Germán Vega: "Hay un margen muy grande de crecimiento, pero todo depende de las ayudas económicas y de las administraciones"
Recién finalizada su decimonovena edición, es un buen momento para contar cómo es el festival de la Villa del Caballero en las distancias cortas. Tras vivirlo durante dos interesantes e intensos días, que coincideron con el inicio de las Jornadas sobre teatro clásico, una estupenda charla con Germán Vega, la mitad de esa dirección colegiada, junto a Benjamín Sevilla, que está al frente de la organización, me ayudó a entender cuál es la esencia de esta cita que se ha colocado en los últimos años como el tercer festival de teatro clásico más importante de nuestro país, solo por detrás de Almagro y Mérida.
El pasado domingo 27 de julio terminaba una nueva edición de Olmedo Clásico que, con brocha gorda, podríamos decir que ha traído hasta la localidad vallisoletana durante díez días una gran muestra del mejor teatro clásico, tanto nacional como internacional: compañías como la Compañía Nacional de Teatro de México, Teatro Clásico de Sevilla, Morboria Teatro, Companhia do Chapitô, Mic Producciones, For the Fun of It, la CNTC o Ron Lalá han dado vida a textos de Pedro Calderón de la Barca, William Shakespeare, Sor Juana Inés de la Cruz, Francisco de Rojas Zorrilla, Gregorio González, Lope de Vega y Tirso de Molina, entre otros. Sin embargo, una cita como la de Olmedo es mucho más que una mera exposición de su programación y este año he podido vivirlo in situ.
Es curioso que las primeras sensaciones al recorrer la localidad de Olmedo es que, menos algunas zonas y edificios con banderolas del festival, no se intuye que se esté celebrando evento alguno en sus impolutas y tranquilas calles. Y, siendo rigurosos, es así, porque el festival tiene dos únicas sedes, como son el Centro de Artes Escénicas San Pedro y la Corrala del Palacio del Caballero, y no tiene actividades fuera de ellas. Poco a poco, y según pasan las horas te vas dando cuenta que Olmedo Clásico se va dejando sentir en los pequeños detalles: hay mucho más movimiento que en otros pueblos de la zona, comer y cenar sin reserva es una odisea, todos los comercios están muy acostumbrados a atender a toda clase de visitantes, hay mareas de gente que se mueven en determinados momentos del día hacía los mismos lugares, hay una presencia significativa de personas del equipo del festival con una energía desbordante y una atención afable y proactiva… todo ello sin alterar sensiblemente, o es lo que parece, a la población local. Bien se podría decir que el festival se mueve al ritmo de Olmedo y no al contrario. Cualquier persona que se acerque al festival durante algunos días, podrá completar fácilmente la experiencia con la oferta patrimonial, gastronómica y turística de la zona, pero es algo que aquí no voy detallar, aunque os invito a consultar en otros canales.
Mi primer contacto oficial con el festival fue el acto de inauguración de las 19 Jornadas sobre teatro clásico que, además de escuchar los discursos de las autoridades de las administraciones colaboradoras, me permitieron comprobar el buen talante de Germán Vega, que forma parte, junto a Benjamín Sevilla, de la dirección colegiada que tiene el festival. Simplemente una reproducción tal cual de su intervención serviría, seguramente mucho mejor que todo este artículo, para resumir qué es Olmedo Clásico y su espíritu, pero lamentablemente para el lector no tenemos tanto espacio y tengo que justificar el sueldo. Después de escucharle, era indudable que era la mejor persona para responder algunas preguntas sobre el festival. Por suerte, entre su apretada agenda de esos días, ya que se encarga, además, de dirigir las Jornadas, pudo dedicarme unos minutos -con Benjamin resultó imposible, ya que su presencia en los montajes y desmontajes de las compañías limitaban mucho su tiempo para atender a los medios-. Así que, consciente de que la charla con Germán podría cortarse en cualquier momento, empecé preguntándole por algo que me llamaba mucho la atención y luego ahondar en otras cuestiones.

