«Los intérpretes somos atletas de las emociones y no hay mejor entrenamiento que la vida misma»
Carmen Comendador es actriz, directora y profesora de Teatro -y también de Filosofía-. Es la impulsora, junto a Fernando Moreno e Iván Muriel, de Entreparéntesis Teatro, una compañía independiente que lleva 15 años de trayectoria y 7 montajes creados. Su último trabajo como compañía es Mercado libre, un texto de Luis Araujo que habla sobre explotación sexual, corrupción, libertad, violencia de género, poder, desigualdad… en definitiva sobre los perversos efectos que el capitalismo genera en la sociedad a través de las relaciones mercantiles que se establecen incluso entre los seres humanos.
Carmen Comendador codirige el texto junto a Iván Muriel y lo interpreta junto a José del Nuevo. En esta charla nos habla sobre cómo han abordado esta obra, sobre su sueño de trabajar como actriz y lo complicado que resulta hacerlo siendo fiel a sí misma y enfrentándose sola a una industria que resulta feroz a veces.
Mercado libre en OFF Latina
Por Sergio Díaz
Mercado libre es una obra escrita por Luis Araujo. ¿Cómo llegáis a este texto?
Pues fue un descubrimiento, estaba buscando textos para poder trabajar con mis alumnas en clase y en cuanto vi el título me llamó la atención, pero estábamos con otros trabajos y ahí quedó. Al pasar un tiempo y decidir que queríamos trabajar algo en clave dramática, lo recuperé y al terminar de leerlo, llamé a mis compañeros de compañía (Fernando Moreno e Iván Muriel) y les dije, hay que hacerla, ya no por nosotros que me parece un regalazo a nivel actoral, si no por todo lo que podemos y queremos contar.
¿Cuáles son los temas de los que trata la obra?
Temas como la explotación sexual, corrupción, libertad, violencia de género, poder, desigualdad, pues todo lo que genera la mercantilización de las personas, y como es el proceso por el cual las personas pasan a convertirse en mercancías, mismo proceso que el capital. Significativo que los personajes no tienen nombre, es A el abogado de éxito, y B la prostituta sin papeles. Es decir lo que está por encima y lo que está por debajo, lo que se paga en B, lo que es rechazado, sin embargo vemos en la obra que lo verdaderamente oscuro y lo que se hace al margen de las leyes, quien abusa, quien se aprovecha es A, pasando B a ser la víctima.
¿Cómo habéis elaborado la puesta en escena?
Se trata de una puesta minimalista, lo necesario en escena, no decoramos, lo que hay es porque tiene que ver con las acciones, y los pocos elementos que hay, sugieren, no se representan tal cual de una manera figurativa, aunque por la acción que se desarrolla se entiende que es una cama, o un sofá, da igual. El paso del tiempo entre escena y escena a través del cambio de vestuario y la música, y una iluminación sencilla para expresar determinados momentos duros de la obra, dejando a la imaginación del espectador las perversiones de A.
¿Desde dónde has trabajado para meterte en la piel de tu personaje, una prostituta sin papeles?
Desde la empatía, la sensibilidad, la sinceridad, la generosidad y la imaginación. Trabajar con imágenes es lo que te lleva a la organicidad, a la verdad, entender al personaje sin prejuicios, sumergirte en lo que le ocurre, en lo que siente y ponerte en ese lugar. Algo que en realidad hago en mi vida cotidiana, quiero decir no soy ajena con lo que ocurre a mi alrededor, vemos diariamente noticias de guerras, maltratos, abusos… siempre veo a las personas, no números, pienso en ellas, me planteo cómo estaría yo si estuviese viviendo esa situación, pero no de una manera intelectual sino emocional, sin pensarlo, se da en mí. Los actores y actrices somos atletas de las emociones y no hay mejor entrenamiento que la vida misma, observar y ser conscientes, pero de verdad, de lo que ocurre a nuestro alrededor.
El otro personaje en escena, A, es un abogado de éxito sin muchos escrúpulos. ¿Él da vida a una realidad que existe mucho más de lo que queremos admitir?
