Foto: Danilo Moroni y Juan Carlos Toledo
A veces nuestra atracción se mueve desbocada detrás de algo o alguien que nos destruye; que nos rompe y que nos corrompe, pero inevitablemente nos sacia. Alguna vez nos hemos sentido atados a algo que saca lo peor de nosotros. Quizás porque en algún momento logró sacar a flote la parte más bella. ¿Nos enganchamos a ese minúsculo instante de belleza, de felicidad plena?
La señorita Julia de August Strindberg presenta a dos personajes de una animalidad desbocada; bestias, instintivos y con ganas de huir. ¿Y si sólo uno puede sobrevivir? La ley del más fuerte, tal vez. ¿El más fuerte es el rico o el más fuerte es el hombre?