¿Por qué el festival no produce o coproduce espectáculos como hacen otros festivales de su nivel o más pequeños?
En alguna ocasión lo hemos hecho, pero no es nuestro objetivo principal por una razón importante, y es que nosotros estamos situados en el calendario en el centro de la celebración de otros muchos festivales. Era muy complicado pretender que las compañías tuvieran guardado un espectáculo para poderlo estrenar en Olmedo y no poder presentarlo en otros sitios ese año. Tampoco es que nos obsesione el concepto de estrenos en sí. Sabemos que eso se promociona mucho: «Hay tres estrenos mundiales, cinco estrenos nacionales…», pero como espectador de teatro desde hace muchos años sé que para el público es casi algo negativo porque el estreno puede tener esa emoción de ser visto por primera vez, sin embargo el espectáculo será mucho mejor según vaya rodando y haciendo funciones. No te niego, que también pesa mucho el tema económico a la hora de poder producir o estrenar propuestas. Nosotros tenemos una programación creo que muy rigurosa, muy rica en en materiales diversos, en espectáculos interesantes, pero tenemos el presupuesto que tenemos y se gasta casi todo en las compañías, una pequeña parte en las jornadas y lo que queda en el equipo.
¿Qué pesa más a la hora de seleccionar los espectáculos para la programación?
Nos interesa mucho combinar títulos conocidos con textos menos representados o inéditos. Sabemos que el público del clásico es muy amante de descubrir nuevos tesoros teatrales, pero al mismo nivel de seguir viendo representaciones y versiones de las grandes obras de los autores más importantes. Tenemos que conseguir un equilibrio todos los años en la programación. También te digo, que yo, al principio, cuando empecé a investigar, que era un poco más rebelde que ahora, pensaba, que las obras que habían trascendido eran, en parte, porque los románticos del s. XIX las habían encumbrado porque trataban cuestiones que a ellos les gustaban y que había muchas otras obras que no se habían leído tanto, o no se conocían, que también podían ser igual de buenas. Luego me di cuenta que realmente habían acertado en gran medida y que el filtro del tiempo les daba la razón, aunque de vez en cuando se pueda encontrar alguna joya. Un ejemplo es la propia obra de El Caballero de Olmedo, que no hubiera tenido la importancia que tiene ahora si Lorca no se hubiera fijado en ella y popularizado».
En muchos festivales, la figura del director o directora del mismo es casi un elemento de promoción más. En el caso de Olmedo Clásico, se optó por una dirección colegiada desde el principio y la visibilidad de las personas que estáis detrás es menor. ¿Por qué se optó por esta fórmula?
Creo que fue una idea muy buena desde el principio tener una dirección colegiada y permitió que todo funcionase mejor por los diferentes perfiles que teníamos. Estaba Fernando Urdiales (fallecido en 2010), que venía del mundo de la escena y de lo clásico; Benjamín Sevilla, que es gestor cultural; y yo que vengo del ámbito académico, aunque toda mi carrera universitaria hasta llegar a catedrático siempre ha sido pensando en el teatro. Actualmente, Benjamin es la pieza fundamental para que todo esto salga adelante ya que se encarga del aspecto más importante de todo festival, como es la gestión, luego juntos sí que hacemos la selección de títulos o llevamos el contacto con las compañías. Además, yo dirijo las jornadas, que es un apartado del festival que me encanta, ya que pueden crearse momentos como el vivido en el recital de este año. Algo que nace de una ocurrencia y de abusar de un grupo de amigos y que genera algo único que los asistentes tuvieron la fortuna de disfrutar. Ver en directo y de cerca cómo es el trabajo del actor, cómo son capaces de meterse en un texto de lleno y dar vida a un personaje en un instante, es muy especial y enriquecedor. Además, me encantó la selección de fragmentos que se hizo, mucha gente del público sería la primera vez que escucharían estas obras y eso fue gracias a la profesionalidad y calidad del grupo que participó.

Germán hace referencia a la primera actividad programada dentro de las Jornadas: Momentos inolvidables de los grandes intérpretes del clásico, un recital espléndidamente guionizado que contaba con las actuaciones Fernando Aguado (Actor. Morboria Teatro), Beatriz Argüello (Actriz. CNTC), Pepa Pedroche (Actriz. CNTC), Clara Sanchis (Actriz. CNTC). Una clase magistral de interpretación y un viaje por diferentes obras y personajes perfectamente hilados de la que todo el auditorio pudimos disfrutar. Una propuesta que contó, como en todas las propuestas programadas a las que pude asistir, con un lleno casi absoluto. Quiero destacar respecto a las jornadas que la entrada es libre, con lo que el público es muy variado: multitud de estudiantes de la Universidad de Valladolid -que colabora con el festival- que acuden a todo lo programado en las Jornadas, personas que están en Olmedo por el festival, habitantes de la localidad, profesionales de las artes escénicas… Esto conlleva que los encuentros y charlas mantengan un tono cercano y entendible. Esta edición ha contado en las difentes propuestas con participantes del nivel de Abraham Madroñal Durán (Universidad de Ginebra), Alejandro García Reidy (Universidad de Salamanca. Proyecto ASODAT), Álvaro Tato (Poeta, dramaturgo y actor. Compañía Ron Lalá), Daniel Alonso de Santos (Director teatral y actor), Duncan Wheeler (University of Leeds), Eduardo Vasco (Director del Teatro Español y Noviembre Teatro), Eva del Palacio (Directora y actriz de Morboria), Laila Ripoll (Directora de la CNTC y de Micomicón), Nuria Alkorta (Directora de la Compañía Delabarca. Profesora de la RESAD) y Pepe Viyuela (Actor y humorista), por destacar algunos nombres.
Sobre las Jornadas, su director nos contó cómo han ido evolucionando con los años: «Nosotros empezamos en el año 2006 con lo típico de una mesa en un parapeto y profesores que dictaban conferencias. Poco a poco, fuimos evolucionando hasta que me di cuenta de que debíamos cambiar. Fue cuando quitamos la mesa y pusimos un tresillo, no sé si fuimos los primeros en hacerlo porque ahora sí se hace mucho, pero entonces no se veía. Esto conllevó un forma diferente de enfocar los encuentros, con más diálogo y de una manera más espontánea. Es una fórmula que te impide llevar papeles y que realmente se dialogue, que haya interrupciones, que la propia charla te lleve a un lugar o a otro».
Este año, el festival ha acogido la presentación por parte de Correos de un sello dedicado al Festival Olmedo Clásico, el tercero de una serie dedicada a festivales de teatro que inauguró el Festival de Mérida y siguió con el de Almagro, una prueba más, nos comentaban desde la organización de la posición que ocupa actualmente el festival en el panorama nacional. Al acto acudieron, junto a Germán Vega, la alcaldesa de Olmedo, Myriam Martín Frutos y la directora de Filatelia y Relaciones Institucionales de Correos, Nuria Lera Hervás. Tendrá una tirada de 70.000 sellos y 3.000 Pliegos Premium.