Por supuesto que sí, precisamente lo contrario de lo que he dicho anteriormente es ver a las personas como instrumentos para conseguir algo, ya sea dinero, éxito, poder, aprovecharse de las necesidades para dominar, éste sería este personaje, el que cree que todo se compra, el que piensa que las personas también son una propiedad y además en nombre de que eso es la libertad. “Puedo hacer lo que quiera con todo aquello que es mío, incluida tú”, es una de las frases que pronuncia A en la obra.
En este duelo dialéctico entre A y B, ¿hay algún tipo de afecto entre ambos o es puramente una transacción?
El afecto de A es un afecto como puede tener hacia cada una de las cosas materiales que compra, la quiere como si fuera una mercancía, es un instrumento para saciar sus fantasías sin tener en cuenta cuando ella dice: «hasta aquí», «se acabó», «no»… da igual, aunque para él eso es querer, no entiende que ella quiera irse cuando él le puede ofrecer todo aquello que según él ella ansía, es decir todo lo material, mientras que ella está sobreviviendo como puede, está ahí con él porque necesita el dinero, no porque le quiera, y de esa necesidad que no libertad se vale él. Ella no quiere creer en ese mundo donde el hombre es un lobo para el hombre, y reivindica el amor, la solidaridad, que las personas no son de nadie aunque las pagues, precisamente ella que es consecuencia de la falta de esos valores. El dolor de ella es el placer de él.
Hay muchos debates en torno a la prostitución, uno de ellos es que hay muchas mujeres que lo hacen libremente y por eso no se puede abolir. ¿Realmente hay un porcentaje amplio de mujeres que se dedican a esto de forma libre?
Tendríamos que preguntarnos primero por ¿qué es elegir libremente?, ¿elegimos libremente trabajar 12 horas sin que aparezca en el contrato?, ¿elige un trabajador, una trabajadora de un centro comercial trabajar los domingos?, ¿elegimos que amplíen nuestro horario de trabajo una hora más sin que nos la paguen?, ¿se elige trabajar por 6 euros la hora? Y así podíamos hacernos todas las preguntas que queramos en cada uno de los sectores profesionales. Cierto es que otro punto importante que está sobre la mesa es si la prostitución es o no un trabajo, esto daría para un buen debate. En Mercado libre también aparece, pero de lo que yo parto por encima de todo y como base es que donde hay explotación no hay libre elección y estamos en contra de todo tipo de explotación, por eso hemos puesto sobre la mesa este texto.
¿Cuál es la libertad que aspira lograr tu personaje?
Ella aspira a tener una independencia económica, pero para obtener esa libertad tiene que renunciar a ser una persona para pasar a convertirse en una mercancía, se produce una imposición del capital. El poder, en este caso, está representado por el abogado y aunque ella decide sobre un hecho que se da en la obra y dice «no», él lo va a hacer de todos modos, «es mejor que pongas un precio» dice él, es decir, aunque ella ha dicho «no», él lo va a hacer porque sencillamente puede hacerlo. Se representan en cada uno de los personajes el funcionamiento del sistema donde creemos que somos libres para trabajar por ejemplo libremente, y porque es lo que queremos hacer, y que no nos pueden obligar a hacer algo que vaya en contra de nuestros derechos, pero cuando eso ocurre ¿no lo aceptamos por miedo a perder el trabajo?, ¿porque lo necesitamos?, ¿hasta dónde aguantamos para decir no?, ¿ y somos conscientes de que estamos sufriendo esas imposiciones y de que las cosas pueden ser de otra manera? Porque lo que me asusta realmente es el grado de aceptación social que hay asumiendo que las cosas son así, y que es mejor que podamos comer aunque nos exploten a no comer.
«Yo soy libre», «yo bailo a mi ritmo», dice ella, lo que significa que no depende de nadie para buscar sus clientes, ella pone su precio, está en un país libre, «hay leyes», insiste, así se siente ella, hasta que se da cuenta de que ella no pinta nada en ese ‘contrato’, en realidad solo decide la otra parte.
