«He llegado donde he llegado en la danza por la rabia que tenía de no haberlo podido hacer desde pequeño»
Por Ka Penichet. Fotos: Luis Camacho / Fundación SGAE
El comité organizador de los Premios Max de las Artes Escénicas ha dado a conocer hoy el Premio Max de Honor, que ha recaído este año sobre el bailarín y coreógrafo Nacho Duato.
El comité ha resaltado su vasta trayectoria como intérprete y coreógrafo, una carrera incansable, comprometida con la danza y las Artes Escénicas de nuestro país y con su visibilización por todo el mundo. Asimismo, le ha destacado por su naturaleza pionera y revolucionaria y por su labor como embajador y representante de la danza contemporánea española en todo el mundo. El reconocido artista internacional recibirá el galardón el próximo 7 de septiembre de 2020 en el Teatro Cervantes de Málaga durante la ceremonia de entrega de la XXIII edición de dichos premios organizados por la Fundación SGAE. Tras conocer la noticia nos ha concedido una entrevista en la que, una vez más, hace una fiel defensa de la danza y demuestra su arraigado amor por este arte con un discurso muy coherente que le ha acompañado a lo largo de toda su trayectoria profesional.
Sé que disfrutas de la vida en soledad, pero ¿cómo has vivido el confinamiento teniendo en cuenta lo activo que eres?
He tenido que cancelar cinco estrenos y llevamos 4 ó 5 meses con los teatros cerrados pero bueno esto va a pasar en cuanto encuentren la vacuna. Seguiremos la marcha como va. Viajo siempre, vine de la Ópera de Lyon, luego me fui a Viena y ya cuando vine tuvimos que encerrarnos en casa, tuve que suspender, Nueva York, Pittsburgh, Tel Aviv, Stuttgart y no sé qué más…por otro lado, pensé que me vendría muy bien no viajar tanto. Lo pasas mal viendo la gente sin recursos pasándolo mal y los mayores que murieron tantos…eso me dio muchísima pena. Por lo demás, yo lo pasé muy bien, no me puedo quejar, estaba en casa, podía llamar a Glovo, hacerme un bizcocho… El otro día escuché a un chico diciendo que parecía una guerra y le dije: “Tú no has estado en una guerra guapo”. Saldremos mejor de esta porque siempre que hay un bache, todo sale para arriba.
Premio Max de Honor 2020, enhorabuena por el premio, ¿en qué momento de tu vida te encuentras?
En un momento muy tranquilo, estoy ahora pintando mucho porque no hago tanta coreografía, pasando más tiempo en España. Ya dejé Berlín, a Rusia solo voy 4 meses al año…
Sé que aún es pronto, pero has pensado cómo vas a recibir el premio, el tono del discurso…
Ay no, no me gusta preparar nada. Depende de cómo te sientas ese día, porque si te preparas algo y si te levantas de una manera o de otra, ya te sale mal. Voy a dar las gracias, contar que estoy muy emocionado y dedicárselo a alguien, pero cuanto menos hables mejor.
El reconocimiento de la danza
Si la cultura, en términos generales está tan denostada, no hablemos de la danza. ¿Aprovecharás para reivindicar, una vez más, que España es el único país europeo en la que su compañía nacional de danza no tiene su propio teatro?
Por supuesto, es una reivindicación mía desde hace mucho tiempo. Lo que pasa es que por un lado les entra y por otro les sale porque les da igual, no se enrojecen de vergüenza, ¡es tremendo! El ministro debería imponerse. No es normal que sólo tenga 3 o 4 espectáculos al año, debería tener un mínimo de 30, y se llenarían. Antes decían que como yo no hacía clásico que no podía estar en el Teatro Real, pero es que ahora sí lo están haciendo. Falta interés y cultura y eso es muy importante para la sociedad.
¿Eres consciente de la visibilidad que le das a la danza cada vez que recibes algún reconocimiento?
Los premios no son nada, lo digo sin ninguna vergüenza. Lo importante es el reconocimiento, que lo agradezcas… Cada vez soy más fuerte y más crítico con lo que pasa y, ahora que no estoy en la compañía puedo ser más crítico con el hecho de que no estoy en Teatro Real, así que a lo mejor, en los Premios Max le digo al ministro que me llame para hablar del tema, porque es la única manera y que pongan a alguien que defienda la danza, que te anticipo que no la hay, porque no han visto danza en su vida.
¿Qué más cosas se podrían hacer para ponerla en el lugar que se merece?
La verdad que yo no, te parece poco estar aquí de director durante 20 años (risas). Ahora, por ejemplo, quiero hacer una Fundación, y he estado aquí tocando hilos, pero nadie me ha hecho ni caso. En cambio, he estado en Rusia y ya están en marcha y se han puesto en contacto conmigo para materializarla.