Terminamos la conversación con Germán mirando hacia las próximas ediciones. ¿Qué le espera en un futuro próximo al festival?
Es fácil pensar que si algo siempre funciona, es mejor no cambiar nada. Eso me da mucho miedo, porque es la forma de que las cosas se mueran o se adormezcan. Hay que seguir pensando actividades y proyectos para que, cuando haya una inyección añadida de dinero, se puedan llevar a cabo. Olmedo tiene lugares maravillosos para albergar conferencias, clases o pequeñas propuestas que todavía no hemos utilizado. Hay un margen muy grande de crecimiento y eso es un gran aliciente, pero todo depende de las ayudas económicas y de las administraciones. Ahora mismo, tenemos que montar el festival sin saber cuánto dinero vendrá de la ayuda del INAEM o de la Diputación y es el Ayuntamiento de Olmedo el que tiene que asumir el coste si con esas ayudas no se cubre. La suerte es que contamos con un equipo excepcional y un grupo de colaboradores y voluntarios que, sin cobrar, lo dan todo por el festival. Es el secreto fundamental de Olmedo, el día que se acabe el entusiasmo de todas estas personas, no será posible sacar adelante cada edición. Por eso, nuestro principal objetivo es que la Junta adopte el festival como el Festival de Teatro Clásico de Castilla y León, nos facilitaría mucho la vida y supondría un gran salto para esta cita. Algo así como la Feria de Teatro de Ciudad Rodrigo, que es la Feria de Teatro de Castilla y León.
Por mi parte, me llevo en la maleta haber podido asistir a la representación de Guitón Onofre. El pícaro perdido, de Gregorio González. Un texto que llevado a escena por primera vez este año por Pepe Viyuela acompañado sobre el escenario por la música de Sara Águeda en directo. Sinceramente, no sé que me gustó más, volver a ver a Viyuela en su faceta más cercana al clown y al teatro gestual, aunque hay texto y muy bueno, o la ambientación sonora, canciones y efectos de Águeda que es lo que aporta el tono a esta historia sobre las azarosas andanzas de Onofre Caballero, un guitón, lo que equivale a decir pícaro, truhan o ganapán. Un personaje que despierta tanto odio como ternura, y que Viyuela, con su vis cómica, eleva ya a los altares de los grandes personajes de la dramaturgia nacional. Que nadie se quede sin descubrirle. Al día siguiente, disfruté igualmente con el encuentro, dentro de las Jornadas, con Viyuela y Águeda, y la historia que rodea esta obra y el proceso que ha llevado hasta su puesta en escena.

También, conmigo se han venido las buenas sensaciones que me dejó esa joven compañía que es Teatro a Bocajarro con un espectáculo adaptado para las Jornadas que fue El arte de ser comediante, firmado por Laura Garmo y Nacho León. Desde un enfoque contemporáneo, con mucho humor, participación del público y música en directo, rinden homenaje a los cómicos áureos haciendo una labor casi pedagógica y, por momentos, muy divertida y original.

Y, por último, una vez más, inolvidable va a ser haber disfrutado en Olmedo de Companhia do Chapitô y su montaje Rei Lear. ¿Se puede contar más con menos? Impresionante lo que hacen con el clásico de Shakespeare ayudados simplemente de un talento descomunal, unas cuantas frases y cientos de hojas de papel. En esta ocasión, con la muralla del Palacio del Caballero al fondo. ENORMES. Lástima haberme perdido el encuentro de la mañana siguiente con ellos. Ya me han comentado que fue fantástico también. Sin duda, estos momentos que comparten público y artistas posteriores a las funciones son otro de los grandes aciertos del festival.
Mucho se habrá quedado sin contar de esta edición en este artículo, pero lo fundamental es que Olmedo Clásico volverá el año que viene y que que cada persona puede encontrar la manera de disfrutarlo, hay muchas y todas válidas.