Los Teatros del Canal acogerán en la Sala Negra la nueva producción de Colectivo Fango: La espera. El final de una (inesperada) trilogía junto a F.O.M.O. y Tribu desde donde han explorado nuestra identidad como individuos y como sociedad a través del pasado, presente y futuro.
Charlamos con Camilo Vásquez, director de la compañía, y hacemos un recorrido por lo que ha sido, hasta el momento, la trayectoria de este colectivo que ha decidido cerrar esta etapa con una apuesta enfocada en el juego, apoyándose en elementos lúdicos para hablarnos del individuo, convirtiendo a sus cinco intérpretes, Ángela Boix, Fabia Castro, Trigo Gómez, Rafuska Marks y Manuel Minaya, en avatares de una especie de videojuego en el que deberán superar diferentes fases como parte de esa espera en la que se hallan. ¿Esperar a qué? ¡Quién sabe! Evidentemente, nosotros, teniendo el nombre que tenemos, entendemos lo que significa vivir en esa espera.
¿Qué pasa mientras esperamos que pase algo?
Camilo, tus primeros pasos en la dirección teatral vienen dados a través del teatro documental: Transrealidades, Periodo de reflexión… Una evolución bastante lógica para la aparición de Colectivo Fango, pero ¿de dónde te viene el gusto por la experimentación con los diferentes lenguajes escénicos?
En realidad, mi primera incursión en la dirección fue antes. Lo primero que hice fue Leche una obra que surgió porque tres actrices –La Compañía Yo, erótica– me convocaron para tener una visión externa y al final terminé asumiendo la dirección. Te cuento esto porque tiene mucho más que ver con Colectivo Fango en cuanto a la estética y la investigación que Transrealidades o Periodo de reflexión. Realmente si tengo que ser honesto, creo que lo que estoy contando e investigando ahora es algo que tenía en mente desde mucho antes.
Lleváis desde el 2017 recorriendo espacios escénicos de nuestra ciudad, desde El Umbral de Primavera, pasando por el María Guerrero o Cuarta Pared, hasta recalar ahora en Canal, además de haber participado en festivales internacionales, e incluso haceros recientemente con el premio al Mejor Espectáculo del Festival CENIT de Sevilla, pero ¿de dónde surge Colectivo Fango?
Fango nació de un momento de mucho conflicto. Las obras de las que me hablas tuvieron mucho éxito en La casa de la portera y La pensión de las pulgas, creía que eso me llevaría a habitar otros espacios, pero no pasó; fue mucha decepción y me quedé estancado, pero tomé la decisión de seguir creando y recuperar el deseo que se había apagado, así que llamé a mis amigos y amigas y creamos este espacio en el que no existe la presión del tiempo para crear. Era muy importante tener tiempo para escucharnos, improvisar y no buscar resultados.
¿Cómo definirías la idea de la compañía?
Es mi espacio de creación, mi familia artística. Un lugar donde me siento muy seguro para hacer lo que yo quiera. No es una compañía al uso, nos tomamos el tiempo para escucharnos y plantear nuestros deseos artísticos. A partir de ahí damos forma a todo.
La espera cierra la trilogía iniciada con F.O.M.O. y que tuvo su continuidad con Tribu. Pasado, presente y, ahora, futuro.
Es una trilogía que tiene que ver con la búsqueda y la identidad. Tiene que ver con la esencia del Colectivo Fango. De repente me topé con unas citas de San Agustín que hablaban del tiempo y vinculaba cada momento temporal con la memoria (pasado), la contemplación (presente) y la espera (futuro). Me identifiqué con Tribu en la búsqueda de la memoria y la contemplación con F.O.M.O. y me decidí a cerrarlo con La espera.
La espera… Un título que viene que ni pintado para esta época que estamos viviendo.
Increíble, con el confinamiento se resignificó todo. No puede ser nada más acorde con todo lo que estamos pasando, con esta incertidumbre. Todo el tema del confinamiento, el tener que trabajar de manera individual, el tener que reunirte a distancia y demás, potenció mucho más la idea.
En la descripción del espectáculo, habláis de los cinco intérpretes como cinco islas, ¿después de haber experimentado la colectividad de Tribu, ¿volvemos a las historias más individuales que ya pudimos encontrar en F.O.M.O.?
