Empezamos por lo último que nos comenta Joaquín De Luz al hablar de La Sylphide: “Como curiosidad, hace un tiempo, cuando la danza tenía más relevancia en España, se presentaban dos producciones de este ballet a la vez en Madrid. Ambas se llenaban. ¿Te lo imaginas? Impensable ahora”. Y es que, más allá de la innegable reflexión a la que nos tiene que llevar lo apuntado por el director de la CND sobre la situación de la danza en la actualidad, la convivencia desde la segunda mitad del S. XIX de dos versiones -con la misma dramaturgia escrita por Adolphe Nourrit- de La Sylphide ha sido una constante. El ballet en dos actos original lo firmó Filippo Taglioni y se estrenó en 1832 sobre partitura de Jean Schneitzhoeffer. Sólo cuatro años después, en 1836, llegaría la versión del mismo nombre de August Bournonville con música de Herman S. Løvenskiold. La nueva producción de la CND que podremos ver en el Teatro de la Zarzuela pone en escena la segunda.
LA ESCUELA BOURNONVILLE
La Sylphide se ha convertido en un título imprescindible en la historia de la danza, es el ballet más antiguo del periodo romántico que aún se mantiene activo en el repertorio internacional y fue precursor de la corriente de obras sobre los espíritus elementales y gran metáfora de amores frustrados. Para De Luz esta obra, que siempre ha estado presente en su carrera desde que la bailara en 1999 en el New York City Ballet, supone “un gran acontecimiento para la CND, ya que es la primera vez que un título de Bournonville, el más representativo de su escuela, viene a formar parte de nuestra compañía nacional. Ahora ha llegado el momento y estamos preparados. Toda la progresión tenía una lógica hasta llegar a este lugar”. La trascendencia de la técnica del coreógrafo danés radica en que es única dentro de la escuela académica: “Cuenta con combinaciones de saltos bastante duras y tiene muchas peculiaridades, como por ejemplo, al ser tan reducido el Teatro Real Danés, sus obras cuentan con movimientos en V y los movimientos de brazos son limitados, haciendo que los intérpretes usen más el torso”. Además, en este drama romántico la característica fuerza expresiva de las piezas de Bournonville se realiza “siempre desde la naturalidad y la humanidad. Sus pantomimas se alejan de otros ballets clásicos. Nosotros desempolvamos este lenguaje”.
El reconocido artista, junto a Balanchine o Petipa y otros grandes coreógrafos, “era un enamorado de nuestra cultura y la usaron como inspiración en muchas obras icónicas. Sin embargo, este trabajo tiene poco de influencia española, aunque creo que los artistas se nutren de sus experiencias vitales y eso impregna cada creación”.
UN GRAN EQUIPO ARTÍSTICO
Esta “perfecta caja de bombones que deja un sabor en el paladar por mucho tiempo”, como la define De Luz, contará como directores musicales con Daniel Capps y Tara Simoncic, acompañados por la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid ORCAM. Capps, que ya coincidió con el actual director de la CND en la producción de New York, se ha labrado una ilustre carrera por su arte y versatilidad, lo que le ha llevado a colaborar con instituciones y artistas de renombre por todo el mundo. Por su parte, Simoncic es una de las directoras más solicitadas en el mundo del ballet. En marzo de 2022, hizo historia como la primera mujer en dirigir el American Ballet Theatre en su emocionante producción de Don Quijote y está finalizando en la actualidad su quinta temporada como Directora Musical del Louisville Ballet. Ambos “tienen un perfecto entendimiento de la obra y compromiso con la sinergia entre la danza y la música en vivo”, comenta De Luz.
Para poder trasladarnos al universo donde se desarrolla La Sylphide es fundamental la labor de vestuario y escenografía, realizada para este estreno por Tania Bakunova y Elisa Sanz, respectivamente. “¡Son dos artistas! -exclama el director-. Han captado el espíritu del ballet. En el caso de Tania, ha hecho bastante vestuario para ballet y habla este idioma. Y Elisa es una gran profesional y ha sido muy fácil transmitir en esencia y práctica lo que quería, dentro de las limitaciones presupuestarias”.
DRAMA SOBRENATURAL
Para crear la dramaturgia, Adolphe Nourrit se inspiro en Trilby (1822), un cuento del escritor francés Charles Nodier. La historia versa alrededor del personaje de James, un joven escocés ya prometido, amado por una sílfide a la que sólo él puede ver. El día de su boda, ella se apodera de la alianza de la novia y corre a esconderse en el bosque. Él la persigue olvidándose de su prometida. Allí James se encuentra con una vieja hechicera a la que había denunciado tiempo atrás y que, deseosa de vengarse, le engaña para que cause la muerte de la sílfide. Un drama en toda regla con el que es imposible quedar indiferente. En el caso de Joaquín De Luz, hay un pasaje que le emociona por encima de las demás: “Es el final del segundo acto cuando la sílfide está muriendo. La música ahí, junto con lo que se cuenta, es tremenda. Siempre me ha hecho llorar, incluso en escena”.
Con esta nueva producción, la CND cambia totalmente de estilo respecto a su último estreno el pasado noviembre: Swoosh, una coreografía de Joaquín De Luz que, en una propuesta vibrante y dinámica, los bailarines cambiaban las zapatillas de ballet por las sneakers. Una dinámica que para el director “más que interesante, es necesaria. Nos permite ser una compañía versátil y dinámica a la hora de programar y además hace crecer muchísimo al elenco”.
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