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El ya ex co-director de los Teatros del Canal llega con la primera de las dos piezas suyas que tiene programadas esta temporada en este teatro. Es además estreno absoluto y llega con la destilación de una de las piezas claves en la obra de Chéjov, Tío Vania. Elenco reducido a cuatro actores, pero qué cuatro actores, ojo: Ariadna Gil, Luis Bermejo, Irene Escolar y Gonzalo Cunill. La producción (en la que junto a Teatros del Canal está también el festival Temporada Alta) tiene como dramaturgista a Lola Blasco (no hay muchos directores españoles que usen esta figura del dramaturgista, tan arraigada en Centroeuropa, pero Àlex Rigola siempre cuenta con alguien que hace estas labores) y es un proyecto centrado en la búsqueda de una verdad escénica dramatúrgica y actoral para llegar a la esencia del autor ruso mediante el juego. Una propuesta íntima donde intérpretes y espectadores compartirán espacio y melancolía.
Pero, ¿por qué Vania y por qué así? En palabras de Rigola: “Tiempos oscuros y de desengaño para el ciudadano. Todo lo que ayer se proyectaba como futuro ha quedado despojado por una realidad que sólo deja entrever desilusión y tristeza. Un siglo después, el texto de Chéjov nos permite reflexionar sobre la pérdida de rumbo como si hasta ahora no hubiéramos aprendido nada”. Una visión trágica del mundo contemporáneo donde sus protagonistas descubren que la vida no es como se la habían imaginado. Creo que esta sensación es más común de lo que parece en estos tiempos críticos que estamos viviendo al comienzo del siglo XXI. A.V.
