objeto inmenso o del tamaño de un balón de fútbol.
A vista de pájaro la esfera es prácticamente indiscernible, salvo cuando el sol la acaricia y emanan de su superficie algunos brillos nacarados.
Es entonces cuando percibimos su volumen, cuando la esfera nos recuerda que está allí.
Si no, no podríamos verla. Se confundiría con la inmensidad del océano.
Día 4
Julia: 2132 pasos
Julio: 126
Julia: Hoy he dado 2132 pasos
Julio: ¿Cómo va a ser eso, mujer?
Julia: Que sí, lo dice la ‘app’ que me instalaste, mira: 2132.
Julio: ¿A ver? (Saca su teléfono y también consulta la ‘app’) Yo he dado… he dado…
Julio Día 1 : 126 Pasos
Julio: 1260
Julia: ¿A ver? No, no. Has dado 126.
Julio: ¿126?
Julia: Sí.
Julio: ¿Cómo es que tú has dado tantos? No lo entiendo.
Julia: Me dejo el teléfono en el bolsillo mientras hago las rutinas de ‘cardio’ de ‘Youtube’.
Julio: Ahhhh, vaaaale. ¿Y eso cuenta como pasos?
Julia: Sí.
Julio: Oye, ¿Quieres que juguemos a algo? Acabo de descargarme la última actualización del ‘Fortnite’.
Julia: No, lo siento, tengo un concierto ‘online’.
Julio: Puedes unirte luego.
Julia: Tengo ‘Zoom’ con mi madre.
Julio: ¿Y un ratito antes de cenar?
Julia: Pues, me encantaría, pero es que tengo que aplaudir en la ventana.
Julio: Bueno. Pues nada.
Día > (menos) 21.754
Abebe Bikila: 29.925 pasos
10 de Septiembre de 1960.
Un atleta corre por las calles de Roma. Su ropa es rudimentaria: camiseta verde de sisas con el número once bordado al frente. Pantalón rojo, de tela transpirable.
El hombre, de origen africano, avanza trotando ligero, con buena energía. Un gran número de personas dispuestas a ambos lados de la calle le observa y le anima mientras él cruza por delante del Coliseo.
El hombre repara en la arquitectura y siente un pinchazo de belleza.
Súbitamente, algo reclama su atención entre las arcadas superiores del Coliseo, que resultan diminutas en comparación con las inferiores.
Al atleta le parece ver una forma esférica, algo brillante, que él relaciona con unas pequeñas esculturas africanas.
La esfera se detiene y gira sobre sí misma al tiempo que flota enmarcada en uno de estos arcos.
Mientras el hombre trata de escrutarla en la distancia, el pelotón hace su aparición al principio de la calle, todavía muy por detrás de él.
Podríamos estar ante una prueba de Maratón.
El ruido de los tubos de escape nos recuerda que los corredores comparten la calzada con unas cuantas motocicletas típicamente italianas y algunos vehículos periodísticos que salpican eventualmente la escena con su presencia.
Entonces, consciente de que desenfocar la mente supone -en parte- desenfocar su objetivo, el atleta decide apartar su mirada de la belleza de la arquitectura y también del magnetismo de la esfera.
El hombre corre descalzo, solamente ahora que los periodistas se han alejado, podemos verlo.
Día 11
Julia: 516 pasos
Julio: 3756 pasos
Julia sale del dormitorio visiblemente despeinada.
Julio: ¿Cuántos?
Julia: Joder… Julio.
Julio: No te cuesta nada decírmelo. ¿Cuántos?
Julia (Mirando el teléfono, desganada): He dado 516 paaaasos
Julio: ¿Cómo va a ser eso? ¡Acabas de levantarte!
Julia: Míralo tu mismo. (Le ofrece el móvil)
Julio: ¡Eso está mal!
Julia: No, no está mal. Ayer nos acostamos mucho más tarde de las doce y eso, para la ‘app’, cuenta.
Julio: ¡Pero si estuvimos toda la noche ahí sentados, viendo la serie!