¿Qué es lo que el liberalismo económico quiere ocultarnos tras los eufemismos con los que rodea todo su lenguaje?
Pues lo que se oculta es la realidad del verdadero funcionamiento del mercado libre, la definición de mercado “es el conjunto de actividades realizadas libremente por los agentes económicos sin intervención del poder público”, en la propia definición ya aclara que se hace libremente, entonces por qué recalcar ¿mercado libre?, pues para que asumamos que todos somos partícipes del sistema y que su funcionamiento es así por el bien de todos y que además no puede ser de otra manera, que somos libres para entablar ese intercambio cuando en realidad las normas del juego son impuestas, la distribución de la riqueza está en manos de unos pocos generando desigualdad, necesidad y por lo tanto menos capacidad de decidir o elegir con lo cual se entra en esa rueda donde los únicos que controlan, imponen las normas, se aprovechan y se enriquecen es esa minoría que dispone de toda la riqueza.
En este mundo enteramente capitalista, ¿los que medran son aquellos que son capaces de aprovecharse de las necesidades de los demás?
Claro, por ejemplo, ¿por qué la deslocalización de las empresas estableciéndose en países donde la necesidad y la pobreza es mucho mayor? Se está produciendo una vulneración de derechos por las condiciones de esas personas, incluso trabajo infantil. Hay quien defiende que es algo positivo porque se crea empleo, que mejor que esas personas puedan ganar algo a que no ganen nada, es decir esas personas están salvadas gracias a la explotación y vulneración y lo aceptamos como algo normal porque a las empresas lo único que les toca y para lo que están es para ganar dinero, y que si a esas personas no les interesan que no cojan esos trabajos. Pues ahí ya estamos entrando en el juego perverso del capitalismo, del liberalismo, hacemos responsables de su situación a los explotados, juzgamos que su situación es por su elección, cuestionamos constantemente su papel, pero legitimamos a los explotadores. A es la cara buena, pero son los verdugos, y B es la cara mala pero son las víctimas.
Otro ejemplo claro lo vemos en la guerra, lo que se hace es que se ataca a un país y con esto generas unas masas de gente con una extrema necesidad, capaces de vender su mano de obra por muy poco dinero y además van a ser los mismos que les vendan esos productos que ellos mismos fabrican, así se perpetua la rueda perversa del capital. Mientras peores sean las condiciones de las personas, mayor será su necesidad de trabajar por menos, venderse barato y como hay mucha necesidad puedes subir los precios, la gente compra caro, el único que gana en esa transacción es el que compra mano de obra y vende productos, es decir el que no tiene necesidad y la crea en los demás.
En este mercado libre en el que estamos inmersos las mujeres suelen ser las principales víctimas del sistema. ¿Es porque se sigue viendo a las mujeres como un bien de uso y consumo?
Las mujeres son un colectivo que el patriarcado, con sus múltiples mecanismos, las ha hecho más vulnerables. Me refiero a que tienen menos sueldo, está el techo de cristal, se han encargado de la crianza de los hijos y al tener que ejercer el rol de cuidadora conferido por el patriarcado eso hace que haya una mayor necesidad económica por su parte, de esta manera a mayor necesidad, más probable es que te puedas convertir en una mercancía, así que si se genera por parte del sistema una necesidad de cualquier tipo, incluso extrema como en el caso de la protagonista de Mercado libre, es más fácil que aparezca primero la proletarización y después la mercantilización de las personas, podríamos decir que es el siguiente paso de la explotación o la explotación llevada al extremo.
La lucha de clases es uno de los temas que se tratan. En este momento de nuestra historia, en mi opinión, veo que la sociedad está acomodada o resignada con temas así, que parecen cosas del pasado y que tan solo los movimientos sociales impulsados por el feminismo están removiendo los cimientos de todo. ¿Lo ves así, crees que hay que seguir reivindicando y hablando sobre la desigualdad social sobre los escenarios?
