El 7 de junio de 2024 el circo conseguía un hito histórico: Contra todo pronóstico el circo era recogido por la ley de enseñanzas artísticas.
Cuando le contamos esto a alguien que le gusta, conoce o vive cerca del circo, se le abren los ojos como platos y se pregunta:
«Ah, pero… ¿El circo no era una enseñanza artística?»
«Ah, y… ¿Qué supone esto a partir de ahora?»
No, Antonio, se conoce que el circo no es cultura, no es educación y no es deporte… me pregunto yo si será automoción..
Y cuando dices esto, la gente suele reaccionar de dos maneras:
«¡Como que no sois nada!»
«Ya… es que el circo no se aprende… ¡se nace siendo artista!»
Debemos hacer una reflexión de cómo hemos llegado a este punto:
Todo el mundo tiene en la cabeza el circo como aquello que iba de pueblo en pueblo y una vez al año aparecía, con sus autocaravanas, con sus camiones, con sus payasos y sus acróbatas. Pero la realidad es que en los años 80 la cosa empezó a ser diferente. En los años 80 y 90 era fácil encontrar en los parques o en los semáforos a gente con mazas, con pelotas, con diablos… gente que se juntaba a jugar solo por el simple hecho de juntarse y se pasaba la tarde jugando y lanzando objetos al aire.

La verdad es que en aquella época no existían redes sociales y a pesar de que escuelas como Carampa, Rogelio Rivel o Oreka ya existían, no era fácil encontrar el camino a estas escuelas, así que aprender las técnicas de malabares, equilibrios, aéreos o acrobacia pasaba por empeñarse y luchar contra viento y marea. Lo más fácil era ir a un parque y tener la suerte de encontrarte a gente que se enganchase como tú a “todas estas frikadas”.
Es cierto que era complicado juntarse y así fue como llegaron los encuentros de malabaristas, que hasta la década de los 2000 principios de los 2010 eran tan característicos, con mucho malabar, bastante equilibrio, pero menos acrobacia y menos aéreos.
Y a la vez que esto empezaron a surgir las asociaciones de malabaristas, que comenzaron a hacer pasacalles de circo (no tan habituales hasta entonces), espectáculos estáticos de calle sin carpas y empezaron las primeras clases aquí y allá de técnicas concretas en pabellones, centros sociales o casas okupas.
Hacia principios del 2010, para que engañarnos, quienes llevábamos años viviendo el circo ya éramos, como decirlo… no viejos pero si adultos. La mayoría empezaba a ver que sus años de hazañas circenses iban pasando y que necesitaban algo más estable y menos exigente físicamente, y es así, como empiezan a instalarse, aquí y allá, en las ciudades, en los pueblos, escuelas de circo dentro de polideportivos, pabellones, colegios o casas de cultura, que, aunque trabajan con mucha calidad, no pretenden convertirse en enseñanzas superiores, pero si pretenden transmitir su conocimiento y sobre todo su amor por el circo.
Y es así, como el estudiar en una escuela superior de circo se convierte, para muchas personas, en una opción más real y más cercana.

Las artes escénicas empiezan a estar bien vistas y las técnicas de circo se meten con fuerza en festivales, en musicales, en fiestas populares, en teatros… atrayendo a un nuevo público, que disfruta más de la hibridación de técnicas y que aprecia las artes como una suma de conocimientos.
Y así, con cada vez más escuelas socio educativas, más escuelas de grado medio y más escuelas superiores llega el debate marcado por la Lomloe de las enseñanzas artísticas y la aprobación del estatuto del artista. A estas alturas, nadie puede obviar que el circo ha llegado para quedarse y nadie puede omitir que el sector pide un reconocimiento equiparable a otros países del entorno.
Tras mucho hablar, debatir, argumentar, demostrar y sudar (sobre todo sudar), contra todo pronóstico y muy por la escuadra (tanto, que el circo se incluye en la ley en la votación del senado), los representantes políticos entienden que una ley de enseñanzas artísticas que no incluya a la tercera pata de las artes escénicas ya nace obsoleta. Curiosamente, todos los grupos en sus intervenciones subrayan la importancia de la entrada de las enseñanzas circenses en la ley, y hay un acuerdo explícito de que es un avance social, no solo para el sector.
Cierto es que a partir de ese punto, todos los partidos políticos ven la necesidad de poner en marcha las enseñanzas circenses, ya que como habíamos constatado, había unidad sectorial, había demanda y había interés por las Comunidades Autónomas.
Y el sector, que parece desestructurado e informal, se pone la camiseta de currar y enseña lo que de verdad es. por que si algo nos ha enseñado el circo es disciplina, organización y trabajo, se pone manos a la obra, y durante todo este proceso viene trabajando en diferentes líneas de trabajo:
- Un itinerario formativo circense completo, que se estructure desde la base, donde el circo esté contemplado desde la educación infantil y primaria hasta los masters y postgrados.
- Unos perfiles profesionales que recojan todas las necesidades sectoriales.
- Unas titulaciones oficiales que sirvan para dotar a las profesionales de los mismos derechos igualando nuestro sector a cualquier otro.
En breve será momento de debatir con las instituciones, de seguir llegando a acuerdos y de oficializar todo por lo que llevamos trabajando años, y el sector está preparado. Por que este nuestro sector, que muchas veces se mal menciona para representar el desastre o la irresponsabilidad, que parece que vive en el desequilibrio y el riesgo, es un sector que quien lo conoce bien, sabe que trata más de trabajo constante, sacrificio y autosuperación. Y que además, es un sector, que si le dejan va a sacar lo mejor de sí, para regalárselo a la sociedad.