"Es interesante que el público vea cómo se construye el encuentro entre ambos y que nada ocurre de manera premeditada"
Cierto día, Amalia Fernández y Juan Carlos Lérida, destacadas figuras de la escena alrededor del cuerpo, se encontraron en una sala y empezaron a componer. Sin premeditación ni expectativas. Con la palabra, el cuerpo y el presente como móvil. La conexión fue inmediata, única. Y los próximos días 5, 6 7, 12, 13 y 14 de junio nos invitan a su práctica (y a comprobarlo) en el Teatro Pradillo para que disfrutemos con Te miro y me veo.
De Te miro y me veo, se dice que es una “investigación abierta al público” (se puede leer en la web del Teatro Pradillo). Y, sin duda, lo es y lo seguirá siendo cuando se comparta con los espectadores. Pero sobre todo resulta un encuentro. El de Amalia Fernández (Granada, 1970) y Juan Carlos Lérida (Alemania, 1971, y a partir de los 3 años en Sevilla), destacados artistas de la escena menos ortodoxa alrededor del cuerpo. Cuentan los dos creadores por vídeo llamada a tres, que trabajar juntos ha resultado algo simbiótico. Una especie de telepatía escénica que siguen intentando descubrir cómo y por qué sucede. Ocurrió durante el proyecto Neti Neti de Amalia Fernández en el que se reúne con creadoras diferentes durante tres o cuatro días para “bailar y hablar, bailar hablando y hablar bailando”. Durante el desarrollo de esta práctica en 2024 en La Caldera, auspiciado por su director Javier Cuevas, Lérida se interesó por formar parte y Amalia le abrió las puertas. Vino entonces la magia, el adivinarse y, sobre todo, la complicidad y la escucha. Dos habilidades o estados entre Fernández y Lérida que se propagan por esta charla desde que se lanza la primera pregunta sobre aquel primer encuentro. El resultado que aquí se cuenta, bien podría ser un aledaño a la práctica de Te miro y me veo, en esta ocasión por el formato de vídeo llamada, con el cuerpo en reposo.
Amalia Fernández: El encuentro con Juan Carlos fue una sensación muy clara sobre una química poco usual. Un encuentro poco común. Así que surgió la idea de seguir tirando del hilo. Hace un ratito hemos hablado para preparar esta charla contigo y comentábamos la diferencia entre improvisar y componer. Componer implica conciencia compositiva, que se están teniendo en cuenta unos parámetros de tiempo, ritmo y espacio. Pero también se da el instinto compositivo. Todo eso se produce entre nosotros en escena. Es muy mágico y muy bomba. Por ejemplo, yo estaba desarrollando algo y de repente Juan Carlos lo recogía desde un lugar que parecía una proyección de mi propia mente. Y a él le pasaba igual. Nos mirábamos y decíamos “esto es raro y muy chulo, deberíamos hacer algo más”, pero ninguno se encontraba en el momento de arrancar un proyecto juntos. Así que nos decidimos a intentar provocar otro contexto para encontrarnos y componer en tiempo real.
Juan Carlos Lérida: Yo nunca he estado en estos ámbitos de artistas que yo veía que súper modernos, intelectuales, de las artes vivas… nunca había estado ahí. Pero estando como artista residente en La Caldera, se empiezan a mover otras relaciones y Javi Cuevas, director del espacio, me habla de este proyecto de Amalia. Pensé, cómo me gustaría estar ahí. Coincidimos en una reunión y Amalia cuenta el proyecto, entonces le digo que me encantaría participar. Entonces Javi Cuevas lo hizo posible. Yo conocía un proyecto de Amalia en el que la rítmica tenía mucho que ver y que me sedujo casi sin saberlo. Y ahora, por ejemplo, escuchándola, me vuelve a pasar; es como yo si yo pudiese estar bailando mientras ella habla. Tengo la sensación de que mi movimiento y su palabra están conectados. Y creo que desde fuera, viéndolo, saldrían chispas de comprensión sobre algo muy sencillo. Amalia es muy sencilla.
Amalia Fernández: Juan Carlos, eres la primera persona que me dice que soy sencilla. Pero si yo me tengo por un amasijo… Creo que lo que para ti es sencilla para mí es directa. Ese acceso popular que hay sobre mi trabajo y que me hace muy feliz.
Juan Carlos Lérida: Sí, yo creo que hablando no soy tan popular, soy algo más complejo, pero bailando… pim pam fuego, y ahí se da una conexión con esa sencillez tuya de la que hablo.
Amalia Fernández: Hay muchas conexiones. Pero todavía no entiendo del todo qué es eso tan bomba que pasa. Y el seguir juntándonos y practicar la cosa compositiva del instante es para terminar de entender en qué consiste esto tan excepcional. Hay algo a nivel instinto de lo que pasa entre los dos que mola mucho. No sé si él ve lo que yo estoy viendo, supongo que no, pero yo abro un hueco y él lo ve y entra. Lo que nos apetece con estas presentaciones con las que Pradillo nos ha dado carta blanca, es seguir explorando para entenderlo, porque en la medida en que lo entendemos podremos llevarlo más lejos. En la presentación pública que hicimos de aquellos días trabajando en La Caldera partimos de la palabra ‘transición’. Juan Carlos la había estado desarrollando en su solo Cher, estrenado el 4 de abril en el Mercat de les Flors. Entendemos las transiciones como un lugar de paso y pusimos la lupa ahí. Pero qué pasa si sostienes eso que se está agotando. Qué ocurre cuando estiras eso que parecía un final. Y creo que seguir explorando conceptos que sirvan como llave para el encuentro será la dinámica. Bueno, esto lo digo yo pensando que estarás de acuerdo, Juan Carlos.
Juan Carlos Lérida: Habrá como una posición en el espacio, un lugar de arranque, de en medio o final, que quizá se repita. Porque al componer hay algo que se queda en el recuerdo y lo vas usando para impulsarte. No creo que la improvisación de algo que sea siempre diferente pueda ser real. Sobre todo cuando trabajas con otra persona.
Por aterrizar esto un poco. Digamos que soy una de las espectadoras que se acercarán a Pradillo a ver Te miro y me veo. Llego, entro y me siento. ¿Me siento?
Amalia Fernández: No lo sabemos.
Juan Carlos Lérida: Ahora me imagino al público sentado, pero puede cambiar.
Lo que está fijado es que habrá palabra y movimiento. ¿Música también?
Juan Carlos Lérida: Probablemente, será un enganche para seguir trabajando. En un encuentro Amalia puso música y como somos rítmicos me puse a cantar.
Amalia Fernández: Somos los dos muy cantarines, así que habrá música. Es interesante que el público vea cómo se construye el encuentro y que nada ocurre de manera premeditada.
Juan Carlos Lérida: Tiene ese carácter. La palabra de una persona y el movimiento de otro. Y al revés, aunque ya ves en esta entrevista que yo hablo poco. Para el público será un encuentro de reflexiones y movimientos.
Amalia Fernández: Se trata de compartir un concepto que puede empezar desde al palabra y acabar con el movimiento, o al revés. Y los dos nos seguimos la pista muy bien. Se trata de apoyarnos en una especie de comunión que hay entre los dos. En nuestro primer encuentro empezamos a hacer listas de lo que somos y lo que no somos y nos vinimos a llamar ‘rítmicos naturales’. Porque el ritmo no es lo mismo que el compás. Esto se lo copio a Juan Carlos. El ritmo es una cosa viva, algo que los dos tenemos de forma natural.
¿Y creéis que en esa conexión tiene algo que ver la cosa geográfica, que los dos nacisteis en el sur?
Juan Carlos Lérida: Yo creo que hay algo de eso.
Amalia Fernández: Yo creo que no.
Juan Carlos Lérida: ¿Tú piensas que no?
Amalia Fernández: Yo pienso que no porque he trabajado con gente del sur con la que no me ha pasado esto.
Juan Carlos Lérida: Yo me siento en confianza para hacer una parte de mi flamenco que a veces no hago porque creo que no se me va a entender. Hay cierta cosa que con el acento y la manera de hablar se activa.
Amalia Fernández: Yo veo que el hecho de que tu matriz sea el flamenco, Juan Carlos, da un sentido del tiempo y de la musicalidad. Y puede que sea un ingrediente de esa conexión, pero hay más cosas.
¿Tal vez la capacidad de escucha?
Amalia Fernández: Pues mira, eso es. Es que Juan Carlos tiene mucha escucha. Ve lo que está pasando y por esos huecos que se abren él entra. Y a mí también me pasa. Es una manera de construir algo que no está en ti pero pasa por ti. Una vez Idoia Zabaleta me dijo: “Amalia, tú eres una interconectora”. Y cuando estoy en una situación colectiva estoy entendiendo el entramado de lo que está pasando. De alguna manera, la situación me dice lo que tengo que hacer o dónde me puedo colocar. En estos encuentros prima una confianza en decir: “no estamos aquí produciendo algo que tiene que funcionar o entretener, estamos asumiendo un riesgo, que también asume el público”. Y tenemos que abrirnos mucho. Tú me hablabas de fe, Juan Carlos.
Juan Carlos Lérida: Sí, yo hablaba de la fe. Cuando hice el libro de Flamenco Empírico hice un cuadrante y aparecía la palabra FE, sus iniciales. Y es algo que se me activa desde lo artístico, esa confianza en la vida, en lo que sucede en el momento, aunque no me guste mucho lo que veo. Pero hay un momento en el que confluyen cosas en el espacio. El hecho de estar ahí con el público, me activa una actitud de la vida. Cuando te conectas con la fe en lo artístico, en esta conexión que tengo con Amalia, entiendo la vida mucho mejor. Incluso cuando la escucho ahora llegando a lugares a los que he llegado también, como una respiración. Como si fuese respondiendo a cosas que yo me he preguntado.
Amalia Fernández: Sí, y se trata de lo que es, no de lo que pueda parecer. No me interesa lo que algo parezca. Esto va del viaje que se propone, de un diálogo con esa fe.
Juan Carlos Lérida: A mí lo que parezca algo me da exactamente igual.
¿Y en qué momento artístico estáis por separado?
Juan Carlos Lérida: Yo estoy en la invisibilidad, después de haber estrenado Cher en el Mercat. Con ganas de mostrarla, pero también cansado de la logística escénica en muchos sentidos. Necesito hacer un nuevo hogar y que lo nuevo esté más envuelto en la fe.
Amalia Fernández: Yo, con mucha dificultad intentando girar Solala, proyecto que comenzó en 2022. Mi deseo es girarla porque me gusta mucho, pero hay tantas cosas en el mercado y tan poca exhibición.
Con las cosas que hago, me siento feliz, estoy orgullosa porque he llegado a lugares que tienen sentido. Lo que no tiene sentido es poder conseguir una mínima cobertura para exponerlo. Es la parte más triste. Por lo demás, me siento satisfecha.
Revista GODOT es una revista independiente especializada en información sobre artes escénicas de Madrid, gratuita y que se distribuye en espacios escénicos, además de otros puntos de interés turístico y de ocio de la capital.