Julia: Es porque me he estado ‘moviendo en el sitio’.
Julio: ¡Si te ‘mueves en el sitio’ no cuenta! Tampoco si haces ejercicio. Lo he mirado. El teléfono solamente calcula los pasos si hay desplazamiento en el GPS.
Julia: No es así. ¡Pero si lo pone aquí! 516 ¡Mira, joder!
Julio: No sé… no estoy seguro de que la ‘app’ funcione bien en tu teléfono.
Julio creyó ver una sombra en el alféizar de la ventana. En realidad no estaba seguro de ello. Fue más una impresión que una visión, pero aquello le inquietó durante un momento.
Tras pensar un instante en el asunto, lo desechó de su mente recordándose a sí mismo que había estado fumando marihuana hacía tan solo un rato.
Julio: Te parecerá una locura –le diría a Julia muchas horas más tarde– pero creo que vi una cosa en la ventana.
Julia: ¿En la ventana? ¿El qué?
Julio: Una esfera negra.
Julia: ¿Cómo?
Julio: Una esfera negra, sí. Como de mármol. ¿Sabes? Como una de esas bolas de minerales que colecciona tu tío.
Julia: ¿Esas africanas?
Julio: No sabía que fueran africanas.
Julia: ¿Y qué hacía en la ventana?
Julio: Flotaba. Creo… no sé.
Julia: Cariño… ¿Haces suficiente ejercicio? No tendrás fiebre.
Julio: ¡Claro que hago ejercicio! Camino tres veces al día por dentro de la casa. De hecho, hoy he dado un montón de pasos. (Orgulloso) Muchos más que tú.
Julia: ¿Ya no haces las rutinas con aquel monitor culturista de ‘youtube’?
Julio: Lo dejé.
Julia: ¡Pero si decías que estaba genial!
Julio: Al tercer día, el tipo empezó a llamarme “Baby” y “preciosa”. “¡Tú puedes, baby!” Me decía. “No te detengas, preciosa… esas nalguitas van a estar bien prietas para el novio”. Era demasiado raro. ¡Pero bueno! Caminar por interiores también funciona, ya ves: he dado 3756 pasos.
Julia: ¿Tantos? No sé, Julio… me parecen demasiados. Igual tienes razón y la ‘app’ no es tan fiable.
Julia: ¡Que sí! Es porque también he ido al súper. Y a la farmacia.
Julio: No sé. Puede ser.
Día 19
En un entorno azul pálido, la bola gira sobre sí misma, levitando. Su situación es inexacta, parece estar ubicada a una gran altura, en el cielo.
Debajo de la esfera solamente hay nubes.
Ni edificios, ni coches, ni personas.
Nubes que se repiten, deformadas, a lo largo y ancho de su superficie reflectante.
Apreciamos que es ahora cuando la esfera se mueve con más gracia. Gira constante, sin perturbaciones. Sin nada que la atranque, sin salirse de su eje.
Y gira tan rápido que no podemos saber si la inercia que la posee viene provocada por una fuerza vertical o lateral.
Simplemente… gira.
Día 20
Julia: 28 pasos
Julio: 16 pasos
Julia y Julio pasan el día tumbados en cama, sin hacer nada. Sus teléfonos descansan en la mesilla de noche. El gato del vecino les observa con descaro desde su balcón. La mirada del animal es novedosa, nunca antes les había escrutado de esta manera.
Julia comenta que podría ser que el felino estuviese valorando la posibilidad de devorarles en caso de que su dueño -que presenta tos seca y síntomas leves- falleciese y dejase de proveerle comida. Julio añade que se siente amenazado por las pupilas verticales del animal, que parecen no contemplarles a ellos, sino a dos enormes latas de comida Prémium.
Día 20 (bis)
Muchos hombres están, en este mismo instante, subiendo a un barco.
Algunas personas les despiden.
Es de noche, por eso no podemos ver la bola levitante, que apenas gira, estática y como escondida en el interior de un gran neumático que cuelga en un lateral de la barcaza.