Es una Fundación que recogerá todos mis ballets, todos mis trabajos y que mi trabajo perdure, aunque yo desaparezca y desde ahí se concedan becas y haya lugares donde realizar mesas redondas para hablar de la danza. Realizar funciones, promocionar la danza y darle el valor que tiene.
Pasado, presente y futuro
Me consta que comenzaste muy joven profesionalmente, pero en tu Valencia natal, ¿a qué edad tuviste tu primer contacto con la danza?
Mis hermanas tenían una señorita que les venía a dar clases de ballet y yo las tenía prohibidas porque mi madre me decía que era ‘de niñas’. Entonces yo las miraba y las copiaba. A mi me mandaban a judo que me espantaba y en lugar de judo, yo hacía mis pasos de ballet. Un desastre. A mí me hicieron todo lo contrario que se tiene que hacer con un niño: asustarte, cohibirte… Por eso, yo creo que llegué donde llegué, por la rabia que tenía de no haberlo podido hacer desde pequeño.
Si tuvieras que atribuirte un logro, ¿cuál sería el más relevante?
No lo sé, no te lo puedo decir….
Y ¿hay algo que sientas que te queda por hacer?
Muchísimas cosas, por eso lo del logro no te lo puedo decir porque queda mucho por hacer… Ahora estoy pintando y me gusta ayudar a la gente y colaborar con causas que importan de verdad y eso lo puedes hacer hasta los últimos días de tu vida. Hasta los últimos días de tu vida puedes tener la misma intensidad de llama, aunque tengas poquita cera.
Cuesta mucho encontrar a gente que sea coherente con su discurso…
Una de las cosas más importantes que se ha perdido es la dignidad que va de la mano de la coherencia. Si no las tienes pues no sirve para nada.
Nos encontramos en la semana del Orgullo Gay, y un año más vuelves a aparecer en las listas de gais influyentes que publica el mundo…
Me hacen gracia esas listas porque ahora ya te ponen con quien sea, antes la lista era de unos 50… Creo que mi trabajo influye más a otro tipo de gente que a los gais. Como persona yo no influyo a nadie. No soy ejemplo de nada. Yo creo que haciendo bien tu trabajo se desprenden cosas buenas, pero conscientemente ser el abanderado de algo no. La energía que transmites es importante y todavía hay que reivindicar y estar muy alerta porque el hecho de que cada vez hayan más carrozas, que venga mucha gente de fiesta al orgullo gay y se junten todos los partidos políticos, hipócritas como el del PP que siempre ha votado en contra y Ciudadanos también, juega con el rollo del orgullo porque, por una lado, dicen una cosa pero luego hacen otra y si te juntas con Vox luego no puedes defender a los gais… Hay que estar muy, muy alerta porque el que lo es, cada día nota un mal rollo por algún lado. Yo todavía lo noto y eso que soy famoso, pero siempre hay alguien ahí que te hace sentir un poco fuera de lugar, mal… Hay que luchar. Igual que con la mujer, son minorías, el refugiado, el inmigrante, el gay y la mujer. Yo que he vivido muchos años fuera de España y he sido un trabajador ‘gastarbeiter’, es decir, un extranjero que trabaja en otro país y aun así sientes que eres un ciudadano de segunda categoría porque no hablas bien el idioma, porque eres español y eso viene bien por un lado porque te pone los pies en el suelo, te bajan los humos…
Proyectos en la ‘nueva normalidad’
¿En qué proyectos andas ahora mismo?
Hay uno muy gordo que no lo puedo contar todavía. Además, espero poder exponer pronto mis cuadros en algún sitio. Imagino que los teatros volverán a abrir y tendré que ir a Tel Aviv, Nueva York, Viena, Pekín… pero como está todo en ‘stand by’ pues ya iremos viendo.
¿Crees que, tras el coronavirus, la danza va a reinventarse?
Miedo me da la gente que se vaya a inspirar en el coronavirus, qué horror. Yo quiero hacer mi primera coreografía muy alegre y disparatada. Pero la danza no va a cambiar nada, cambiará cada uno si ha querido cambiar. Pero ya hemos estado en crisis y se saldrá. Como siempre sufrirán los peores y los ricos se harán más ricos.
En Madrid tenemos ahora dirigiendo los teatros del Canal a Blanca Li, ¿hay posibilidades de verte programado ahí?
Yo tenía que haber estado en Madrid con la compañía de Rusia bailando, pero quiero retomarlo para el año que viene. Me hacía mucha ilusión ver mis ballets, que ya se han estrenado aquí, bailados por una compañía de rusos que será como ver otra cosa, son otros cuerpos, otra técnica… es muy interesante. No conozco mucho a Blanca Li, pero tengo que decir que me ha chocado ver a los maniquís sentados en las butacas. Me pareció horroroso, no sé qué se le podría pasar por la cabeza, es como macabro.
Os dejamos el vídeo con el que la Fundación Sgae ha anunciado el premio: