“El teatro y la cultura son bombonas de oxígeno para la sociedad”
Como Chaplin, el gran Víctor Parrado considera que “un día sin risa es un día perdido”. Cómico, monologuista y presentador, nuestro risueño invitado se inspira en la vida misma, esa realidad que tantas veces supera a la ficción. Y, precisamente, en el escenario Víctor Parrado es El Peliculero, un baluarte de la cartelera que une séptimo arte, stand up comedy, música y buenrrollismo a raudales. ¡Corred a verlo! Pero antes… atentos a esta entrevista de cine. ¡Bienvenido a Godot!
Por Jorge Gª Palomo/@jorgegpalomo
¿Cómo se definiría Víctor Parrado a estas alturas de la película?
Un currante que sueña en grande.
¿Dónde podemos verte y reír contigo?
He estado haciendo temporada en Madrid en el Pequeño Teatro Gran Vía y el espectáculo proseguía en noviembre, pero he tenido que cancelar dado a las nuevas restricciones horarias. En Barcelona estoy actualmente en el Aquitània Teatre.
El humor para ti es…
Medicina para el alma.
El teatro y la cultura son…
¡Bombonas de oxígeno para la sociedad!
Las redes sociales son al humor…
Lo que el Tinder al amor: para pasar el rato está bien, pero nada es igual al directo.
¿Sería ‘el parradismo’ -valga la broma- un necesario y nuevo humanismo?
En absoluto. El ‘parradismo’ se nutre de algo que ya existe: la bondad y creer en las personas, aunque fallemos muchas veces. Si dejamos de creer en nosotros, no hay futuro.
¿Cómo es tu día a día, amigo? ¿Cómo creas y cómo te inspiras?
Aunque me despierto enérgico, suelo ir de menos a más. Desayuno tranquilo e intento dedicarle un tiempo a promoción, redes sociales, marca personal, etc. Si tengo programa de radio esa semana o actuación en alguna empresa, le dedico un rato a elaborar el guión, buscar información, etc. La siesta es casi obligatoria en mi vida, herencia de familia… (Risas). Y suelo ir a correr por la tarde si no tengo alguna reunión. ¡El deporte me libera de tensión! Intento cuidarme a nivel energético para estar al 100% el fin de semana, que es cuando se juntan todas las actuaciones de golpe y se requiere estar bien en todos los sentidos. Respecto a la inspiración, te diré que me viene de lo cotidiano. Observo mucho, escucho mucho y me nutro de mi entorno con sus diferentes realidades. Lo demás es ponerle ganas, tiempo y algo de gracia a la vida.
Para El Peliculero, ¿qué tipo de película sería este año 2020?
Empezó siendo Qué bello es vivir, cambió a Soy Leyenda y espero que acabe siendo La La Land.
Pese a todo… ¿vivimos buenos tiempos para el humor?
El humor, como buena medicina, es necesario cuando hay dolor: alivia, descongestiona y te ayuda a pasar los malos momentos de otra forma. Sin humor todo sería mucho más duro.
¿Qué y quiénes te hacen reír, amigo?
Me hacen reír mis amigos de toda la vida, los que me conocen de verdad. También es cierto que suelo ser una persona risueña y busco el humor cada día en mil situaciones. Me hace reír en sí misma la realidad y la actitud que adopta la gente respecto a esa realidad. Solo hay que darse una vuelta por las redes para darte cuenta de que a veces la realidad supera la ficción. (Risas). ¿De dónde crees que sacamos los monólogos?
Conceptos unidos a ti, Víctor… Tipo test de respuestas muy breves.
¿Cómo fue tu primera vez… en escena?
Desde bien pequeñito siempre he hecho actuaciones amateurs, me he disfrazado, he imitado, etc. No recuerdo cuándo fue la primera vez, pero siendo ya muy joven imitaba a Michael Jackson o hacía de presentador de concursos en la EGB. Como cómico semiprofesional, mi primera actuación fue en la cafetería de mi prima Pilar, en Santa Coloma, arropado por los míos. Jugaba en casa, con lo que me sentí a gusto, a pesar de los nervios. El escenario nunca ha sido algo ajeno a mí. De hecho, la mayoría de veces los nervios se me pasan justo al subir. ¿Curioso, no?
Un momento inolvidable o una anécdota fuera de los escenarios…
El día que le pude dedicar la actuación a mi padre, que acababa de fallecer el día anterior. La actuación más especial y emotiva, sin duda. Siempre está presente, pero aquél día más.
Un teatro o lugar para reír a carcajadas. De Madrid o el mundo entero.
Para reír a carcajadas cualquier sitio es bueno (quizás un tanatorio algo menos). Pero como teatro me quedo con varios: el Teatro Raval porque fue el primer teatro que me dio la oportunidad en Barcelona, con la Sala Pepe Rubianes del Teatro Capitol por lo emblemático que era tanto el teatro como la figura del gran Pepe y, finalmente, con el Teatro Pequeño Gran Vía porque ha sido el primero que he pisado en Madrid con una temporada completa de El Peliculero.
Una película o varias para sentirnos bien en épocas convulsas.
La Vida es Bella, Forrest Gump, La Historia Interminable y Mary Poppins. Para ponerte las pilas, la primera de Rocky… (Risas).
Algo que me haya olvidado y te parezca ignominioso que se me olvide…
Jajajá… ¡No! La entrevista está genial y ha sido como tenía que ser. Al final, lo importante siempre es ser honesto con uno mismo y con el resto y compartir lo que sabes, sientes o conoces con las demás personas. Esta entrevista me ha permitido expresar muchas cosas de mí. Solo por eso mereció la pena y me siento altamente agradecido. La vida es solo eso: compartir.
Un mensaje a los lectores de Godot y teatreros del mundo, amantes de la cultura, el sexo salvaje, los peliculeros y los espectáculos más osados…
Desde aquí agradeceros el espacio y el tiempo que me habéis dedicado para compartir píldoras de mi vida y de mi persona. Al final, las personas somos mucho más parecidas de lo que pensamos, ¿verdad? Nos juntamos por afinidad, nos movemos por emociones y queremos estar bien y que los nuestros también lo estén. Yo diría a toda esa gente que va al teatro y que ama la cultura que no deje de hacerlo jamás. Sin ellos, nuestro trabajo no tiene razón de ser. ¡Ojalá supieran lo felices que nos hacen con sus risas, sus sonrisas y su energía! Queremos seguir devolviendo tanto a las personas, porque todos formamos parte de lo mismo, porque juntos somos más fuertes y podemos llegar más lejos. Y porque ya lo decía Chaplin: «un día sin risa es un día perdido». Gracias de corazón por tanto. ¡Os espero en el teatro!
¡Mil gracias, Víctor! ¡Viva la comedia! ¡Motor, acción!
