Ana Duato: "Marguerite Durás no sólo se amaba a sí misma, sino que luchaba por su libertad, su reconocimiento y su independencia"
Ana Duato protagoniza La Música, obra de Marguerite Durás, en el Teatro Infanta Isabel hasta el próximo 13 de abril. La pieza, uno de los títulos que 'la narradora del eros' escribió y dirigió trayéndonos los conflictos que la movilizaban, nos hace compartir una noche de verano en un hotel con una expareja que, tras años del más puro amor, se redescubren a sí mismos como dos completos desconocidos. Un acercamiento a la mirada de Durás del amor y el deseo en el que la actriz comparte escenario con Darío Grandinetti bajo la dirección de Magüi Mira.
¿Conocías a la autora antes de este proyecto? ¿Cuál fue tu primer contacto con su obra?
Mi primer libro suyo fue El amante, un libro que en su en su momento era casi obligatorio leértelo. Creo que no había leído nada más suyo, e incluso cuando me llegó la obra yo no sabía que Marguerite Durás había escrito teatro. Ella siempre ha sido una mujer muy controvertida e intensa, con una vida y unas condiciones incomparables. Posteriormente he leído mucho sobre ella y he descubierto más sobre su vida, tremendamente complicada y, como la obra, llena de contradicciones.
¿Cómo llega a ti el proyecto y qué es lo que más te atrae del mismo?
Bueno, que venga de la mano de Magüi Mira es garantía de que vas a hacer una obra fuera de lo normal, porque ella no es convencional. ‘La música’ se trata, además, de un texto que ella tenía guardado, digamos, para interpretar en su momento. Por lo que se juntan dos mujeres muy potentes, Marguerite y Magüi, unido a que Anne es un personaje que para una actriz es un reto. Mi personaje es una mujer profundamente humana, muy emocional, llena de contradicciones. Hay mucho que contar sobre el personaje de Anne y sobre la mujer. Y luego trabajar con Darío Grandinetti era la guinda del pastel.
¿Cuánto crees que tiene de ficción y cuánto de autobiografía La Música?
Es evidente que hay algo de ella, de su vida. Marguerite empezó a escribir esta obra en el 65 y terminó de escribirla en el 85. Le obsesionaba mucho la exploración del amor, de la pasión, ese intento desesperado de escribir la partitura imposible del amor, algo que se aprecia en todas sus obras.
El amor es un tema clave en su obra, pero ¿crees que se amaba a sí misma?
Sí. No solo se amaba, sino que luchaba por su libertad, su reconocimiento y su independencia. Era una mujer muy valiente para su época y a la que no le importaba lo que dijera la opinión pública. Luchó por su autodescubrimiento, su cambio y por su deseo de reconstruirse y ser la mujer que quería ser: independiente y, sobre todo, libre.
¿Podríamos decir que Marguerite era una mujer adelantada a su tiempo?
Sí, muy avanzada para su tiempo y estaba llena de contradicciones. Era muy vulnerable, pero muy fuerte. Ella luchaba por un mundo mejor y más igualitario para los hombres y las mujeres.
¿Cuáles han sido las premisas decisivas para ti en tu interpretación del personaje?
El proceso de ensayos es un proceso muy profundo y muy intenso, donde estás con tu corazón abierto y con todos tus sentidos alerta, guiados además por una directora como Magüi, que trabaja siempre con la vida. Bueno, yo creo que debemos trabajar todos con la verdad. Estás en una búsqueda constante del conflicto que tiene el ser humano en las relaciones más profundas, de esos vínculos humanos que te acompañan toda la vida y te hacen ser quien eres. Hay muchas cosas en el proceso de ensayos en las que inspirarte.
¿Qué tienes en común con la autora?
El respeto y la admiración a las mujeres que siento como mujer y también a la hora de sentirme poderosa e independiente.
Marguerite es conocida como “la narradora del eros”, ¿cómo se hace para transmitir esa pasión, amor y deseo sobre el escenario?
Sí, bueno, ese es el trabajo tan maravilloso que tenemos los actores, esa búsqueda de todas esas emociones que escribe Marguerite y transmitirlas al espectador. Ese trabajo de contradicciones es el que alimenta y hace crecer a los personajes.
Y, siguiendo con la pasión, ¿qué es lo que te enamoró de la Interpretación en tus inicios? Y, a día de hoy, ¿te sigue enamorando lo mismo o, como en las relaciones, ha evolucionado?
Cuando empecé a estudiar teatro me gustó mucho que se trata de una profesión que te da la capacidad de interpretar muchos personajes en profundidad, prácticamente psicoanalizas a cada personaje. Actuando puedes vivir muchas vidas, parecido a eso tan maravilloso que tiene la lectura. Aprendes muchísimo y eso es algo que me sigue pasando al día de hoy, aprendo mucho de mis personajes.
¿Falta compromiso a la hora de sentir al completo? ¿Nos da miedo?
Yo intento estar muy conectada con la vida y con los seres humanos que nos rodean, porque creo que somos nuestro gran valor: nuestra sociedad y nuestra comunidad. Me gusta ser muy consciente de que importa mucho lo que hagamos.
Marguerite decía que “Escribir no es más que hablar de sí mismo” porque, a fin de cuentas, todos estamos en el mundo de la misma manera. ¿En qué se parece escribir a interpretar?
Al final todo son historias sobre vidas presentes, pasadas o ficticias llenas de conflictos, emociones, conexiones y vínculos e inspiradas por la propia vida.
¿Qué ha sido lo más complicado de este proyecto?
Cada función tiene que tener esa misma ilusión y va a ser distinta. Cada público es diferente y recibe la obra de una manera y el reto yo creo que va a estar día a día.
¿Habías coincidido antes con Magüi Mira o Darío Grandinetti?
Sólo había coincidido con Magüi hace muchos años y es maravillosa, una mujer grandiosa y llena de verdad que como directora empatiza muy bien con el actor y sabe muy bien lo que quiere.
Una enseñanza que te lleves a casa de este proyecto o de Marguerite.
Que buscaba un mundo mejor para todos. Ese es el mejor aprendizaje que me llevo de ella.
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