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El derecho a la justicia

Natalia Narbón: “El diálogo siempre ayuda a cicatrizar heridas”

Ella es la directora de La muerte y la doncella, el último proyecto de Por Patas Teatro.

Se trata de una adaptación del conocido texto de Ariel Dorfman, un ‘tour de force’ sobre las relaciones de poder protagonizado por Martín Brotons, Marcos Pobes y Mariajo Ramón.

La propia Natalia Narbón nos cuenta cómo es la versión que han preparado y que puede verse en La Usina.

 

Has dirigido todos los proyectos de la compañía Por Patas Teatro. ¿Cómo nace la sinergia con ellxs?

Sí, he tenido la suerte de dirigir todos los montajes de Por Patas Teatro. Nuestra sinergia surgió primero como profesora y alumnos, ya que formaban parte de la escuela dónde yo trabajaba. Terminaron su formación, decidieron juntarse para crear compañía y de ahí nació la primera propuesta: Atra Billis.

 

¿Son ellxs los que te proponen el texto o es una labor conjunta?

En este caso, sí. Son ellos los que me proponen el texto.

 

Vuestro nuevo proyecto es La muerte y la doncella, de Ariel Dorfman. ¿Por qué habéis elegido esta obra?

La compañía está formada por cuatro personas (Martín Brotons, Marcos Pobes, Mariajo Ramón y Samuel Serrano) muy diferentes en intereses y gustos teatrales. Tienen sensibilidades distintas, pero a la vez se entienden a la perfección. En este caso a dos de los actores les apetecía más profundizar y trabajar un texto dramático ya que los montajes anteriores estaban más enfocados a la comedia.

 

Aunque las ha habido, en España yo no recuerdo muchas versiones recientes, no es una obra muy representada aquí, ¿no?

Cuando empezamos a investigar sobre ello, buscando en internet vimos algunas propuestas, pero, efectivamente muy pocas.

 

El derecho a la justicia en Madrid
Natalia Narbón

 De esas versiones que hay sobre La muerte y la doncella, incluso tenemos la película de Roman Polanski. ¿Has tomado como referencia alguna de ellas?

La verdad es que no, nunca lo hago. Prefiero empezar de cero, profundizando sobre el texto y la propuesta. Me parece mucho más enriquecedor y además es una de mis motivaciones a la hora de dirigir.

 

¿Cómo has elaborado la dramaturgia y cuál es la propia visión de la obra que habéis querido aportar?

Es una obra compleja, primero por el tema que trata, y aunque esté basado en la dictadura chilena, se puede generalizar a diferentes momentos de la historia. Cómo el ser humano puede llegar a realizar acciones totalmente indeseables de manera sobrecogedora. Los personajes están muy bien construidos, lo que cada uno quiere por sus circunstancias y cómo intentan conseguirlo a pesar de todo y de todos.

 

¿Qué directrices les has dado a los tres intérpretes a la hora de trabajar sus personajes? ¿Has optado por una línea completamente naturalista?

Hemos hecho un trabajo naturalista en la construcción de personajes, desgranando muy bien lo que ocurre en cada escena. Siempre teniendo muy en cuenta los conflictos de los personajes.

 

En el dossier decís que queréis ir más allá de una simple representación textual. ¿Qué queréis decir con eso?

Sí, eso es. Queríamos contrastarlo con la puesta en escena, aunque a priori es muy naturalista, utilizamos elementos no realistas. También incorporamos momentos de movimiento escénico para aportar de una manera diferente nuevos detalles a la trama.

 

¿Cuál es el mensaje principal que hay en este texto?

El mensaje principal es mostrarnos cómo el ser humano es capaz de todo cuando tiene poder y a lo que puede llegar, incluso sorprendiéndose a sí mismo.

 

¿Los tres personajes de la obra son los trasuntos de tres de las capas sociales principales que se dan en una dictadura militar?

Efectivamente es un triángulo, que no se da el uno sin el otro. La víctima, que sufre la brutalidad de lo que supone el poder de la violencia desmesurada y las ganas de venganza ante tal situación. El verdugo henchido de poder que realiza acciones terribles sin arrepentimiento alguno. Y la tercera parte, que es directamente la política. Es el ecosistema que mueve a los dos anteriores y que usa el falso patriotismo o el supuesto bien común como medio de opresión.

 

“La necesidad de poner en palabras lo que nos pasó” dicen en la obra… Cuando aquí se plantean estas cuestiones, como recientemente se ha hecho con ETA, se alzan muchas voces en contra de ese diálogo entre víctimas y verdugos. ¿Crees que es mejor hablarlo para avanzar o enterrarlo para siempre?

El diálogo creo que siempre ayuda a cicatrizar heridas, pero es algo tan duro qué nunca podría saber qué es lo mejor, supongo que siempre hay que escuchar cada caso y a cada persona ya que tendrán una necesidad u otra en la forma de abordarlo.

 

Dorfman hablaba de la urgencia de llevar a la discusión pública un tema incómodo pero necesario. Nos habla también del texto teatral y su posterior escenificación como uno de los espacios idóneos para despertar esa discusión. ¿Es el teatro el vehículo adecuado para tratar este tipo de conflictos?

El teatro, sin duda es un espacio necesario para tratar todo tipo de conflictos y preocupaciones. Es un espacio de creación que llega al espectador de manera directa pudiendo conectar con lo que se cuenta en escena.

 

¿La venganza ayuda a curar heridas?

Es horrible, pero dramáticamente es muy interesante ver hasta dónde se puede llegar después de una situación traumática que te cambia la vida para siempre. Si no lo tratas y si no lo trabajas puede desembocar en la necesidad de vengarte.

 

 

¿Cuál sería la justicia para Paulina en este caso?

Es difícil contestar a esta pregunta, porque el personaje de Paulina tiene muchas capas, la más evidente, lo que deja ver, es que para hacer justicia tendría que vengarse de Roberto, su torturador, pero hay mucho más allá. Cuando te pasa algo tan brutal en la vida todo se desmorona y se descontrola, son muchos aspectos los que se mueven a partir de algo tan traumático.

 

Imagino que te has puesto en la piel de Paulina alguna vez… ¿Cuál sería el final que tú elegirías en La muerte y la doncella?

Sólo puedo decirte que el final elegido tiene mucho que ver con la pregunta que haces… así que no lo puedo desvelar.

 

El derecho a la justicia en Madrid

 

Eres directora, dramaturga, actriz… Imagino que enfrentas a cualquier reto de forma gustosa, pero cuando escribes, cuando partes de ti misma, ¿qué tipo de historias quieres compartir?

Cuando escribo siempre salen textos de carácter social que me preocupan personalmente. Por ello, intento aportar una visión que ayude al espectador a reflexionar sobre estos temas.

 

¿Y cómo eres como directora? ¿Cuál es tu metodología de trabajo?

Me gusta mucho la dirección de actores, dar pautas para llegar a los personajes desde una investigación previa. Los primeros ensayos siempre son de trabajo de búsqueda e investigación de personajes. Desde un trabajo físico hasta un trabajo más mental. Ver cuál es el conflicto de la obra, qué nos mueve, qué quiere conseguir el personaje en escena y qué es lo que hace para llegar a ello.

 

También eres docente, ¿cuál es la principal enseñanza que intentas dejar a tus alumnxs?

Sobretodo les digo que disfruten con el trabajo, y la escucha.

 

¿Cómo ves la escena teatral de nuestra ciudad? Pues si la comparo con tiempos pasados… creo que aquellos fueron momentos mejores.

Desde mi punto de vista, antes había un circuito alternativo muy interesante y con el tiempo se ha ido reduciendo.

 

Cuando empezaste tu camino en las Artes Escénicas, ¿imaginabas la trayectoria que estás teniendo?

Desde que empecé todo ha cambiado mucho. En ese momento había mucho teatro alternativo y yo me nutrí de ese tipo de propuestas. Me encantaba ver cómo se podía contar algo de manera diferente. Me imaginaba que iba a estar creando y haciendo teatro que es lo que más me gusta.

 

¿Quiénes eran tus referentes? ¿Quién te impulsaba para llegar donde estás ahora?

Siempre me ha gustado ver todo tipo de teatro, creo que a la hora de crear te vas quedando con lo que más conecta contigo y lo que más te hace disfrutar. Rodrigo García, Angélica Lidell, Laila Ripoll, Juan Mayorga, José Sanchís Sinisterra, compañías como Meridional, Cuarta Pared, Micomicón… hay muchísima gente que me gusta y aporta.

 

La muerte y la doncella es una obra que habla sobre la crueldad. Sin querer hacer paralelismos de forma literal, sólo metafóricos… ¿Dedicarse a las Artes Escénicas es un camino cruel?

No sé si cruel, lo que sí te puedo decir es que es muy difícil. Lo que también es cierto, es que para mí, es la profesión más bonita del mundo.

 

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