Fotos: Virginia Rota
Toná es una propuesta escénica que se aleja de narrativas convencionales y ofrece al espectador a una experiencia poética, plástica e intuitiva. En la pieza, los cuerpos y los objetos (el vestuario, los elementos escénicos) son atravesados por lo invisible (la música, el movimiento) y agitados hasta la extenuación: un exceso de vida que acaba por agotarlos y devolverlos a lo inerte.
Con el título provisional de La carne, la caída, el pasado mes de noviembre se estrenó en el Centro Pompidou Málaga la semilla de este proyecto a la manera de laboratorio creativo compartido por tres malagueñas residentes en Madrid de proyección significativa: la bailarina y coreógrafa Luz Arcas, directora de la compañía La Phármaco; la fotógrafa Virginia Rota, colaboradora de La Phármaco desde sus inicios e implicada igualmente en otros proyectos escénicos; y la violinista y compositora Luz Prado, con la que Arcas ya había colaborado en su pieza La domesticación.