Por supuesto que sí, precisamente porque sigue existiendo desigualdad, aunque nos hagan creer que la desigualdad que vemos es producto de decisiones individuales y no algo sistémico, estructural, y este discurso interesa porque con él se pierde lo que es la conciencia de clase, porque los que tienen el poder, el capital, tienen una conciencia de clase bien clara, con unos objetivos muy claros, unas estrategias muy definidas, y van todos a una. ¿Por qué entonces cuando se trata de reivindicarlo en la clase trabajadora, es algo antiguo, pasado de moda, y nos hacen ver que no sirve para nada? Esto hace que veamos enemigas a las personas que tenemos al lado en vez de en aquel que nos oprime o explota. Para mí el feminismo no es una alternativa a la lucha de clases, es otro frente dentro de ella, para que las mujeres sean realmente libres, se debe defender un feminismo que permita destruir las desigualdades, y esto está plenamente ligado a la lucha contra la explotación de clase, por eso la lucha feminista no es únicamente la lucha de las mujeres sino de todas y todos, pues se trata de atacar las bases materiales del sistema patriarcal y, por lo tanto, del capitalismo.
Tú eres actriz y codiriges la pieza junto a Iván Muriel. ¿Cómo conjugas ese doble trabajo?, ¿cómo ha sido tu labor de dirección?, ¿eres capaz de separar los dos roles que tienes en la producción?
Para mí es algo a lo que estoy muy acostumbrada, no sé si afortunadamente, o desgraciadamente, pero así se han dado las circunstancias, y yo me adapto a ellas o trabajo para que no sea un impedimento en mis deseos de querer ser actriz y hacer lo que verdaderamente necesito y quiero que es hacer teatro. Han sido muchos años luchando para poder trabajar, pero resulta que hay que saber ‘venderse’, y yo no he sabido ‘venderme’ o no he querido o al menos de la forma en que me lo han ofrecido. Cuando dices «NO» y esas oportunidades en teatro y televisión se desvanecen al final hace mella, sientes impotencia y rabia por no ser tomada en serio. Los hay que se aprovechan de la necesidad y la ilusión de pensar que por trabajar y ser actriz vas a hacer lo que sea, y ante mi impotencia de verme sola ante algo así me retiré de todo eso, de la industria, que no de la creación, la necesidad de seguir adelante me hizo estar trabajando como actriz y directora y me resulta apasionante, difícil a veces porque al estar pendiente de tu compañero hace que me olvide de mí, pero es un proceso y ya después de tanto tiempo nos hemos creado un método de trabajo adaptado a nuestras circunstancias y tiramos para adelante.
Entreparéntesis Teatro sois tres miembros fundadores, ¿cómo os conocéis y por qué decidís formar compañía propia?
Entreparentesis Teatro tiene dos etapas, una primera cuando se forma a partir de una relación de amistad que se crea al conocernos los tres de otros colectivos de los que formábamos parte y yo, aunque nunca estuve desvinculada del todo, emprendo mi camino como actriz por separado pues mi intención es dedicarme a nivel profesional y empiezo a formarme con Antonio Malonda. Al terminar la escuela creamos compañía de teatro donde estamos trabajando durante diez años al mismo tiempo que sigo con mi formación y buscándome la vida para trabajar en Televisión, cine y teatro. Tener que sufrir situaciones de abuso de poder, lo de «este trabajo a cambio de…» durante repetidas veces con personas ‘importantes’, y la impotencia de no poder luchar contra eso y no poder hacer nada, me hace tomar la decisión de apartarme y no querer saber nada de la industria, como te he comentado antes. En ese momento y dije «voy a seguir haciendo teatro», y así fue como volví a mis inicios, y junto con mi compañero Fernando Moreno decidimos seguir los dos solos. Ahí empieza lo que es ahora Entreparéntesis Teatro. Y en todo este proceso de aceptación mía de apartarme y crear, conocemos a Iván Muriel en un bar de actuaciones que frecuentábamos en Alcorcón. Él empezó a trabajar como técnico y estar fuera en los ensayos para vernos y se fue involucrando más en los proyectos y así hemos ido creciendo juntos los tres. Palabras encadenadas, Pareja abierta, Oído cocina, Entre monólogos de desamor y un diálogo a la desesperada, Mercado libre…, son algunas de las obras que forman parte de nuestro trabajo. Ahora debido a la Covid, Fernando está de baja, y se ha incorporado José del Nuevo como actor protagonista junto conmigo en las funciones de Mercado libre en el OFF Latina.