La bola no toca los bordes del neumático, permanece allí flotando, como un santo en una hornacina y los hombres siguen subiendo a la barca.
Pasos de los hombres en la barca: 0
Día 25
Julia: 96 pasos
Julio: 64 pasos
Julio: ¿Cuántos pasos?
Julia: ¿Cómo que… ? ¡Me acabo de levantar!
Julio: ¡¿Cuántos?!
Julia: ¡Venga, Julio, por Dios! Aún no me he tomado ni un café.
Julio: ¿Llevabas el teléfono cuando has entrado al baño?
Julia: Pero… ¡Venga hombre! ¡Déjame, que estoy medio dormida!
Julio: ¡Lo llevabas ahí, lo estoy viendo! ¡Déjame echar un ojo!
Julia: ¡Toma, hombre, toma!
Julio: ¿Ves? No estás tan dormida.Veamos… (Irónico) ¡Ya, claro! 96 pasos.
Julia: ¿En serio he hecho 96? Vaya… no está mal.
Julio:¿Ves? Tenías razón, definitivamente la ‘app’ cuenta los pasos de manera diferente en tu teléfono y en el mío.
Julia: ¿Diferente?
Julio: Yo llevo 64.
Julia: Ah, vaya. Pues la OMS dice que dar menos de 10.000 pasos al día supone llevar un estilo de vida sedentario.
Julio: La OMS también decía que esto no era grave y llevamos casi un mes y medio sin pisar la calle.
Julia: ¿Puedo preguntarte una cosa?
Julio: Claro.
Julia: Ayer… cuando estabas en el baño… ¿Hacías pasos en la ducha?
Julio: En la du… errr… ¿Pero qué dices, mujer?
Julia: Estabas haciendo pasos… ¿Verdad?
Julio: ¡Qué va! No necesito hacer eso. Doy más pasos que tú de forma ‘totalmente natural’. Simplemente… Me muevo más.
Julia: ¿Qué? Pero si estás todo el día ahí sentado jugando al ‘Fortnite’.
Julio: ¿Yo? Vamos a ver… me levanto temprano y…
Julia: Ya, claro… llevas más tiempo despierto que yo…
Julio: ¡Exacto! ¡Eso es! Me levanto temprano y produzco un cierto desgaste ‘kinético’. Es lógico, si lo piensas bien…
Julia: Pero… ¿Por qué? ¿Eh? ¿Por qué? Si no estás dando pasos en la ducha, si lo único que has hecho es estar ahí leyendo el periódico en la ‘tablet’… ¿De dónde salen esos putos pasos extra? ¿Has ido al club?
Julio: El club está cerrado. Me imagino que todos los fumadores de marihuana de esta ciudad estarán re-contactando de nuevo con sus antiguos camellos.
Julia: ¿Te coge alguno de los tuyos?
Julio: No. Ninguno de los que tenía olvidados en la agenda responde a mis mensajes. Madrid no está preparado para tantos Mr. Hydes con síndrome de abstinencia… y tú tampoco.
Día > (menos) 31778
Hay trece personas sentadas en torno a una mesa.
Al centro, un hombre barbudo se pone en pie. Algunos de los comensales cuchichean.
Es casi imperceptible pero, en el marco de la ventana, hay una esfera marmórea levitante.
Uno de los hombres, el más tímido, el más retraído, el que se sentaba a la derecha del hombre barbudo, repara en la esfera.
El hombre retraído está tan nervioso, tan preocupado por otras cosas, que lo atribuye a su imaginación. Lo atribuye al vino y decide no darle mayor importancia. Han pasado demasiadas cosas extraordinarias estos días como para pensar en una menudencia como esta.
El hombre barbudo -el que preside la mesa- se arrodilla, coge un balde de madera con agua y comienza a lavar los pies de los demás comensales.