Mucho más individual. Vuelve a ser una creación colectiva bajo la coordinación de Sergio Martínez-Vila, pero sí, son cinco personas que deciden, en un futuro muy cercano, elegir su propio avatar, yo lo llamo “el acto de vestirse”, y jugar cinco roles –Los actores se transforman, en una chamana, una miss-samurái, una diva del show-business, un político de la nueva era y un guía espiritual-musical que contarán con características muy particulares, armas secretas e incluso un número de vidas– Con esos roles deben superar diferentes pruebas, ¡incluso hay Karaoke!, pero no quiero desvelar mucho. Hay juego, una competición, no saben por qué, pero están buscando, en una especie de limbo.
¿Y qué puedes contarnos de lo que verá el espectador en escena?
Tenemos un espacio muy limpio, pulcro, de sala de espera. Es una especie de aislamiento en un espacio blanco. Es el futuro que queremos contar, bueno, es más la espera del futuro. ¿Qué pasa mientras esperamos que pase algo? ¿Cómo llenamos ese tiempo? Cada personaje tiene una línea de trabajo, cada rol va a estar buscando la fe, probando distintas opciones. Es un rollo videojuego.
Hablas de juego, de roles extravagantes, ¿con La espera probáis suerte en terrenos más cercanos a la comedia?
Venimos de mucha tralla y, después de pasar lo que estamos pasando, con toda esta nueva era, había un deseo de estar bien y pasarlo lo mejor posible, de disfrutar. ¡Espero que la gente se ría! Nosotros nos lo estamos pasando muy bien. Sobre todo, había un deseo de ser lúdicos. ¡Nos sale el ‘punkismo’ por todos lados! (Ríe).
¡Saldríamos defraudados si no fuera así!
¡No nos queda otro, somos así! Es uno de los signos de Colectivo Fango. Podríamos decir que hemos conseguido la mejor versión nuestra.
Antes hablabas que lo bueno de Fango es poder tener tiempo para crear, pero en realidad sois una compañía de actividad frenética. Nacisteis en el 2017 y en el transcurso de estos tres años y medio, habéis producido cuatro espectáculos. Mientras estabais con F.O.M.O. ya existía la idea de Tribu, cuando ya os pusisteis con ella, apareció La espera y, mientras la creabais, se os coló por el medio Limbo para el Festival de Otoño. ¡Se os van solapando los espectáculos!
(Risas) Lo de Limbo fue diferente, es la primera vez que nos juntamos para una convocatoria y hacer una obra de teatro. Nuestras tres obras nacieron de nuestro imaginario, Limbo también, pero desde una convocatoria. En medio del confinamiento seguíamos encontrándonos por Zoom hablando, apoyándonos, haciendo trabajo de investigación con La espera, y surgió la convocatoria del Festival de Otoño. Estábamos trabajando confinados y el concepto de limbo estaba muy presente. Fue un proyecto pensado en muy poco tiempo y nos eligieron.
Encontrarse con dos producciones en paralelo supongo que es todo un reto.
¡Fue complicada la agenda! Desde septiembre estamos con lío (Ríe). Fue una buena experiencia, muy dura, por estar acostumbrados a otros tiempos, pero nos adaptamos y porque somos unos kamikazes. Pero es un lío lindo. Ha sido un poco raro, de abril a octubre solo fueron encuentros por Zoom, luego lo levantamos en doce sesiones. Fue un viaje muy especial. Conejero tuvo una idea muy buena.
¿Limbo se podrá volver a ver?
No tengo idea de cómo, ni cuándo, ni dónde, pero como me llamo Camilo que se va a volver a ver (Risas) con lo que ha costado levantarla se tiene que volver a ver. Es una obra más del repertorio de Fango.
Con la actividad que gastáis, ¿qué será lo próximo de Colectivo Fango?
No ha habido tiempo de pensar en qué será lo siguiente. En cuanto terminemos en Canal con La espera, nos marchamos a Málaga con Tribu, después necesito parar y vender las obras. Tenemos cuatro obras que quiero vender, me apetece que la gente las vea. Canal es un subidón, pero son solo cinco funciones. Las exhibiciones son muy cortas. Me sigue pareciendo triste no poder tener más exhibición; evidentemente esta temporada es más complicada. Por suerte, ahora con la coproducción de Canal hay todo un aparato que te apoya para poder estrenar; pero estaría muy bien encontrar los caminos para recibir esos apoyos en la exhibición porque si no, es como que se corta.