¿Cuál es vuestra filosofía como compañía? ¿Qué tipo de teatro os interesa?
Siempre hemos hecho teatro comprometido ya que el teatro es una prolongación nuestra a la hora de implicarnos socialmente. Entendemos el teatro como herramienta transformadora y necesaria para ser críticos con los que nos rodea, reivindicar, sentir, reflexionar, entretener, ya sea drama o comedia, siempre tiene que tener un trasfondo social, político, porque entendemos que todo es política. Hay un mal uso y un mal entendimiento de lo que significa, qué es y para qué sirve la política, pero vivimos en sociedad y es imposible que nos desvinculemos de ella.
Lleváis 15 años de trayectoria y 7 montajes, si no me equivoco. ¿Cómo elegís los textos que queréis llevar a cabo?
Pues casi siempre es como un flechazo, según el momento por el que estemos pasando a nivel personal, social, no sé, es como la necesidad que tengamos en ese momento de querer expresar algo que creemos importante para tomar conciencia, como por ejemplo sucede con Mercado libre.
Como ya hemos comentado sois un equipo de tres miembros estables, pero ¿buscáis colaborar con otros compañeros y compañeras de viaje para compartir experiencias y distintos puntos de vista creativos?
Sí, claro, no estamos cerrados nunca a ningún proceso de creación, de hecho los cursos que yo imparto dentro de la compañía es una forma de trabajar en otros proyectos, con otras personas que integramos en la compañía. En nuestro espacio Cadáver Exquisito en Alcorcón realizamos actividades culturales en colaboración con otros colectivos, abierto a cualquier propuesta, organizamos actividades culturales, charlas, cine fórum… todo aquello que permita la comunicación, el intercambio, el diálogo, la reflexión y el pensamiento crítico.
¿Cómo veis la escena teatral madrileña actualmente?
La vemos… hay muchas salas con mucha oferta todos los días, y eso en principio es positivo, pero ya hemos dado por bueno que este sistema es fantástico, muchas salas con programaciones como churros un día a la semana, o ya incluso días sueltos según el mes, con una compañía delante de ti que acaba su función media hora antes de que tu empieces, y mientras ellos recogen nosotros colocamos… Quiero decir que seguimos viendo lo que hay arriba de cara a la galería todo muy bonito, pero por debajo el funcionamiento y las condiciones de trabajo ya no lo son tanto, y es que la cultura tampoco escapa de este sistema, donde ya no se ve nada como inversión si no como negocio.
¿Os resulta fácil acceder a las programaciones de los distintos teatros de Madrid? ¿Y hacer bolos por otras ciudades de España?
No. La industria es lo que impera.
Una compañía independiente como la vuestra, ¿puede vivir de esto dignamente?
La dignidad es lo que posee cada ser humano por el hecho de serlo, cada ser humano es único y no puede ser sustituido por nada ni por nadie, es un fin en sí mismo, en este sentido la dignidad la tenemos todas las personas, ahora, si vivir de esto es poder pagar la hipoteca, comer… pues evidentemente no, hay que complementarlo con otros trabajos. En mi caso dedicado a la formación, tanto de teatro, y también soy Profesora interina de Filosofía en Secundaria… e igualmente mis compañeros. Así, el funcionamiento del mercado libre nos convierte en instrumentos para alcanzar los fines de unos pocos y el peligro es cuando gran parte de la población piensa, porque así nos lo hacen creer, que aceptando determinadas reglas vamos a formar parte de esos pocos, y nos coloca a defender sus intereses en contra de los de la mayoría a la cual pertenecemos.