Si algo tiene el mundo anglosajón es la osadía espectacular: nada detiene a políticos, actores y celebridades de todo signo de saltarse de manera reiterada las reglas del decoro imperante… y así les va. De bien, quiero decir. Otra cosa es que lo hagan sin ton ni son: al contrario, no dan puntada sin hilo. Buena prueba de ello es el espectáculo de investidura que Donald Trump performó en Washington, y que ha grabado en nuestra retina la imagen de una moqueta roja sobre la que los Village People y el inminente presidente bailaban el himno queer por excelencia. ¿Qué estaba pasando en ese escenario?

Primero, análisis de texto. La letra de YMCA invita a los hombres jóvenes a acercarse a la Young Men’s Christian Association, una asociación religiosa para jóvenes fundada en 1844 que pretendía sacarles de la calle para darles una comunidad en la que apoyarse. Es, por tanto, una canción cristiana, que anima a aquellos que estén perdidos a encontrar consuelo, comida y compañeros en las sedes de esta organización.

Ahora, análisis de subtexto. Cuando los Village People lanzan al mercado la canción, la YMCA era conocida en los años 70 por ser un lugar de encuentro entre hombres homosexuales. Fue este dato el que resultó determinante en la interpretación de la letra de YMCA, y llenó de subtexto frases como “They have everything / For you men to enjoy / You can hang out with all the boys”.

Veamos la puesta en escena. En el vídeo de 1978 aparecen seis hombres, cada uno con una vestimenta que define su origen o trabajo. Un indio americano, un albañil, un cowboy, un policía, un militar y ¿un motorista? bailan alegres mientras se muestran las diversas sedes de la YMCA. Los bailarines son de varias razas. Entendemos, por tanto, que todos los hombres jóvenes tienen cabida en la asociación, y que cuando lleguen allí podrán ser como estos bailarines… y lo que estos bailarines representan.

¿Qué ocurrió en el mitin de Donald Trump? Se repite la puesta en escena, con solo uno de los miembros originales de Village People (Victor Willis) y otros cuatro bailarines replicando los roles del vídeo. Trump parece el sexto componente del grupo original, aportando un nuevo rol: el de antisistema que ha llegado a lo más alto. El mensaje de la puesta en escena se mantiene inalterable: ven, hombre joven, aquí tienes cabida, puedes ser como ellos, como nosotros. Ven, aquí está tu casa, tendrás un plato de comida caliente y podrás tener amigos. Trump omite el subtexto y, por ende, el contexto que con ese subtexto ha creado esta canción, y le devuelve su significado original. La invitación tiene los mismos destinatarios, pero distinto destino: ya no quieren que vayas a una asociación religiosa sin ánimo de lucro que se dedica a sacar a chavales jóvenes de la calle, sino que apoyes un proyecto de país.

El último giro de guión semiótico de esta puesta en escena es completamente magistral: no hay mayor victoria que la de los significados, y con los Village People en su escenario, Trump le está lanzando también un mensaje a una comunidad a la que lleva atacando desde que se convirtió en figura pública: “tus símbolos me pertenecen”. Y eso, sin duda, agrada a esos jóvenes a los que sí está invitando a su proyecto de país. De un único plumazo, Trump expropia uno de los himnos LGTB por excelencia y lo devuelve a sus destinatarios originales.

Se avecinan tiempos difíciles para los símbolos. Tengamos cuidado con ellos.

 

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