La bola entra en la habitación y la recorre de forma antigravitacional, desafiando las leyes de la física mientras rueda silenciosamente por el techo. Algunos sienten las oscilaciones de su sombra proyectada sobre la superficie de los platos, pero no saben atribuirlas.
Algunos sienten la bola, pero no logran verla.
Día 27
Pasos Julia: 223
Pasos Julio: 72
Julio: ¡Solamente te estoy pidiendo que dejes de mentir! ¿Vale?
Julia: ¡Joder, Julio! ¡Pero es que no hemos hecho más que levantarnos y ya me estás controlando el móvil!
Julio: ¡Es que no sé de dónde salen esos pasos de más! ¡NO LO SÉ!
Julia: Es bastante fácil, cariño…
Julio: ¿De dónde? Lo tengo todo calculado, joder… son once pasos desde la cama al baño.
Julia: Vale. Dentro del baño son cuatro pasos hasta el retrete.
Julio: Correcto. Luego dos más hasta el lavamanos. ¿Te has lavado las manos?
Julia: ¡Claro!
Julio: ¿Veinte segundos?
Julia: ¡Ay, yo que sé, Julio! Van diecisiete pasos.
Julio: Y cinco más para salir del baño. Contando los escalones.
Julia: Ok… van…
Julio: Veintidós, van Veintidós y luego son diecisiete hasta la cocina.
Julia: Vale. 39.
Julio: Y luego doce hasta el sofá.
Julia: De acuerdo: 51.
Julio: ‘Okeeey’.
Julia: ¿Y luego?
Julio: Y luego… pues luego… lo que te tú muevas… ¿Vale? Hay gente que da pasitos… que se levanta un montón de veces, que está así… inquieto en el sitio, dándole al pie, como Chiquito de la Calzada. Hay un margen, leves variaciones que…
Julia: ¡Claro! ¡Es lo que trato de decirte! Yo… uso ese margen. ¿Entiendes? Soy una ‘fuguillas’, siempre lo fui.
Julio: ¿Qué coño ‘fuguillas’, Julia? ¡Doscientos siete pasos extra no se quedan registrados en una ‘app’ de la OMS, así como así! ¡Por muy ‘fuguillas’ que seas!
Julia: ¡Que sí! Que yo me entretengo mucho por la casa. Me paro ahí, en la ventana… vuelvo a por la mantequilla…, se me cae esto… me vengo para acá… ¡No paro, cariño, no paro!
Julio: ¡Sí que paras, joder! ¡Pero si ayer no te moviste del sofá en toda la tarde!
Julia: Bueno, es que estoy viendo la serie esa.
Julio: ¿Una nueva? ¿También es de los ochenta?
Julia: Tiene estética ‘ochentera’ pero es de ahora. Esta moda de lo ‘ochentero’ dura ya más que la propia década de los ochenta.
Julio: Bueno, amor… pues eso. ¡Que no te has movido de ahí! No me cuentes trolas porque tú ¡No has vuelto a la cocina ni a por mantequilla ni a por nada! ¡CUENTA DE MÁS! Tu teléfono cuenta pasos de más.
Julia: ¡Que no, joder! Que me muevo el doble que tú… ¡y punto!
Julio: ¡Es por ser Android!
Julia: Cariño… relájate.
Julio: ¿Has visto eso?
Julia: ¿El qué?
Julio: Otra vez ha… ha pasado como.. como algo negro por la ventana.
Julia: Sería un pájaro.
Julio: No… era como un balón.
Julia: Cariño… ¿Haces ejercicio? ¿Te has tomado la temperatura?
Julio: Que noooo.
Julia: No te toques la cara.
Julio: Yaaaaa.
Julia: Lávate las manos si has estado con el móvil.
Julio: Vaaale.
Julia: Ahí en el baño tienes unas toallitas, pásale también a la tablet.
Julio: Ya la he limpiado.
Julia: Usa los guaaaantes…
Julio_ Ya los tengo pueeestos…
Julia: ¡No se ponen así!
Julio: ¿Así, cómo?
Julia: ¡No! ¡No te lo saques así!