La actriz Clara Sanchis protagoniza Miércoles que parecen jueves en el Teatro Quique San Francisco, hasta el 28 de noviembre, un texto firmado por Juan José Millás dirigido por Mario Gas. Días antes del estreno reflexiona, y hace reflexionar a sus compañeros, sobre por qué se involucran en los proyectos teatrales en los que trabajan.
¿Por qué Miércoles que parecen jueves?
Por Clara Sanchis
Poco antes de estrenar un espectáculo, momento en el que escribo estas líneas (cuando estamos en nuestra jerga en capilla, o sea rezando, metafóricamente o no, pero apelando a fuerzas inmateriales), no es raro oír voces. En la cabeza. A las tres de la madrugada, o en el metro de camino al teatro, más de una persona del equipo lleva una pregunta revoloteando en su cráneo: ¿por qué me he metido en esto? Una pregunta mosca que gira un tiempo y luego se va, para que la olvides.
Por cierto, ¿tú por qué te metiste en esto?, pregunto a nuestro director técnico, Ángel González, en lucha con un proyector que ha dejado de obedecer segundos antes de empezar el ensayo. Porque soy un hombre de acción, responde con los ojos clavados en el proyector. ¿Pero por qué siempre llegamos a los estrenos con el agua al cuello?, pregunto a Antonio Vila, técnico del Teatro Quique San Francisco. Porque los espectáculos no tienen un límite de crecimiento, siempre se puede más, dice subido a una escalera, con un optimismo, a mi entender, dudoso.
Yo me metí en esto un jueves, creyendo que era miércoles, dice Susana Rubio, coproductora junto a Chusa Martín, que a su vez responde por wasap desde una armería en la que está comprando medio kilo de balas de fogueo: “Entrecajas se metió en esto con la primera lectura del texto, con la ilusión de presentar al público un Millás en estado puro”. Isabel de Ocampo, realizadora, después de dar varias razones bonitas acaba confesando que se metió en esto porque no sabía dónde se metía. Eva Redondo, ayudante de dirección ya no recuerda por qué se metió pero está metida hasta el cuello. Mario Gas sencillamente no se lo pregunta, sumergido en un folio lleno de garabatos. No entiendo mis notas, me dice, pero piensa que tu personaje está siempre en la línea del abismo.
¿Cómo nace este proyecto?, nos preguntan, por ejemplo, en una revista como esta. Es la versión amable de por qué me metí en esto. Por amor, fascinación por una idea o un ímpetu creador, solemos decir más o menos. Cuestiones pasionales, en definitiva. Y lo curioso es que es verdad. La idea de embarcarnos en “Miércoles que parecen jueves” nace de una cadena de personas que, como fichas de dominó, caemos rendidas al extraño, lúcido, loco y divertidísimo texto que ha escrito Juan José Millás. Un pequeño artefacto teatral que no se parece a nada. Al que me lanzo, por así decir, sin red.
Juanjo Millás responde con suavidad: Me metí en esto porque cada cierto tiempo necesito regresar al teatro, como el que regresa a los orígenes, como el que vuelve a casa. No es un asunto que tenga racionalizado, es la intuición de que en el teatro comenzó todo. Todo lo que literariamente me concierne. Soy heredero del teatro, eso es lo que siento, y de vez en cuando he de rendirle un homenaje.