El pasado febrero, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y la Directora General del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM), Paz Santa Cecilia, anunciaron en rueda de prensa conjunta que estaban trabajando en la creación de una Dirección General de las Artes Escénicas y Música, que asumiría parte de las actuales competencias del INAEM. Pues bien, nueve meses después, a través del Real Decreto 1028/2025, del 12 de noviembre, nació, en efecto, esa esperada Dirección General, quizá el mayor cambio administrativo para el mundo del teatro de las últimas décadas. Pero… ¿qué es exactamente lo que implica?

A un nivel práctico e inmediato, para el teatrero de a pie, lo que aparentemente va a implicar es el cambio del organismo que va a convocar las ayudas públicas para las compañías. La razón es muy sencilla: el INAEM no podía con todo. Gestionar todas las unidades de producción escénica públicas y, a la vez, la burocracia que implican las numerosas subvenciones, era demasiado para los recursos de los que dispone. A partir de ahora, el dinero público para las compañías privadas lo repartirá la Dirección General, y el dinero público de las producciones públicas, el INAEM.

¿Qué podemos esperar de este cambio? Al parecer, la separación de competencias debería favorecer al sector en dos sentidos. Por un lado, Santa Cecilia ha dicho públicamente que se está dialogando con los centros de producción y los sindicatos para elaborar un nuevo estatuto jurídico para el INAEM, que haga posible la existencia de giras. De cerrarse el acuerdo, por fin el teatro producido en Madrid podrá verse en otras partes del mundo… o simplemente de España, que para eso lo pagan todos los españoles. Es un auténtico cambio de paradigma, tras varias décadas con multitud de montajes que solo se han visto en Recoletos y Lavapiés.

El segundo cambio vendría dado por la dotación específica de recursos humanos de la Dirección General. Sus técnicos ya no tendrán que atender las urgencias de las producciones escénicas y esto, por tanto, debería permitir una agilización de la tramitación de las ayudas. ¿Cuántas veces hemos tenido que buscar facturas de la subvención de hace tres o cuatro años, debido al retraso en la comprobación de las justificaciones? Quizá con la nueva DG, esto deje de ocurrir.

La Dirección General de Artes Escénicas y Música acaba de nacer, y lo hace a mitad de un ciclo político marcado por las abulencias de la extrema derecha, un gobierno que se está narrando mediáticamente como inestable y un clima prebélico que ya nadie intenta ocultar. Cruzamos los dedos para que este regalo que nos ha traído el final de 2025 sea buena nueva para 2026.

Felices fiestas.

 

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